jueves, 8 de noviembre de 2012

INAH 1

Destellos de cinco siglos


Arquitectura e Historia del Estado de México
EL COLEGIO MEXIQUENSE A.C.

INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA

2006


EL SIGLO XX

Susana Bianconi


LA REVOLUCIÓN

LA RECONSTRUCCIÓN. EL ART DECÒ

EL NACIONALISMO

EL MURALISMO

EL FUNCIONALISMO

LOS ANACRONISMOS

LAS DEMOLICIONES Y LIBERACIONES

LA INDUSTRIALIZACIÓN

LA INFLUENCIA DEL SUBURBIO ESTADOUNIDENSE

EL PAISAJISMO

LAS CONSTRUCCIONES DE INTERÉS SOCIAL

LA ARQUITECTURA FORMAL.

RECICLAJES

LA AUTOCONSTRUCCIÓN (Arquitectura popular)

EL POSMODERNISMO (El kitsch y la cultura del narco)

LAS VANGUARDIAS


 

El siglo XX vio crecer la población del país de 10 a 97 millones de habitantes.

El Estado de México atrajo, durante este período, a gran número de inmigrantes que se asentaron principalmente en torno a la capital de la República, en los llamados Municipios conurbados a la Ciudad de México y su población alcanzó en el año 2000 los 13 millones de habitantes, siendo urbana el 82% de ella 1. La irrupción del automóvil en la vida cotidiana introdujo cambios en los partidos arquitectónicos tradicionales y las leyes que en materia de Asentamientos Humanos se aprobaron en el Estado de México en 1976 2 llevaron - quizás sin que ésa fuera la intención- a la demolición de inmuebles céntricos para alojar playas de estacionamiento y cumplir así con las nuevas normas de la ley.

El hecho geográfico de la cercanía del Estado de México a la gran capital del país, donde ejercen su profesión los más famosos arquitectos de México y donde se erogan las mayores inversiones en construcción, dejan al Estado de México en una situación desventajosa que contrasta por su pobreza edilicia con la Ciudad de México.


LA REVOLUCIÓN



Así como durante el Porfiriato se hicieron grandes obras eclécticas sobre las demoliciones de otras tantas grandes obras barrocas 3, el siglo XX construyó encima de obras no catalogadas ni valoradas debido a su reciente factura. Confiados a la tutela del INBA, valiosos inmuebles de provincia del siglo XX no gozaron del cuidado de la institución y fueron vendidos “como terreno” para facilitar su desaparición.

Cuando la Revolución Mexicana estalla en 1910, las estaciones ferroviarias, efervescentes de soldados y soldaderas, apenas estaban recién inauguradas. La de Toluca 4 daba vida a toda una zona de la ciudad, que hoy (2000) está vacía, desmoronada y barrida por el viento. Las estaciones ferroviarias más interesantes y valiosas que aún sobreviven al tiempo y al desmantelamiento de Nacionales de México son: la de El Oro, (pueblo minero que tuvo su auge en el Porfiriato) de estilo inglés y las de Teotenango y Lerma, estas últimas en piedra y de buena factura. Las tres permanecen abandonadas en la actualidad y podrían convertirse en inmuebles vivos con muy poca intervención.

Algunas haciendas fueron escenarios de batallas entre Federales y Zapatistas como la de La Gavia que perdió la primera planta de un ala y que nunca fue reconstruida sino que en lugar de los salones destruidos se levantaron (alrededor de 1950) unos muy peculiares arcos revestidos de azulejo talavera, en lo que se antoja una intervención caprichosa y anacrónica 5.

El abandono sobrevino a muchas haciendas de familias ricas y a sus casonas urbanas que fueron transformándose en vecindades del primero al quinto patio. La suerte final de muchas de ellas fue la demolición para convertirse en playas de estacionamiento.



EL ART DECO.



Las corrientes geometrizantes que llegan a México desde el extranjero junto con el cine mudo desarrollan su nueva estética en edificios de nuevo género. Ixtapan de la Sal se convierte en el primer centro turístico de la entidad, su avenida de acceso al balneario flanqueada con pérgolas (reminiscentes a las del Parque México del D.F.) y sembrada de jacarandas, puede considerarse una gran obra de paisaje, pionera en su tipo.

Cuando se incendia el Mercado Hidalgo de Toluca en 1934 6, se inicia la construcción del Cine Teatro Coliseo, de sencillas formas geométricas, diseñado por el Arq. Vicente Mendiola 7; el cine como sitio de reunión, se convierte en un lugar querido por el público, que sufre cuando es finalmente demolido insensiblemente en 1980. Toluca cuenta con unas cuantas casas habitación de fino diseño Decò en el primer cuadro de la ciudad y a lo largo de la actual calle Constituyentes. Las reminiscencias Nouveau, sin embargo, irán desapareciendo con lentitud y compartiendo eclécticamente cenefas, mosaicos y rosetones de yeso en los plafones.

El Monumento al Maestro de Asúnsolo y Mendiola ubicado en una esquina del antiguo Instituto Científico y Literario (hoy edificio central de Rectoría de la Universidad Autónoma del Estado de México) es la mejor pieza escultórica del período. Fue levantado en 1928 para conmemorar el centenario del Instituto y a pesar de una desastrosa limpieza abrasiva que ha sufrido en años recientes, su impacto estético es alto, sus partes constitutivas son de proporciones elegantes y su ubicación ochavada es típica de la geometrización imperante en el gusto de los jóvenes artistas que lo realizaron.

El último exponente monumental de este período lo constituye el Monumento a los Niños Héroes de Toluca, realizado por el arquitecto Vicente Mendiola al pié del Cerro de Coatepec en 1957 8. Lamentablemente en 1993 el monumento fue trasladado al camellón central de una gran avenida donde ha perdido escala y contenido.

