jueves, 23 de noviembre de 2017

PLACERES MALSANOS
Susana Bianconi
✝A la memoria de Maribel González Bernal

¿Cuál será el sabor del delito? ¿Dulce, empalagoso y adictivo? ¿A qué le supo al taxista el asesinato de Maribel? ¿O acaso él solo la entregó al asesino?

¿Habrá estado en su velorio? ¿Habrá gozado tanto que valiera la pena cargar con ese peso el resto de su vida? ¿O no existe la culpa entre los feminicidas?

¿El placer proviene del odio a la mujer? ¿O proviene del culto a hacer siempre “lo que quiero y mi palabra es la ley”? El Rey no es un narcocorrido; es un himno nacional a la impunidad.

En San Martín Coapaxtongo, donde Maribel abordó el taxi, seguro alguien se sintió rey. Y ese gozo por el asesinato puede haberse adquirido en la cárcel, quiero pensar eso. Porque de haberse adquirido en la escuela sería peor.

La escuela primaria no detecta psicópatas ni sociópatas. Algunos maestros han heredado su plaza y la educación no es lo suyo. Su mal ejemplo es absorbido por los chicos que acaban saliéndose con la suya.

Algún error colectivo está incubando esta sociedad que usa y abusa de sus mujeres con tanta soltura. Producimos gran número de feminicidas. ¿Somos cómplices las madres de ese comportamiento? ¿O habremos de pensar que el feminicida no tuvo padre?

¿Dónde está el origen de tanta chica muerta? Sin duda en la falta de eficiencia de los Ministerios Públicos, pero también está en el aire la resignación y el fatalismo que inmoviliza.

17 millones de personas vivimos en un territorio donde los taxis no tienen taxímetro y donde se negocia el precio del servicio antes de abordar. Las jóvenes pagan con su vida el trayecto a su facultad.


La Universidad Autónoma del Estado de México ha perdido a una estudiante y su comunidad carga con la culpa de haber investido con rectorados Honoris causa a varios gobernadores mexiquenses que conocen el placer malsano de recibir aplausos que no merecen, y que no corren riesgos abordando taxis sino que siguen trasladándose en helicóptero. 


http://www.myt.org.mx/museo/centro-educativo/cursos/2017/noviembre2017/feminicidios-alertas-de-violencia-de-genero-mexico.html

martes, 7 de noviembre de 2017

EL DERECHO DE VÍA ES ESPACIO PÚBLICO

LO MALO CUENTA, Y CUENTA MUCHO
Susana Bianconi                                                                                                   07 noviembre 2017

Recorrer un camino sin derecho de vía es peligroso. No hay dónde orillar un vehículo en caso de avería. Aunado a eso, los lugareños no tienen por dónde caminar y se les priva el paso.
Esto sucede en una de las carreteras que une Valle de Bravo con Toluca, en el tramo que va de El Arco a Sta. María Pipioltepec. La apropiación del derecho de vía a manos de particulares se hace a la vista de la Junta de Caminos, que es la que debe administrar esta franja de terreno público.  El derecho de vía sirve para instalar infraestructura, ductos, postes, banquetas o ampliaciones de carriles. Es espacio público.
Sin embargo, en el caso de Valle de Bravo, la ceguera de la Junta de Caminos es absoluta. Es una ceguera delictiva, porque viola la ley y de paso empobrece al Estado y perjudica a la población toda.



La Ley es clara (ver link) y en el Capítulo II “DE LAS DIMENSIONES DEL DERECHO DE VÍA” dice el Artículo 6:

I.                     En caminos o carreteras rurales, un ancho mínimo de 20 metros; 10 metros a cada lado a partir del eje del camino;
II.                  II. En caminos o carreteras interurbanas, un ancho mínimo de 40 metros; 20 metros a cada lado a partir del eje del camino; y
III.                III. En caminos o carreteras urbanas, interurbanas y vialidades que cuenten con dos o más cuerpos, quedará comprendido entre las líneas ubicadas a 20 metros hacia el exterior de los ejes de los cuerpos extremos. En ningún caso este ancho podrá ser menor a los 40 metros. Tratándose de carreteras o vialidades ubicadas en las inmediaciones de zonas urbanas consolidadas, el ancho mínimo lo fijará la Junta.

