jueves, 12 de agosto de 2010

Tarimas


LAS TARIMAS DE LA CLANDESTINIDAD
Publicado en El Sol de Toluca, 06 julio 2006



Un inspector de Probosque fue recientemente asesinado por taladores clandestinos en Xalatlaco. Él iba desarmado, ellos iban armados hasta los dientes.
Nos preguntamos porqué hay bandas armadas que talan bosques y la respuesta está en que hay un mercado negro que las alienta. Alguien compra esa madera clandestina y en mi opinión, los compradores son quienes se dedican a rentar cimbra de madera. Veamos por qué.
La manera más común de construir en México se realiza a base a “colados” de concreto armado hechos a mano y a pie de obra. La autoconstrucción se lleva a cabo, así, de a poquito, sin asesoría profesional de arquitecto alguno y ante la impotencia del escaso personal de Desarrollo Urbano de los municipios, personal que ha crecido en medio de esa práctica casera y que no se rebela contra ella.
Los “colados” (¿de dónde vendrá esa palabra?) se impusieron por sobre toda la gama de técnicas vernáculas tradicionales y la monotonía de sus losas planas acabó con la alegría de los techos de tejas. La madera que antes se usaba en forma estructural en techos y entrepisos, sufrió entonces un gran desprecio y se comenzó a usar sólo como molde para el concreto.
Hubo una época en que se pusieron de moda los “cascarones” delgaditos -allá por los años 50- para los cuales era necesario talar un bosque entero a fin de dar forma a la cimbra. Pero en la autoconstrucción actual se ha llegado a cierto grado de estandarización: se usan tarimas de madera que son módulos de 50 centímetros por un metro. Sin embargo, después de unos cuantos colados, esa madera queda inutilizada y acaba en el fuego de los comales de los albañiles quienes además de llenarse los pulmones todos los días con el polvo de mortero, yeso, cal y cemento, inhalan también los humos del aceite quemado y de las rebabas de las mezclas adheridas a la triste madera.
Los camiones que vemos todos los días cargados con madera clandestina se reconocen fácilmente no sólo por no contar con la placa de ley sino por llevar anchos troncos cortados a 2.50 metros, es decir, al tamaño del ancho del camión que es el mismo que el largo de los polines usados para soportar las tarimas. Cualquier maderero lo sabe: de un tronco grueso se pueden sacar largas vigas capaces de soportar estructuras portantes o algunas preciosas hualdras dignas de una mansión. Un buen tronco puede dar lugar a un techo de lujo destinado a cobijar a muchas generaciones de una familia. En cambio, un gran tronco rebanado a cada dos cincuenta sólo sirve para unas cuantas cimbras. Las madererías, que tienen dirección fiscal, son negocios establecidos, dan facturas y tramitan permisos de la Forestal cuando transportan troncos enteros. En cambio, reto al cualquiera a que me presente una factura por la renta de una cimbra de tarimas de madera.
Rentar cimbras de madera es un negocio clandestino, el que alimenta la tala. Quienes autoconstruyen no piden facturas con IVA desglosado y además garantizan el barril sin fondo del que renta porque echan a perder mucha madera. Así, rentar cimbra es un gran negocio, donde se cobra el desperdicio constante de madera recortada y el deterioro de las piezas y entonces... a seguir talando.
Autoconstruir con concreto armado provoca la tala clandestina. Construir en madera, por el contrario, lleva a cuidar los bosques porque se utiliza la madera para siempre, no en forma efímera como en el caso de las cimbras.
Una buena casa de madera está destinada a durar varias generaciones y a dar gran calidad de vida a sus moradores. Porque se requiere más madera para cimbrar una losa plana que para hacer un entrepiso de madera, como antaño, porque el entrepiso no necesita puntales, ni echa a perder las piezas.
La Conafor (Comisión Nacional Forestal) ha lanzado el Segundo Concurso de Diseño para Viviendas con Madera. Lo promueven también el Conapo (Consejo Nacional de la Madera en la Construcción) y el Infonavit. El fallo del jurado será el 8 de septiembre. En zonas cálidas y frías la madera es la gran opción dado que es mucho más aislante que el concreto o sus derivados como el tabicón o el block. Los materiales con cemento carecen de propiedades de aislamiento térmico y acústico y llegan a transpirar, es decir, a humedecerse por condensación lo que provoca el clásico síndrome del edificio “enfermo” que acaba por dar lugar a alergias y sinusitis en el morador.
Construir con madera conlleva un manejo racional de los bosques, el cuidado de plagas y mantiene buenos estándares de calidad. Por el contrario, construir con concreto sobre cimbra de madera, alienta el comercio clandestino y la tala que es la constante y criminal destrucción de los bosques. Aquel guardabosque no murió por nada. Él protegía el bosque: pero a él ¿quién lo protegía? ¿Qué herramientas –de comunicación, de alarma, de defensa– había puesto a su disposición el Estado que lo contrató?

Pero, como en el caso de los ambulantes y en el de los narcotraficantes, mientras haya quien compre ... la culpa de la clandestinidad y del consiguiente crimen organizado recae más en la sociedad que lo favorece que en las autoridades que se ven rebasadas por ese malsano contubernio.

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