Con las tendencias estéticas decò de ritmo, repeticiones geométricas y frialdad de materiales, se construyen casas habitación y centros escolares como el Miguel Alemán del arquitecto Harmodio del Valle Arizpe entre 1946 y 1950 9.



EL NACIONALISMO


Convive con el Decò la arquitectura de corte Nacionalista, que es la expresión nativa de esa misma corriente estética. Las mejores obras de esta tendencia se dan en las escuelas primarias de la capital del Estado, como la Justo Sierra (hoy Conservatorio) y la Lázaro Cárdenas, (Av. Hidalgo y Pino Suárez) ornamentadas con grandes esculturas de la escuela mexicana alusivas a las virtudes cívicas.
El Monumento a la Bandera de Toluca levantado en 1940 contiene todos los elementos característicos de esta tendencia plástica de fuerte sentido nacionalista “Esta obra representa la llegada de la tecnología del concreto a Toluca y al estado de México y por mucho tiempo representó la estructura más alta y el símbolo de la ciudad” 10.

La escuela mexicana de escultura trabaja figuras humanas geometrizadas, la piedra se redondea sin perder su solidez y parece la materialización de un cuadro de Ferdinand Legèr con alegorías nacionalistas: la patria, la madre, la sabiduría.



EL MURALISMO



El Estado de México tiene una joya del Movimiento Muralista Mexicano en la Universidad de Chapingo, cerca de Texcoco. En la antigua capilla Diego Rivera pintó espléndidos murales honrando la madre tierra y la fertilidad y utilizando como modelos a sus amigas Nahui-Ollín, Tina Modotti y Lupe Marín. El conjunto es particularmente armónico y amoroso y puede visitarse libremente.

En contraste, la Universidad Autónoma del Estado de México, en Toluca, tiene un mural en las escaleras principales del edificio de Rectoría, pintado por Genaro Silva cuando la segunda generación de muralistas prolongaba el movimiento. Muchos otros murales, aún de menor valía, pintados en la Ciudad Universitaria a partir de 1964, corrieron peor suerte y hoy están desaparecidos o decaídos naturalmente.



EL FUNCIONALISMO



Las Torres de Satélite 11, monumento urbano de grandes proporciones que señalan al ajetreado automovilista su paso desde la Ciudad de México hacia el Estado de México, son obra de los grandes maestros Luis Barragán y Mathías Goeritz y fueron realizadas en 1957. Ellas constituyen un hito en la estética del siglo XX mexicano y figuran en antologías del minimalismo internacional.

La escuela Miguel Alemán, en Toluca, es un excelente edificio funcionalista. Fue construido en 1950, en líneas puras, cuidada distribución de espacios y adecuada inserción en la traza urbana. Su proporciones recuerdan las obras de Frank Lloyd Wright y ha sabido llevar con mucha elegancia el paso del tiempo.

A pesar de estos ejemplos, la regla de los edificios funcionalistas en el Estado de México fue de una mediocridad que raya en indiferencia. En 1959 se construye un largo y grotesco edificio a espaldas de la Universidad Autónoma, en Toluca, que albergaba entonces la escuela Preparatoria No1 y que sobrevive aún, a pesar de su degradante aspecto, usado como oficinas universitarias. Poco más tarde, la Preparatoria No1 tendrá su propia sede en un edificio típicamente funcionalista, diseñado por el arquitecto Augusto Pérez Palacios (autor también del estadio universitario de la UNAM y del estadio del Cerro de Coatepec en Toluca). Este edificio, austero e insensible, ha logrado hacer tiritar de frío a muchas generaciones de jóvenes preparatorianos desde los 60 hasta el presente.

Debemos mencionar, sin duda una obra peculiar construida en territorio estatal, a las puertas de la Ciudad de México: el Toreo de Cuatro Caminos. Así la describe el doctor en ingeniería Horacio Ramírez de Alba:

“Es una estructura espacial en forma de casquete esférico a base de elementos rectos colocados en sentido meridianos y paralelos. El Ing. Alberto J. Flores, gran educador y profesional de la ingeniería estructural, diseñó esta estructura con base en la teoría y métodos desarrollados por él mismo. .. En la época que se desarrolló esta estructura (1966-1970) no se contaba con el auxilio de las computadoras para la realización de los complejos cálculos que son requeridos….El claro total del domo es de 138 metros.”12



LOS ANACRONISMOS



En 1968 la ciudad de Toluca sufrió grandes cambios. La decisión oficial fue la de remodelar el zócalo, costumbre arraigada entre las autoridades municipales del estado, quienes siempre arremeten con obra pública en el corazón de sus pueblos y ciudades, de tal suerte que los “centros históricos” son un gran muestrario de materiales de construcción y de estilos arquitectónicos en edificios intervenidos trimestralmente. Las capillas e iglesias corren igual suerte, a manos de sacerdotes carentes de conocimientos de Historia del Arte y renuentes a contratar especialistas.

La Plaza de los Mártires de Toluca (donde fueron ejecutados los insurgentes de 1810) adquirió tintes barrocos en tiempos en que México era sede de los Juegos Olímpicos. Así, mientras la capital del país veía surgir el Estadio Azteca y el Palacio de los Deportes, la capital del estado, veía demoler la Biblioteca Central (de corte decò) para dar paso al Palacio de Gobierno, diseñado por Vicente Mendiola, de tezontle y chiluca en estilo colonial mexicano. Con estos mismos materiales se recubrieron las fachadas decimonónicas de Ramón Rodríguez Arangoity del Palacio Municipal y del Palacio de Justicia. La Catedral, que venía lentamente alzándose de sus cimientos según diseño de Ramón Rodríguez Arangoity, (la maqueta de este elegante diseño puede ser admirada en la sala VI del Museo de Bellas Artes de Toluca), también sufrió la remodelación del Arq. Mendiola quien le agregó un par de campanarios, inexistentes en el diseño original, y una cúpula michelangelosa en lugar de la cúpula de gratas proporciones de Rodríguez Arangoity.