Asumiendo que esta carretera estatal fuera en el peor de los caos un camino rural, el ancho mínimo debería ser de 20 metros. Como se aprecia en la foto, de reja a reja han quedado apenas 7 metros;  como si se tratara de una calle de vecindad.
El mal ejemplo que este caso demuestra, hará imposible mantener el orden y la seguridad en las vialidades mexiquenses. Porque lo malo cuenta y cuenta mucho.



lunes, 9 de octubre de 2017

RENCOR

RENCOR
Susana Bianconi                                                                                                09 /10/17

A Narcisa  la asaltaron el sábado pasado a bordo de un autobús repleto de gente que iba de Toluca a Valle de Bravo, vía Villa Victoria.
En la terminal de Toluca, a las dos de la tarde pasa los protocolos de seguridad como todos los demás, pero saliendo de la terminal, ahí nomás, se suben un montón de varones que saturan el pasillo y hasta las puertas de acceso.
Tres disparos al techo de la unidad y el pánico paraliza a los pasajeros originales.
En total se llevan siete computadores de estudiantes, todos los celulares; las rayas sabatinas de los trabajadores y una veintena de bolsas y morrales con documentos y tesoros personales.
Son cuatro y se bajan en un tiradero en las afueras de la ciudad, antes de la Hortaliza, antes de que pase una patrulla. Las jóvenes lloran, el maestro albañil retiene sus lágrimas porque se llevaron la raya de sus trabajadores y ¡quién le va a creer!
Al chofer le robaron lo recaudado fuera de la terminal más su teléfono celular. Sigue camino. Sólo avisa en Villa Victoria que no entregará dinero en Valle de Bravo porque lo acaban de asaltar.
Narcisa no duerme. La noche anterior han asaltado a su yerno, a bordo de un taxi… lleva dos noches sin dormir y el rencor se le acumula. No es la única, hay muchas víctimas cotidianas como ella, que no saben dónde recibir asesoría.
Yo con gusto hablaría en radio, pero el programa en el que salía al aire ha dejado de transmitirse. Con gusto lo escribiría en la revista mensual donde colaboro, pero desde julio ha dejado de editarse.

El silencio y la impotencia cierran la garganta. La impunidad reina y el rencor se acumula… ¿hasta cuándo?

viernes, 1 de septiembre de 2017

ARROYO

ARROYO VIAL
Susana Bianconi

Había una vez…
Al medio de la calle corría antes el agua de lluvia; se le llamaba arroyo.

El arroyo conducía perezosamente el agua de lluvia entre el empedrado. El andar de un carro no salpicaba al transeúnte ya que el agua no tocaba sus ruedas. El caminar en las banquetas bajo los tejados era una experiencia cotidiana y segura para la gente.
Veracruz
Geometría vial
Las cosas cambian cuando a mitad del siglo pasado los automóviles se enseñorean de pueblos y ciudades: es entonces cuando se sustituyen los empedrados por el asfalto. Se opta por mantener seca la circulación vehicular y la pendiente se invierte. La parte más alta del arroyo queda entonces al centro de la calle y se manda el agua de lluvia contra las guarniciones. Los ingenieros viales tuvieron en mente sólo la durabilidad del asfalto y como consecuencia de ello, los grandes perdedores fueron los peatones quienes a partir de entonces serán salpicados inclementemente al caminar por las banquetas.  
Tenemos ahora que el agua de lluvia se colecta en el mismo drenaje que las aguas negras lo que provoca dos consecuencias negativas: la primera es que los colectores sanitarios no tienen la capacidad para desalojar el agua de las tormentas y la segunda es que esa agua de lluvia, básicamente limpia, es mezclada con agua sucia.
Guatemala
Soluciones
Existen dos soluciones al problema. La opción que se lleva a cabo en Portland, Oregon, es particularmente ejemplar cuando se cuenta con amplio espacio. En sus calles, anchas, colectan el agua de lluvia en franjas verdes que van entre el arroyo vehicular y las banquetas peatonales. Estas zanjas naturadas se visten con pastos nativos y flores silvestres, dando un aspecto muy sano al paisaje urbano. Así se evitan las inundaciones.
La otra opción, cuando se carece del ancho vial necesario, es volver al pasado y recuperar la geometría de las antiguas calles coloniales, es decir, volver a los empedrados con pendiente al centro. Las velocidades de los vehículos aminoran gracias a lo disparejo del pavimento, el agua de lluvia se entretiene entre las piedras, no se mezcla con el drenaje y puede ser conducida al río más cercano, o a un jardín de lluvia donde se forme un lago temporal y se absorba el agua paulatinamente.
USA

