miércoles, 5 de abril de 2017

ARQUITECTURA DE SEXO GENÉRICO

Susana Bianconi
Publicado en CAMBIO del Estado de México #142, marzo 2017


Sufrimos la arquitectura del siglo XX en los sanitarios. Hoy, en el XXI, la arquitectura debe adecuarse a la tendencia de no segregar ni estigmatizar, ni hacer sentir mal a nadie a la hora de usar un sanitario público.
Ya se han emitido documentos de identidad donde el sexo es genérico. Lo propio hay que hacer con los baños. Aunque los edificios son estructuras pesadas, no hay nada más pesado que la estructura mental que se niega a remodelar las instalaciones. Y la cosa es fácil como veremos adelante.
Veamos. ¿Por qué este problema no existe en los aviones y sí en los aeropuertos? Porque el avión es un diseño evolucionado y la arquitectura en cambio se ha quedado anclada en el pasado. En un avión no existe el problema, no hay letreros de varones ni mujeres en las puertas de los sanitarios. Uno usa el que está desocupado y listo. Igual debería hacerse en cada edificio que alberga público en general, como escuelas, auditorios, oficinas, etc.
Una cadena de restaurantes ha resuelto al menos el caso de los minusválidos: en lugar de instalar un espacio grande y adaptado a la silla de ruedas en cada sanitario segregado por género, ha instalado uno neutro al medio; medida muy inteligente ya que si alguien necesita ayuda dentro del baño, puede que la obtenga de su acompañante que no siempre es de su mismo sexo.
En cambio, en el siglo pasado, la idea de los sanitarios era bastante absurda. Por ejemplo, en el campus de la UNAM, diseñado y construido en los 50, los sanitarios son una larga batería de muebles, donde, mientras son aseados, se inutilizan todos, porque el trabajador cruza las escobas en la entrada. La opción entonces para quien necesite refrescarse es caminar casi un kilómetro a la siguiente batería de muebles de baño. Absurdo.
La solución es hacer baños de avión en cada edificio nuevo, es decir, cada excusado con su lavabo en un mismo cubículo. Que lo use quien lo necesite, sin importar su género ni preferencia sexual. Ahora bien, la adaptación de los espacios ya existentes pasa renovar los espacios con esta nueva concepción, lo que los volverá más prácticos y amigables, más limpios y eficientes. Las instalaciones hidráulicas y sanitarias ahí están, es cosa de hacer cubículos unisex.
Se volverán anacrónicos los íconos del varoncito y la mujercita en azul y en su lugar aparecerá un solo signo genérico, quizás WC, donde el excusado y el lavabo sean una unidad. Así la arquitectura habrá resuelto un problema que ella misma provocó cuando quiso separar cromosomáticamente las instalaciones sanitarias.
La diversidad requiere soluciones simples, donde se tiren abajo las concepciones prejuiciosas y anacrónicas, como la que nos ocupa. Y hablando de ocupar, quizás la puerta de cada sanitario sólo tenga el semáforo verde y rojo de libre/ocupado.