Estos anacronismos fueron imitados en varios municipios estatales donde la arquitectura original ha quedado oculta bajo intervenciones arbitrarias y añadidos desproporcionados, el caso más reciente y patético es el de la Iglesia de Temascaltepec, convertida en 1999 en una caricatura arquitectónica.

En los últimos años de la década de los noventa, se construyeron gran número de Ministerios Públicos a lo largo de todo el estado, en un inconcebible estilo re-neo-colonial mexicano; todos ellos bajitos, amanerados y decadentes.



LAS DEMOLICIONES Y LIBERACIONES



Durante la década de los 60 los arquitectos educados en el funcionalismo salieron a escena a demoler lo “antiguo” para construir lo “moderno”. Todos ellos eran egresados de la UNAM, no habiendo aún en el estado escuela alguna de arquitectura.

Walter Gropius, Le Corbusier, Mies van der Rohe y Frank Lloyd Wtight eran los ejemplos a seguir 13, ninguna ley ni ninguna tendencia de entonces valoró las construcciones domésticas y cívicas que se demolían y afectaban sin remordimientos, considerándose al adobe como un material “deleznable”. La cirugía mayor se efectuó en la capital del estado, Toluca, donde su centro histórico, (básicamente compuesto de edificios diseñados por el legendario Ramón Rodríguez Arangoity), fue severamente alterado: la Biblioteca Central demolida; la “Casa de los Animales” y el Palacio Legislativo desbaratados piedra por piedra; la Catedral –en proceso de construcción- desfigurada; el Mercado de las Flores desaparecido y los árboles del zócalo talados. Ante esta actitud oficial, los particulares de Toluca, y de todo el estado se dejaron llevar, alentados por los jóvenes arquitectos, por sus ansias de modernidad y funcionalismo, arremetiendo contra el patrimonio construido por sus mayores.

Conforme se llevaba a cabo esta hecatombe en el centro de Toluca, surge el primero de los arquitectos que ejerce el rescate y la restauración: Víctor Manuel Villegas, amigo íntimo del presidente López Mateos. A él se debe la liberación del Baptisterio del Convento Franciscano de Toluca (totalmente desaparecido) conocido en la actualidad como Capilla Excenta y que funcionaba entonces como bodega-archivo de la Legislatura local 14. También efectuó la liberación de la Iglesia de la Santa Veracruz, (a un costado de la anterior), que estaba rodeada por construcciones verdaderamente oprobiosas. El arquitecto Víctor Manuel Villegas creará, poco tiempo después, la primera Maestría en Restauración en la Universidad de Guanajuato.



LA INDUSTRIALIZACIÓN



Los corredores industriales trajeron al estado a buen número de empresas extranjeras que desarrollaron diseños estandarizados para procesos productivos. Sin embargo hubo gratas excepciones como la empresa Bacardí que contrató al Arq. Félix Candela, inventor de los cascarones de concreto armado, para su planta de embotellado en Cuautitlán Izcalli, empresa que había sido diseñada por el arquitecto germano-estadounidense Mies van der Rohe entre 1957 y 1961.

El corredor industrial Toluca-Lerma dio oportunidad al joven arquitecto Ricardo Legorreta y al diseñador Mathías Goeritz de realizar audaces obras en la planta Automex entre 1963 y 1969 15. En ella se utilizó también la técnica en boga entonces de los cascarones de concreto armado y se hicieron un par de estructuras como paraguas de las cuales sólo una queda en pié. Cabe señalar que el gran plástico Mathís Goeritz realizó en una de las plazas de tezontle rojo del Paseo Tollocan, la obra escultórica “estrellas” que aún se conserva. Peor suerte corrió su obra monumental del acceso a la planta Automex, dado que fue demolida en 1990 cuando la empresa Barcel adquiere esas instalaciones 16.

Otros cascarones fueron realizados por el arquitecto Jorge González Reyna en 1962 para la empresa Bayer; y cuatro audaces “paraguas” se construyeron en la cervecería Cuauhtémoc-Moctezuma entre 1966 y 1969 a cargo del arquitecto Enrique Padilla Negrete Martínez. Esta cervecería sufrió una elegante intervención en 1998 en su planta de “cocimiento” que da al Paseo Tollocan una fachada de audaz contemporaneidad.

A finales del siglo XX, las más audaces estructuras industriales, que son a la vez conmovedoramente gráciles e imponentes, son las realizadas por el grupo Geométrica y figurarán seguramente en el futuro como las más elegantes estructuras industriales. El Estado de México no cuenta lamentablemente aún con una nave de éstas 17.


LA INFLUENCIA DEL SUBURBIO ESTADOUNIDENSE



Dada la condición de dormitorio que han tenido las áreas habitacionales del Estado de México que rodean a la capital del país, surgieron los fraccionamientos como figuras urbanas nuevas, en lugar de las conocidas colonias, de períodos anteriores. En estos fraccionamientos exclusivamente residenciales, donde no se admiten otros usos de suelo, las clases medias acomodadas desarrollaron una arquitectura híbrida, mono materializada en concreto armado, con entrepisos cada vez más bajos, de escasos 2.20 metros, confiriendo a estos arrabales el poco elegante aspecto de pretensiosas mediocridades, donde sólo brillan excepcionalmente una que otra obra aislada.

Ciudad Satélite en Naucalpan, concebida como un apéndice de la gran capital, es el ejemplo paradigmático. La traza de sus calles rompe con la tradición hispana de la retícula y se desenvuelve como tallarines serpenteantes. La moda prospera y el laberinto se reproduce en conjuntos habitacionales oficiales, donde el Infonavit reproduce, a escala menuda, el trazo epiléptico que los modernos urbanistas van a estudiar en la Universidad del Sur de California.