Pueblos Mágicos
Es deseable que en nuestros Pueblos Mágicos se regrese al pasado en cuestión de geometría vial, para evitar el daño patrimonial a los edificios de adobe que ocurre cuando los torrentes mojan las partes bajas de los inmuebles de adobe, como ocurre actualmente en Valle de Bravo.
La magia está en bajarse del auto, en caminar y en andar en bici, en volver a la escala y a la velocidad humana los quehaceres de las ciudades. La magia está en volver a tener contacto visual entre nosotros y en vivir la calle con la seguridad de antaño. La ingeniería vial debe rediseñarse para que el arroyo recobre presencia urbana y abone así a la recuperación de los valores humanos que el automóvil nos arrebata.

Oaxaca





jueves, 3 de agosto de 2017

EL ANCHO DE LOS CARRILES SÍ IMPORTA

CARRILES Y BANQUETAS
Susana Bianconi                                        Publicado en CAMBIO del Estado de México·146, julio 2017


En Toluca, nuestra capital, el ancho de los carriles vehiculares es inconstante.  Se hacen grandotes, se hacen chiquitos, pero por lo general suelen ser excesivamente anchos lo que provoca que entre uno y otro se filtre un tercer auto o una motocicleta. O bien, el espacio, al ser tan generoso,  no delimita y la sensación de incertidumbre nos hace zigzaguear.
Por el contrario las banquetas, ésas sí con constantes, constantemente angostas. Banquetas nada invitantes a ser recorridas, debido principalmente a la carencia de arbolado urbano, debido al paso rápido de los autos junto al peatón y también debido a la primitiva nueva norma (o moda) de  estacionar los autos de punta frente a la fachada, pasando por encima de las banquetas.
En suma, Toluca no se incorpora aún a la era post-imperio del automóvil. Desde Europa y lentamente, fluye una corriente que intenta recuperar las ciudades para hacerlas amigables con los peatones. Este propósito es fácil de alcanzar cuando se dibujan los carriles vehiculares de un ancho constante: 3.05 metros para el carril de circulación y 2.40 metros para los carriles de estacionamiento, con los autos estacionados en forma paralela (no transversal) a la guarnición.
Trazando nuevamente las líneas divisorias se pueden obtener uno de dos resultados: se logran meter más carriles en el mismo espacio actual o se logran banquetas más anchas con franjas verdes y arboladas. La primera opción tendrá como consecuencia que haya más carriles vehiculares pero donde los vehículos circulen  más despacio porque el espacio se les habrá estrechado. La segunda opción mantendrá el mismo número de carriles, hará que por ellos se circule más lentamente y además logrará brindar banquetas generosas y arboladas.