Toluca no se queda atrás y se autoriza en Metepec el Fraccionamiento San Carlos, verdadero forúnculo urbano, rodeado de primitivas paredes que encierran el ostentoso mal gusto de la clase política mexiquense. Así, bardeados, comienzan a aparecer los condominios, figura urbana peculiar 18, donde un máximo de 60 viviendas se encierran sobre sí mismas dando la espalda a la ciudad. Las urbes, entonces, son las grandes perdedoras en esta involución a los feudos medievales. Se pierden los camellones, las amplias banquetas, se impide el libre tránsito y la vida urbana se reduce al enclaustramiento donde la calle es sólo de los vehículos, no de los peatones.

Las reformas del Artículo 27 Constitucional que se realizaron en 1991, ha destruido la figura del Ejido, permitiéndose su venta y cambio de uso de suelo, de ejidal y comunal a pequeña propiedad. A partir de entonces se han regularizado miles de viviendas irregulares y cientos de trazos de callejones inconcebibles, que constituirán un fuerte dolor de cabeza para el ordenamiento urbano futuro.


EL PAISAJISMO



El Estado de México tiene en el Paseo Tollocan la obra más importante de paisajismo de los 70s. Ha sido la pionera de otras muchas; pero por la acertada elección de especies vegetales, por su perfecto trazo y por su nulo mantenimiento, es una obra ejemplar que conmueve al visitante y que relaja a quien la transita. Cuando en 1973 se ensancha esta vía que corre paralela a las vías del ferrocarril y que sigue el ineludible trazo del antiguo camino real que une Lerma con Toluca, se plantan miles de sauces llorones (que evocan el agua del mermado río Lerma), cientos de chopos traídos desde Chalco 19 antes de la explosión urbanizadora de la zona este del estado. Se arreglan en zig-zag elegantes “colas de zorro” a lo largo de cuatro kilómetros (mismas que ya fueron eliminadas), oscuros juníperos se siembran en el amplio camellón central para evitar los encandilamientos. Cerca de Toluca, en el carril antiguo, se elevan aún, centenarios sauces blancos y uno que otro fresno. El conjunto forma un parque de 10 kilómetros de largo que soporta dos audaces grupos escultóricos diseñados por el Arq. Pedro Ramírez Vázquez – autor de todo el proyecto vial -, en tezontle rojo y que constituyen formas de escultura urbana vanguardista, las que, a diferencia de las ubicadas a lo largo de la Ruta de la Amistad de Periférico sur, mantienen a la fecha su escala y su impacto al vértigo de la velocidad desde las que son contempladas.

En el ámbito privado destaca la Hacienda Don Catarino. “A sólo cuarenta y cinco minutos de la ciudad de México, un denso bosque de cedros (cupressus ilusitanica ‘Knightiana’) rodea esta propiedad de 18 hectáreas creada por uno de los más conocidos empresarios mexicanos. Ya adentro el bosque cede el lugar a un hermoso paisaje de prados, lagos y sauces que lloran a lo largo de un arroyo. Sólo la presencia de dos golfistas nos indica que en la mansión hay un campo de golf de 9 hoyos (dos horas más tarde, todavía están ahí los jugadores inmóviles, trompe l’oeil tridimensional creado por el escultor Seward Johnson)” 20.

En 1993 se crea en Malinalco un exclusivo fraccionamiento con club de golf donde intervienen grandes figuras como el Arq. Sordo Madaleno hijo en la casa club, y donde el diseño de paisaje corre a cargo de los arquitectos Mario Shejtnan y José Luis Pérez. La moda de los “juppies” (como se conoce a la alta jerarquía empresarial) por los campos de golf, ha hecho proliferar en el estado esta modalidad de grupos residenciales en torno a los “greens”, alterando las características naturales del paisaje e introduciendo peligrosos pesticidas y herbicidas y consumiendo cantidades desproporcionadas de agua, lo que ha sumido a las áreas vecinas en zonas de aridez provocada. Los grandes arquitectos mexicanos (Mestre, Norten, Legorreta etc) tienen en Los Encinos (Ocoyoacac), El Santuario (Valle de Bravo), y otros fraccionamientos semejantes, obras habitacionales de buena factura, en lo que nos atrveríamos a llamar un estilo racionalista-vernáculo.



PAISAJE URBANO



El Estado de México se caracteriza por tener muchos pueblos atractivos inmersos en paisajes diferentes, los propios del altiplano como Jilotepec, Metepec, Tenango y Aculco; los mineros como El Oro y Villa de Allende; los de alta montaña como Ayapango , Amecameca y Coatepec Harinas; los tropicales como Malinalco, Tenancingo, Ixtapan de la Sal, Valle de Bravo y Temascaltepec – por sólo citar algunos. Casi todos ellos experimentaron durante el gobierno de Carlos Hank González una blanqueada a la cal que uniformó la variedad y que aún perdura en muchos sitios por encima del color mexicano local. A cargo de este plan blanqueador estuvo el arquitecto Francisco Artigas y hay quienes aún recuerdan “lo limpios” que se veían los pueblos entonces.

Como contracorriente, durante los 90, el plan de la SEDESOL (Secretaría de Desarrollo Social) de “100 Ciudades Medias” otorgó recursos a Toluca y a Metepec, para desarrollar mejoramientos de la imagen urbana. Estos recursos fueron destinados a mejorar el estado de las fachadas existentes y a pintarlas de fuertes y alegres colores. Por extensión muchos otros pueblos han alentado la utilización de color en las fachadas de sus centros, con resultados diversos. En Jocotitlán, la arquitecta Valeria Prieto estuvo a cargo del diseño, junto con sus estudiantes de la Universidad Autónoma de México en un logrado trabajo. Malinalco y Donato Guerra son casos menos afortunados pero no menos coloridos.



LAS CONSTRUCCIONES DE INTERÉS SOCIAL



El crecimiento poblacional del Estado de México estuvo siempre alentado por la oferta de vivienda para trabajadores del Estado y para obreros en general. Cuautitlán Izcalli se crea como una nueva ciudad en 1972 y es la excepción a la regla de los asentamientos irregulares. Diseñada por el Arq. Roque González, su traza de amplias avenidas demarcan áreas habitacionales e industriales. En Cuautitlán la institución oficial INFONAVIT construyó edificios de hasta 5 niveles, existiendo también algunos otros de 10 niveles, atípicos en esta entidad, caracterizada siempre por el crecimiento horizontal.

La construcción de vivienda para los asalariados se caracterizó en el Estado de México por el desarrollo de áreas urbanas de diseño vial caótico, entes federales como AURIS e INFONAVIT dieron los fondos para construir viviendas a empresas constructoras de dudosa reputación, cuando no verdaderas empresas fantasmas. La consecuencia ha sido la mala calidad de la construcción y la nula calidad del diseño integral de estos conjuntos habitacionales. Muchos de ellos son ya tierra de nadie, habiendo sido abandonados por sus compradores originales. La renta y la ocupación ilegal de estos inmuebles componen un panorama degradado y desolador de las zonas proletarias.

“El gobierno federal comenzó a intervenir en el financiamiento de habitación en 1925 con el Programa de créditos para empleados federales, que en 1934, facultó al D.D.F. para la construcción de viviendas para empleados de bajos ingresos. Cuando en 1943 se creó el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), éste también comenzó a financiar programas habitacionales para derechohabientes y en 1947, Banco Nacional de Obras (BANOBRAS), intensificó sus tareas dirigidas a los sectores medios y bajos. Pero las investigaciones sobre los principales problemas relacionados con la vivienda no comenzaron sino hasta 1954, con la creación del Instituto Nacional de la Vivienda.

“La reforma de 1962 a la Ley general de instituciones de crédito y organizaciones auxiliares posibilitó la creación, por medio del Banco de México, del fondo de operación y descuento bancario de la vivienda (Fovi) y del Fondo de garantía y apoyo a los créditos para la vivienda (Foga); se estableció por primera vez un significativo flujo de créditos destinados a la vivienda de interés social.

“En 1972, el Estado instrumentó un novedoso programa para el financiamiento de la vivienda: Infonavit, Fovissste y Fovimi, con antecedentes en la Constitución de 1917 y en la Ley federal del trabajo (1931), que establecían la obligación de los patrones a proporcionar viviendas a sus trabajadores, misma que fue reglamentada en ese año al reformar el artículo 123 constitucional, así como la mencionada ley.” 21

La superficie habitable de estas viviendas de “interés social” fue disminuyendo a partir de los años 60, para reducirse en el 90, a sólo 42 metros cuadrados en la modalidad de dúplex, es decir, una casa abajo y otra arriba con una fachada de 3.10 metros de frente. Paradójicamente estas viviendas se otorgan en preferencia al trabajador que tiene más hijos, en lugar de beneficiar a las familias responsables que tienen uno o dos hijos. Surgen luego los apoyos para la autoconstrucción de “pies de casa” de 26 metros cuadrados por familia.

En la década de los 90, el Estado decide dejar de ser el agente directo en estas construcciones y sólo se auto impone la tarea de promover la vivienda y es así como surgen grupos poderosos de constructores profesionales con capacidad para construir 30 casas diarias de concreto armado, frías cajas de resonancia de la especulación inmobiliaria.


LA ARQUITECTURA FORMAL



Fuera del ámbito habitacional, los gobiernos Federal y Estatal, construyeron obra civil de relevancia hasta los años 80, fecha en que la economía nacional entra en una crisis sostenida.

Las instituciones de salud como el Seguro Social construyen en Toluca una buena obra del Arq. Teodoro González de León. Levantado en 1962, su buena factura lo ha llevado a conservarse de una pieza, es conocido actualmente como el Seguro Viejo ya que el Seguro Nuevo es construido en 1975 en el esquema de los grandes hospitales de Enrique Yáñez. El ISSEMYM, por su parte, cuenta con una clínica diseñada por el arquitecto Gallo en 1968 frente a la Alameda. De este mismo arquitecto, originario de Guadalajara, es el diseño del Teatro Morelos de Toluca que se realiza con una estructura vanguardista, la tridilosa patentada por ingeniero Heberto Castillo. También de Gallo es la Normal de Isidro Favela, (construida donde estuvo el antiguo Hospital General de Toluca, semejante en su partido panóptico a Lecumberri) que contó con una audaz estructura espacial de aluminio y madera que fue luego sustituida por losa de concreto armado.

En 1984 el ISSEMYM realiza un edificio de oficinas de 13 niveles diseñado por el arquitecto toluqueño Francisco Martínez Peñaloza, el que fue por muchos años el edificio más alto de Toluca.

La terminal de autobuses de Toluca, utiliza también la tridilosa. Sin mayor valor arquitectónico, vino a sustituir a la terminal demolida en el centro de la ciudad que había sido diseñada por el arquitecto Adolfo Monroy Cárdenas. También del arquitecto Monroy y también construido con tridilosa es el banco Agrícola Ganadero, ahora Santander Mexicano de Av. Independencia 102 en Toluca. Construido en 1968 en el más puro estilo racionalista, ha sufrido recientemente una remodelación que altera la osada capacidad estructural que cubre su claro de más de 20 metros sin apoyos intermedios. El arquitecto Monroy, prolífico en una época en que había pocos arquitectos titulados trabajando en el Estado de México, fue el primer director de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma del Estado de México en 1964 22. Usando la técnica de los cascarones de concreto Monroy realizó los laboratorios de la facultad de Ingeniería en Toluca, así como la audaz Parroquia de la Divina Providencia de González y Pichardo en Toluca 23.