Estas adecuaciones viales son poco costosas, no implican obra pesada, ni afectan la circulación. Se vienen realizando en diversas ciudades para promover la caminata, como manera sustentable de movilidad, para hacer ejercicio cotidiano y como espacio socializante. Brindan seguridad al peatón y le acortan las distancias en el cruce de las esquinas.
En la foto invernal tomada en La Plata observamos lo dicho anteriormente. En la ciudad La Plata, diseñada en 1880, se camina porque sus aceras son amplias y sus esquinas son ahora son más fáciles de cruzar a pie. Conviven en las calles los autos estacionados, con los autos en circulación y con los peatones seguros.
Recuperar las ciudades para los ciudadanos es la tarea de los urbanistas contemporáneos. Al auto lo usaremos para salir de la ciudad, no para andar en ella. El futuro sustentable tiene mucho de pasado menospreciado. Toluca puede volver a ser bella con la arborización de sus calles, con la desaparición de los carteles espectaculares y con el aumento del espacio peatonal. La receta funciona y la belleza regresa por añadidura.
Pero la puerta de acceso a la ciudad de Toluca desde la Ciudad de México no debe perder los atributos de los que goza. Esa magnífica bienvenida que nos brinda el Paseo Tollocan debe preservarse como marca de identidad y autoestima. 


jueves, 29 de junio de 2017

CIUDAD BONITA, CIUDAD SEGURA

Susana Bianconi                               Publicado en la revista CAMBIO del estado de México #145, año 12, pag.36

¿Por qué vacacionamos en ciudades de calles estrechas?
Porque en ellas es fácil cruzar la calle, y es agradable caminar.  Siendo esas calles de un solo sentido, las esquinas no son conflictivas, no requieren semáforos y el tránsito es lento y se detiene ante los peatones.
Vacacionamos en centros históricos porque en ellos nos sentimos bien, disfrutamos de museos y plazas pequeñas; tenemos todos los servicios y gozamos la belleza de una arquitectura alineada, sin autos atravesados en las banquetas.  Nos sentimos seguros hasta altas horas de la noche porque hay gente que vive en los altos y riega geranios en los balcones.
Una ciudad de escala humana es diversa y compacta como la comunicación contemporánea. En un solo equipo disponemos de teléfono, radio, cámara, escáner, correo electrónico, juegos, noticias, archivos y contacto con amigos. Así como en nuestra mano cabe todo eso, en una sola hectárea propia de la manzana tradicional tenemos de todo:  400 metros de perímetro interesante, gente que entra y sale de edificios diversos;  además esa manzana cuenta con cuatro esquinas muy atractivas y banquetas arboladas con  gente en la calle durante todo el día. Es una unidad interactiva como nuestro celular. Está viva y nos hace sentir vivos, personas de carne y hueso.
No puede decirse lo mismo de las hectáreas que ocupan los estacionamientos de los supermercados, por ejemplo, donde no hay interacciones sociales de ninguna índole. Aridez, islas de calor e inseguridad es lo que experimentamos al caminar alrededor de estos cementerios urbanos destinados al imperio de los automóviles. Ni un geranio por supuesto.
Las macro manzanas requieren del uso del automóvil; las micro manzanas son caminables. ¿Por qué no nos apetece salir de trabajar ya noche de los hospitales periféricos a la ciudad? Porque no nos sentimos seguros caminando junta a una vía rápida, sin gente en las banquetas. Curiosamente llegamos a la conclusión de que las ciudades bonitas, ésas donde uno se detiene a tomar una foto, son ciudades seguras. Belleza y seguridad son una misma cosa a nivel urbano.

El año pasado elaboré esta imagen para volver menos peligrosa y menos fea esta vialidad de Metepec que conduce a Zacango. En ella se aprecia una mínima intervención en beneficio del peatón consistente en recuperar la banqueta perdida a manos de los autos (del lado derecho) y en la construcción de un pequeño camellón para separar los carriles de ida y los de vuelta. Los árboles se colocan para atajar impactos y para dar sombra al caminante.
Evidentemente la foto de abajo se ve más bonita que la de arriba porque es más segura, porque en ella sí nos sería grato caminar, esperar el transporte público o apearnos de la bicicleta. Es tan simple y barata esta intervención que quizás no enamore a la costosa Secretaría de Comunicaciones, pero la Junta de Caminos del Estado de México debe arremangarse y echar a andar soluciones como ésta a lo largo y ancho del Estado de México.
Ni un atropellado más. Ni un encharcamiento más. Ni un desierto de pavimento más en este Estado de México de mega puentes de concreto armado, donde las flores no están en los balcones sino en las cruces que señalan el fin de la vida de los transeúntes.