En materia educativa, el Instituto para la construcción de escuelas (CAPFSE) adoptó un módulo de aulas diseñado por Pedro Ramírez Vázquez y lo reprodujo por todo el territorio nacional. Nuestro estado se pobló de hileras de aulas que jamás llegaron a constituir escuelas en el concepto global: en general han carecido de vestíbulos de distribución, de salones de actos, de accesos jerarquizados. Primitivas plantaciones de edificios con pasillos a la intemperie han sido los ámbitos educativos de las generaciones de la segunda mitad del siglo XX. Grandes planchas de cemento, constituyen sus corazones yermos; monotonía y pobreza espacial ha sido la característica del sector de educación pública, donde largos e inútiles pasillos angostos son dejados como áreas verdes entre las construcciones y las bardas perimetrales. Algunas instituciones privadas han proliferado en este ámbito, construyendo modelos estandarizados en Estados Unidos llegando a llamar primer piso a la planta baja, en un nuevo colonialismo que tampoco recupera, la tradición del claustro mexicano de siglos anteriores.


RECICLAJES


La conservación del patrimonio construido tiene una corta historia en el Estado de México. En su capital, apenas a finales de los 80 se inician obras de rescate entre las que destacan la de la ex hacienda de La Pila, convertida en el Centro Cultural Mexiquense donde, bajo la dirección general del arquitecto Pedro Ramírez Vázquez se construyen nuevas instalaciones en torno al casco antiguo de la hacienda (hoy Museo de Culturas Populares) y se recicla una estructura joven, construida inicialmente para albergar un planetario y que ahora exhibe la colección de Arte Moderno. El pintor Luis Nishisawa realizó grandes obras murales y escultóricas para el complejo, destacando su “petatillo” de cantera y su mural de cerámica en la Biblioteca Central. Los edificios construidos ad hoc para albergar esta biblioteca y el Museo de Antropología son, lamentablemente, de factura descuidada.

Después de lograr salvar de la manía demoledora imperante en los años 70 al Mercado 16 de Septiembre, del centro de Toluca; esta magnífica construcción estilo Victoriana, iniciada en 1909, pasó a convertirse en 1978 en un Jardín botánico sui-generis, debido a que las amplias superficies vidriadas de esta elegante nave fueron trabajadas con vitrales diseñados por el pintor Leopoldo Flores. Cientos de metros cuadrados de emplomados culminan en la majestuosa imagen del hombre en rojo y de la mujer en azul. Así la dualidad día –noche, cielo- tierra y masculino- femenino, gobiernan este recinto único en el mundo y tan original, que es punto de visita obligado de todo visitante extranjero. A diferencia de las catedrales góticas, en este sitio de techumbre translúcida los vitrales pueden llegar a apreciarse también desde el exterior.

A principios de los 90, bajo la gubernatura de Ignacio Pichardo Pagaza, tres grandes casonas céntricas son adecuadas para albergar los Museos José Ma. Velasco, Antonio Felipe Gutiérrez y Luis Nishisawa 24. Estas adecuaciones estuvieron a cargo de la sensible mano del arquitecto museógrafo Antonio Latapí, quien con gran creatividad convirtió a los desahuciados inmuebles en ámbitos llenos de vida y belleza. En Otumba, el arquitecto Latapí adecuó la Presidencia Municipal dentro de un edificio que iba a ser demolido y crea en la ex hacienda de La Encarnación de Villa Nicolás Romero, la Universidad Tecnológica Fidel Velázquez. En Tecamac crea el Centro de Capacitación para Bomberos en lo que fuera la Hacienda del Coronel Sámano y en Valle de Bravo, la casa del Obispo Joaquín Arcadio Pagaza es felizmente intervenida para albergar el Centro Cultural, destacando el patio central de la casona como eje de actividades.

La obra de rescate de inmuebles del arquitecto Antonio Latapí tuvo un efecto multiplicador de signo positivo, llegando a asesorar a la arquitecta Susana Bianconi sobre el uso del color que se le aplicó al edificio central de la Universidad Autónoma del Estado de México en sus grises patios y fachadas, como parte de un proyecto integral de rescate de uno de los pocos edificios toluqueños que aún conservaba su fachada decimonónica, a pesar de haber sido afectado irreversiblemente en su interior26.


LA AUTOCONSTRUCCIÓN



El mayor fenómeno constructivo del Estado de México lo constituye la autoconstrucción. Dos tercios de lo que se construye en el país se levanta al margen de los arquitectos, se improvisa y se hace como se puede, líricamente. El material de construcción del que se vale el mexicano pobre es el mismo que usa el mexicano que se cree listo porque ahorra los servicios profesionales de un arquitecto: se trata del cemento y sus subproductos. Tabicones, bloks y losas de concreto armado, conforman el paisaje urbano de la periferia de las ciudades. La diversidad de las arquitecturas vernáculas de cada región del país se pierden al llegar a este estado que está prácticamente urbanizado en su totalidad. La monotonía consiguiente, vuelve deprimentes los nuevos asentamientos que carecen de color y de textura. El cemento llegó para quedarse en la cultura popular y para volver gris la vida de la gente.

La invasión anárquica de predios ha sido la característica en el crecimiento de la mancha urbana mexiquense. El orden, especulador, sólo se aprecia en Ciudad Nezahuatcóyotl, colindante con la Ciudad de México, donde la traza urbana reticular llevó al extremo del lucro la partición de la tierra. Ciudad Nezahualcóyotl sólo cuenta con un parque (realizado mágicamente sobre el lecho salino del lago de Texcoco por el arquitecto paisajista Carlos Bernal), y con ninguna avenida arbolada, ni ninguna obra arquitectónica digna de ser mencionada. La autoconstrucción urbana, a diferencia de la rural, es pobre plásticamente, sus alturas son extremadamente bajas, (alrededor de 2.20 metros), de techumbres planas, de baja calidad ambiental en el interior, dado que el cemento es mal aislante. Por lo general están mal ventiladas y muy mal iluminadas.

Los cerros del Estado de México que rodean a la capital se han ido poblando al igual que los lechos de los lagos de Chalco y Texcoco. Ni siquiera la visita del Papa Juan Pablo II en 1990 a Chalco produjo algo digno de mención por parte de la puesta en escena oficial.

Las inundaciones recurrentes de esta zona, la más baja del valle de México, agrava el panorama patético de los pobres urbanos en el estado. El espejo de agua que se forma con las inundaciones, sólo reproduce la fealdad de esta pobreza inducida, ya que esta tierra federal ha pasado, con la complacencia gubernamental, a ser propiedad privada engordando los bolsillos de quienes vendieron lotes pertenecientes a la Comisión Nacional del Agua y creando un monstruo urbano densamente poblado.

La falta de una materia curricular referida al patrimonio arquitectónico local, que motive en los arquitectos el valor de la tradición constructiva y de los materiales locales, ha llevado a que aparezcan en las comunidades rurales, las formas arbitrarias y los materiales industrializados. Los estudiantes de arquitectura que regresan a sus comunidades quieren hacerse ver y lo logran, construyendo esquizofrénicas casas habitación que impactan como escupitajos en la fábrica armónica de la autoconstrucción tradicional.


EL KISTCH



Mal entendido, el posmodernismo en el Estado de México se caracteriza por bordear o francamente zambullirse en el Kitsch 26. Fortunas rápidas, de dudoso origen, han llevado a caciques de Tejupilco y de Luvianos a construir lo que Juan Villoro llama …“hogares, mezclas de fortalezas bancarias y delirios musulmanes”. 27

El kitsch, ese gusto vulgar, sensual y acaramelado que todos llevamos dentro y que algunos refrenamos y otros (los muy ricos y los muy pobres) dejan florecer sin pudor, ha creado monstruos que serían cómicos si no afectaran, - como toda obra arquitectónica- al entorno y a la estética de quienes no tienen más remedio que confrontarse con ellos diariamente. La ostentación sin conocimiento de las proporciones clásicas y el desprecio por la arquitectura vernácula, han producido adefesios, difíciles de describir, en todos los centros urbanos del estado. La epidemia del mal gusto, del Kitsch, se ha apoderado de una sociedad poco educada y formada en la cultura televisiva de Las Vegas.

Una gran cabeza de Benito Juárez, sobre un pseudo arco monumental, en la zona oriente del área conurbada y la gran cabeza (que no busto) de López Mateos en el cerro de Coatepec de Toluca, son otros dos ejemplos del mal gusto conmemorativo.


LAS VANGUARDIAS


La última década del siglo XX produjo en el Estado de México unas cuantas buenas piezas dignas de ser mencionadas. Ninguna de ellas se deben al ámbito oficial, excepto el recinto elevado en honor de Sor Juana Inés de la Cruz en Nepantla, que estuvo a cargo del arquitecto Abraham Zabludovsky y que no logra satisfacer a propios ni a extraños.

La Fundación Teletón, formada por ocho grupos televisivos, creó el Centro de Rehabilitación Infantil en la vía Gustavo Baz de Tlalnepantla con un alegre y poco convencional diseño del arquitecto Javier Sordo Madaleno. La obra es valiosa por su aportación al diseño y por haber sido concebida y construida en forma altruísta28.

El arquitecto Augusto H. Álvarez realizó en 1987 el Centro Internacional para el mejoramiento del maíz y el trigo, en la carretera a Texcoco, se trata de una obra convencional pero elegante como toda la obra de Álvarez 29.

En el ámbito comercial, puede mencionarse la Plaza San Carlos de Metepec, construida en 1990, donde el arquitecto José Luis Contreras Barriga realiza un centro comercial de escala humana, con cubiertas de madera y tabiques aparentes. Los andadores cubiertos han probado ser (como los famosos portales de la ciudad de Toluca) ideales para el clima del altiplano 30.

El arquitecto Alberto Kalach, cuya producción se caracteriza por el uso brutalista del concreto armado, realiza en Valle de Bravo (casa 1994) y en Tecamachalco (kinder Monte Sinaí 1992) diversas obras dignas de ser valoradas, aun cuando la audaz bodega realizada en Toluca en 1991 haya sido ya desvirtuada merced a adiciones gratuitas que escapan a la voluntad de su creador 31.

Cabe agregar, parafraseando a Porfirio Díaz, que vivir tan lejos de Dios y tan cerca del Distrito Federal, es lo que empobreció la producción edilicia del Estado de México en el siglo XX, amén de seguir siendo considerado como el patio trasero del Poder Central, donde los últimos tres gobernadores del siglo fueron llamados a trabajar para los presidentes en turno, dejando interinos en su lugar donde se recibieron a todas las industrias contaminantes que eran rechazadas en la Ciudad de México, donde se autorizaron asentamientos humanos en zonas sin vocación urbana, destruyendo ecosistemas; donde se encuentran aún las más grandes mansiones y las más humildes viviendas irregulares.



REFERENCIAS

(1)INEGI

(2)Ley de Asentamientos Humanos del Estado de México 1972

(3) Guillermo Tovar de Teresa. “La Ciudad de los Palacios”. Fundación Cultural Televisa. 1991

(4) Emma Yañez Rizo. “Los días del vapor” CONACULTA/ FNM 1994

(5) Gabriel Gómez Carmona “Hacienda La Gavia” Tesis FAD. UAEM. 2000

(6) “El Ayer de Toluca”. Gobierno del Estado de México. 1991

(7) Ma. Luisa .Mendiola. Tesis Profesional: “Arq. Vicente Mendiola Quesada”. UNAM 1988

(8) Erika Josefina Castañón Rivas. Tesis Profesional: “Influencias Arquitectónicas del Estilo Art Decó en Toluca”. UAEM 1999.