martes, 9 de mayo de 2017

Madres

10 DE MAYO
Susana Bianconi      publicado en CAMBIO Estado de México #144, mayo 2017

Antes las niñas jugaban a las muñecas, hoy tienen hijos. Al menos las niñas del municipio de Valle de Bravo que se convierten en madres siendo menores de edad. El 13.5% de las jóvenes entre 12 y 19 años de Valle de Bravo son mamás.
Mucho se ha hablado de que jugar a las muñecas condiciona y limita el mundo femenino sólo a la maternidad. Lo pongo en duda. Quizás, al contrario, jugar a ser mamá puede no conducir directamente a la maternidad forzada sino que puede resultar en un juego aleccionador.
Me gustaría saber si esta tendencia contemporánea a procrear niños a partir de vientres infantiles tiene que ver con jugar a las muñecas o con jugar con los recursos que provee el gobierno para madres adolescentes.
Cien años atrás, cuando se promulgaba la Constitución de 1917, todo el país contaba con 15 millones de personas, es decir, con la misma población con que hoy cuenta el Estado de México. Desde entonces no hemos parado de crecer, hoy somos 130 millones. Sin lobo del hombre, nos reproducimos sin parar.
Y vuelvo a estas niñas, las que no han tenido tiempo de crecer y me pregunto qué clase de ciudadanos serán sus hijos en unos años. Sé que las cárceles están llenas de jóvenes sin padre. Jóvenes que crecieron al garete, sin afecto ni sentido de la responsabilidad. Jóvenes que por dinero hacen cualquier trabajo sucio, porque al cabo sus madres santas que los parieron no son llamadas a cuentas.
Ser madre es una responsabilidad monumental, sobre los hombros de las madres se soporta la ética de una nación. Si la madre no cuida del hijo, si no lo educa en la verdad y si no castiga la mentira, destruirá al país entero, como está sucediendo en la actualidad. Porque si bien nadie puede hacerse cargo de las malas acciones de sus mayores, sí debe hacerse cargo de las malas acciones de sus menores. Quien procrea es responsable del crío.
Y voy más lejos. Dado que en el mundo occidental el intento de suicidio no se castiga, pensamos que no se puede castigar al suicida que se inmola y mata a la vez a desprevenidos transeúntes. En el mundo musulmán ha proliferado este tipo de suicida criminal al amparo de la impunidad de brinda una ley que no ve en la madre a la culpable de los actos perversos de su hijo.
 Pienso que sí se puede castigar el terrorismo  y sin necesidad de represalias colectivas sino llevando a cuentas sólo a la madre del suicida criminal. Sea o no sea menor de edad el suicida. Uno no deja de ser madre nunca. Y a sabiendas de esta condena, las bravatas bajarían, tanto en el mundo religioso que justifica el crimen, como en nuestro mundo cotidiano de sicarios.


Dibujo el árbol y sus raíces. Es un árbol genealógico peculiar: la madre está en la línea de tierra. Hacia arriba sus mayores; sobre los cuales no puede hacerse responsable. Hacia abajo, sus hijos, sobre los que tiene toda la responsabilidad imputable de sus actos. La herencia ética está en ella. El futuro de la sociedad está en ella, no hay excusas ni atenuantes ni dádiva oficial que le lave la cara. 

martes, 2 de mayo de 2017

UN TRANVÍA PARA EL TREN... en Metepec

Susana Bianconi                                           
 Publicado en Revista CAMBIO del Estado de México #143, abril 2017

  • Desde el tren al Jardín Juárez del centro de Metepec, en tranvía.
  • Desde la estación del tren al Centro de Convenciones Banamex, en tranvía.
  • Desde el tren a la zona Industrial, en tranvía.
  • Desde la estación Metepec a Sendero, en tranvía.