(9) Ibid

(11) Alfonso de Neuvillate-Ortiz. “10 Arquitectos Mexicanos”, Ediciones Galería de Arte Misrachi. 1977

(12) “La Construcción en el Estado de México” de Horacio Ramírez de Alba. El Colegio Mexiquense 1991.

(13) Modernidad Arquitectónica Mexicana. Tres Influencias Europeas. 1930-1960” de Adalberto Vargas Vázquez. UAEM. 1995.

(14)“Churriguera y Ureña en Toluca”. Víctor Manuel Villegas. 1981

(15)“Estudio Histórico Arquitectónico de la Zona Industrial Toluca-Lerma” Tesis profesional de Lilian Alvarado Flores . Facultad de Arquitectura y Diseño. UAEM. 1999.

(16)Idem.

(17) Revista OBRAS. Dic. 1998

(18) “La Producción de Suelo Urbano a través de Fraccionamientos en el Estado de México 1946-1992” de Jesús Aguilera et.al. UAEM 1993.

(19) “Jardines Naturales: Flora Silvestre del Estado de México” de Alfonso Javier Rojas W. Instituto Mexiquense de Cultura. 1999

(20) “Jardines de México” de Antonio Hass.. Editorial Jilguero. 1993

(21) “Una Nueva Visión en el Nuevo Milenio” El INFONAVIT y la vivienda de Interés Social en México. Revista “Ingenieros y Arquitectos” No 5, año 3.

(22) “Crónica” 35 Aniversario de la FAD. Susana Bianconi 1999

(23) 50 Aniversario Aquitecto Adolfo Monroy Cárdenas. FAD. UAEM. 1999

(24) “De Casona de Bravo a Museo Nishizawa” de Raúl Talavera Márquez et.al. UAEM 1997.

(25) Revista ENLACE .CAM-SAM. Año7, No7. Julio 1997

(26) Gillo Dorfles. “Kitsch, The world of Bad Taste”. Universe, 1969

(27) Juan Villoro. “Nada que Declarar”. Letras Libres. Mayo 2000

(28) Revista “Obras”. Sep. 1999

(29) Antonio Toca “México: nueva arquitectura 2” Editorial Gustavo Gili, 1993

(30) Antonio Toca. Op. Cit.

(31)“Kalach + Álvarez” edit. Gustavo Gili. 1997



La autora desea agradecer la valiosa información que le proporcionaron los arquitectos Rocío Iniesta, Jesús Castañeda Arratia , Alberto Lagner Huitrón y Jesús Aguilera

jueves, 1 de noviembre de 2012

GUARNICIONES

GUARNICIONES, SU USO Y ABUSO
Publicado en CAMBIO del Estado de México, octubre 2012

Las guarniciones antiguas como las del Paseo de la Reforma se hacían de bloques de granito de un metro de largo. La pieza se enterraba unos 40 cm justo al filo del arroyo vehicular y se dejaba sobresalir unos 10 centímetros sobre los adoquines de piedra. Estos bloques de piedra se remueven y se vuelven a colocar cuantas veces es necesario, son eternos y lucen bien a la intemperie.
Cuando la moda de construcción de vías rápidas invadió nuestros pueblos y ciudades, las guarniciones se comenzaron a hacer de concreto, en largos tramos irrecuperables, y últimamente, ostentosamente pintados de amarillo maquinaria. En el pueblo mágico de Metepec este tipo de modernas  guarniciones han crecido indebidamente. No lo hicieron por sí solas (eso sí sería mágico) sino como resultado de la reconstrucción de las banquetas de su centro histórico.
Estas nuevas banquetas son particularmente feas,  carentes de diseño, pobres, como los firmes inacabados. Su desmedida altura sobre el arroyo vehicular incrementó el volumen del material usado, material triste digno de una ciudad perdida. El resultado urbano es desastroso: las banquetas altas carecen de piso acabado, sus inmensas guarniciones agresivamente pintadas de amarillo le dan apariencia de estacionamiento público a las calles del pueblo. Ahora bien, su absurda altura (34 centímetros en lugar de 6 o 7 clásicos de cualquier ciudad encantadora) cuatriplica no sólo el volumen de material empleado y su costo, sino la dificultad para subir y bajar,  con el agravante de que las rampas de las esquinas se convierten en toboganes imposibles de transitar. Nada mágico el asunto.
En la ciudad de Morelia, las guarniciones son metálicas, su altura constante y  su aspecto elegante junto a las aceras de piedra. No tuvo suerte Metepec en este cambio reciente de banquetas. Podrían haber sido de barro cocido, como que Metepec es el mejor sitio donde se trabaja este noble material, cuarterones naranjas a lo largo y ancho del pueblo productor de cuarterones, vaya encanto que daría al recorrer sus calles. Pero así como el Museo del Barro resultó al final de extraños azulejos, así las banquetas de barro cocido resultaron de vil cemento.
En el catálogo de conceptos de obra pública, las guarniciones se pagan por metro lineal, una vez cuantificado su volumen. Cuanto más altas y grandes, más caras. Por eso están apareciendo guarniciones donde de plano representan un peligro para la integridad de los ciudadanos. Me refiero a las ciclopistas que se están reconstruyendo en el maltratado Paseo Tollocan. Las originales eran de asfalto, a nivel del pasto. Las nuevas son… adivine usted…. de concreto y con guarniciones!  Es decir, se está construyendo un recipiente, un canal de agua de lluvia y se le aplica el nombre de ciclovía. Morder con la llanta de la bicicleta una de esas absurdas guarniciones será garantía de un aterrizaje nada elegante.
El volumen de concreto usado en estas obras tan malhechas es inaudito y surge la suspicacia sobre los intereses creados detrás de las donaciones de cemento que tradicionalmente hacen los diputados locales y también de los pisos firmes de concreto promovidos por  Calderón y de las guarniciones que surgen sin sentido en un paisaje urbano que se deteriora día con día. En las redes sociales se dice que Zambrano, el dueño de CEMEX,  paga poco de impuestos…