Cuatro pétalos de un trébol de la suerte.

Aunar turismo con trabajo, negocios y vida diaria puede lograrse con un transporte limpio y seguro. Llegar al tren en tranvía será una opción cosmopolita. El recorrido de los vagones que propongo sobre la traza urbana de Metepec, me permite asegurar que no sólo servirá a la estación de tren sino a toda la población que batalla a diario con el tráfico. El esquema es sencillo y útil.
Con un solo boleto podremos recorrer cualquiera de los cuatro cuadrantes de la ciudad de Metepec. Estos se llamarán Casa Blanca, Aeropuerto, Convenciones y Centro.  El esquema está en el mapa.

Siempre circulando en sentido horario, los tranvías recorrerán los cuadrantes, como un rehilete de cuatro hojas donde el epicentro será la estación del tren. Jamás se cruzarán sus rutas y el flujo será constante.
Tiempo atrás propuse usar un baldío cercano a la estación como estacionamiento. Buenos amigos me hicieron ver mi error. Me explicaron que, a más número de cajones de estacionamiento vehicular, más será el número de autos en la calle y tienen razón. Lo que se requieren son, en todo caso, estacionamientos para bicicletas, no solo en la estación del tren sino en cada rincón de Metepec.
Pero lo de ahora, el tranvía, será mejor, será la opción limpia y segura para que el impacto del tren se disipe de manera organizada. Podremos entrar en la era de las aplicaciones móviles para movernos por la ciudad como gente contemporánea.
¿Cuál es el inversor que dice “yo le entro”?


miércoles, 5 de abril de 2017

ARQUITECTURA DE SEXO GENÉRICO

Susana Bianconi
Publicado en CAMBIO del Estado de México #142, marzo 2017


Sufrimos la arquitectura del siglo XX en los sanitarios. Hoy, en el XXI, la arquitectura debe adecuarse a la tendencia de no segregar ni estigmatizar, ni hacer sentir mal a nadie a la hora de usar un sanitario público.
Ya se han emitido documentos de identidad donde el sexo es genérico. Lo propio hay que hacer con los baños. Aunque los edificios son estructuras pesadas, no hay nada más pesado que la estructura mental que se niega a remodelar las instalaciones. Y la cosa es fácil como veremos adelante.
Veamos. ¿Por qué este problema no existe en los aviones y sí en los aeropuertos? Porque el avión es un diseño evolucionado y la arquitectura en cambio se ha quedado anclada en el pasado. En un avión no existe el problema, no hay letreros de varones ni mujeres en las puertas de los sanitarios. Uno usa el que está desocupado y listo. Igual debería hacerse en cada edificio que alberga público en general, como escuelas, auditorios, oficinas, etc.
Una cadena de restaurantes ha resuelto al menos el caso de los minusválidos: en lugar de instalar un espacio grande y adaptado a la silla de ruedas en cada sanitario segregado por género, ha instalado uno neutro al medio; medida muy inteligente ya que si alguien necesita ayuda dentro del baño, puede que la obtenga de su acompañante que no siempre es de su mismo sexo.
En cambio, en el siglo pasado, la idea de los sanitarios era bastante absurda. Por ejemplo, en el campus de la UNAM, diseñado y construido en los 50, los sanitarios son una larga batería de muebles, donde, mientras son aseados, se inutilizan todos, porque el trabajador cruza las escobas en la entrada. La opción entonces para quien necesite refrescarse es caminar casi un kilómetro a la siguiente batería de muebles de baño. Absurdo.
La solución es hacer baños de avión en cada edificio nuevo, es decir, cada excusado con su lavabo en un mismo cubículo. Que lo use quien lo necesite, sin importar su género ni preferencia sexual. Ahora bien, la adaptación de los espacios ya existentes pasa renovar los espacios con esta nueva concepción, lo que los volverá más prácticos y amigables, más limpios y eficientes. Las instalaciones hidráulicas y sanitarias ahí están, es cosa de hacer cubículos unisex.
Se volverán anacrónicos los íconos del varoncito y la mujercita en azul y en su lugar aparecerá un solo signo genérico, quizás WC, donde el excusado y el lavabo sean una unidad. Así la arquitectura habrá resuelto un problema que ella misma provocó cuando quiso separar cromosomáticamente las instalaciones sanitarias.
La diversidad requiere soluciones simples, donde se tiren abajo las concepciones prejuiciosas y anacrónicas, como la que nos ocupa. Y hablando de ocupar, quizás la puerta de cada sanitario sólo tenga el semáforo verde y rojo de libre/ocupado.



domingo, 5 de marzo de 2017

CANTERA DE LA UNAM

CICATRIZACIÓN NATURAL
Susana Bianconi
 Publicada en la revista CAMBIO del Estado de México en febrero 2017
Los pedregales no tienen lagunas. Esto es porque los terrenos rocosos dejan pasar el agua y la re-infiltran al suelo. Para retener el agua se requieren suelos impermeables, generalmente sedimentarios.
Así, y como ejemplo, diremos que la Sierra de las Cruces absorbe agua, mientras, a sus pies, las lagunas del Lerma la contienen.

Lo mismo ocurre con el Pedregal de San Ángel, donde se asienta nuestra Universidad Nacional Autónoma de México. Las rocas del pedregal dejan sumergir el agua entre sus oquedades. Y sin embargo…

Hace 31 años, la Ciudad de México se vio envuelta en una nube de polvo luego de la sacudida del temblor del  19 de septiembre. Cuando se pudo volver a ver entre las partículas, la visión fue una de desolación: edificios ladeados, semiderruidos, banquetas alzadas, cascotes, cables y postes tirados. Emergencia.

La UNAM, la inmensa Universidad, abrió los brazos a todos esos despojos de la ciudad y recibió el cascajo. Permitió que esa mezcla de materiales retorcidos hallaran reposo en la cantera del Pedregal de Santo Domingo, sitio donde años atrás se sacaba material de construcción.
Y pasaron los años.

Unos cuantos lagos aparecieron en la superficie de este tiradero a cielo abierto. Llegaron aves, nacieron plantas, croaron ranas y en el lapso de una generación el sitio es otro. La naturaleza se regeneró, o mejor dicho, generó un nuevo lugar con características propias sobre el pedregal original. Ahora hay una trotapista, un Centro de Desarrollo Comunitario y entrenan Los Pumas amparados por los acantilados de la vieja cantera. Se llega a pie desde el Metro Universidad.

La palabra de moda para un fenómeno como el que describo es resiliencia, pero suena tan fea y es tan difícil de pronunciar, que prefiero usar la palabra cicatrización. La combinación de un suelo nuevo (formado de los más diversos materiales) y la acción del clima local permitieron dar vida a un gran tonelaje de despojos inerte. Sí se puede, dice esta fábula. Sí nace vida de la muerte. Sí hay que darle una oportunidad al tiempo, como a Hiroshima, para renacer de las cenizas.


Fototo del Google Maps
¿Cuántos cataclismos tendremos que capotear para recuperar el paraíso perdido del río Lerma? ¿Cuántos siglos habrán de pasar para recuperar el lago de Texcoco que el gobierno federal está matando para echar a andar un aeropuerto contrahecho? ¿Cuántos incendios habrá que tolerar antes de sanear los charcos de gasolina de las cotidianas tomas clandestinas? ¿Cuántas inundaciones habremos de sufrir antes de parar la pavimentación del territorio?

No todo es desesperanza. La Cantera del Pedregal hoy se llama Parque Ecológico Experimental y es el Ave Fénix del terremoto de 1985.

viernes, 3 de febrero de 2017

BALLENA

¿QUÉ HAY EN UN NOMBRE?

Susana Bianconi y Andrés Galindo Bianconi
Publicado en la revista CAMBIO del Estado de México # 138 de diciembre 2016


Shakespeare le hace decir a Julieta: “¿Qué hay en un nombre?” refiriéndose a los apellidos Montesco y Capuleto que se interponen en su amor por Romeo. La frase se ha hecho célebre y nos habla de la trivialidad de muchos nombres propios.
En urbanismo la banalidad se refleja en los nombres dados a los conjuntos privados en las calles cerradas que tienen apelativos de alcurnia, de títulos nobiliarios, de bosques inexistentes y de grandezas de las que carecen.
Algunos mueven a risa, otros son ironías involuntarias como el caso de los muchos “Reales” que se ubican en calles Miguel Hidalgo (quien abolió la realeza). O bien, los conjuntos con nombre de santos y cuya dirección está en calles Lerdo o Juárez, los célebres autores de las leyes de desamortización de bienes eclesiásticos. Y la ignorancia es cómica cuando se vuelve pretenciosa, como en el caso de Bosque de Ciruelos. Los bosques de ciruelos no existen, solo hay huertas de ciruelos.
La lista es interminable: los mayorazgos, los condados y los reales regresan por sus fueros. Hay una gana de volver a los tiempos del Virreinato, una nostalgia por pertenecer a la nobleza insular que llama la atención. El primero en el que reconocimos la contradicción fue “Real de San Martín” en la calle Nicolás Bravo… pobre Nicolás Bravo, él que dio su vida luchando contra la realeza. Los promotores inmobiliarios conocen las flaquezas de sus víctimas y a ellas apelan a la hora de venderles gato por liebre. Así colocan nombres de ciudades italianas a caseríos construidos con usura, block y tablarroca.
Pero hay sitios que no tienen nombre. ¿Cómo llamarle al distribuidor vial de Toluca en el cruce de las avenidas López Portillo y Alfredo del Mazo?, ¿Qué hay en esos dos nombres? ¿A qué nos remiten, qué nos recuerdan, qué nos dicen? Estos nuevos Montescos y Capuletos no cuentan una historia de amor sino una de horror, una historia de cuatro años de obras inconclusas, mal hechas y mal diseñadas. Una obra donde las piezas metálicas se caen solas sobre los vehículos y matan gente.
Busquémosle un nombre a este crucero de la muerte, donde tantos han sido asaltados y atropellados porque carece de banquetas, porque carece de cruces peatonales y todo porque fue concebido exclusivamente para los vehículos motorizados… y resulta que la gente no tiene motor,
ni quema gasolina, ni tiene faros. Para los que trazaron este enredo de vías rápidas inhumanas, la gente sin auto no existe, ni las ven ni las oyen.
Pero, si les parece bien, pongámosle un nombre Virreinal al adefesio, ¿la Santa Inquisición quizás? ¿El marquesado del Valle de Oaxaca? ¿Hernán Cortés? O mejor lo llamamos “La Ballena”, a secas. Sabemos que el nombre técnico de la pieza metálica que mató a José Juan Díaz el 25 de diciembre de 2016 no es ballena, pero los periodistas y la gente en general así la dio en llamar aquel trágico día. Y como absurda fue esa muerte, como absurdo es ese no-lugar, no menos absurdo debe ser su nombre: Ballena.
Para que no se nos olvide que hay sinsentidos urbanos, la Ballena deberá llamarse el sitio que hoy no tiene nombre. Con perdón de Shakespeare.

lunes, 9 de enero de 2017

en defensa del paseo tollocan

EN DEFENSA DEL PASEO TOLLOCAN


Ponencia presentada en el III CONGRESO de Arquitectura de PAISAJE en León, Guanajuato, el 22 de agosto de 2002


Antecedentes
El Paseo Tollocan se crea en 1972 a lo largo del antiguo Camino Real entre Lerma y Toluca. Conocido por todos los viajeros que se dirigen al poniente del país, el Paseo Tollocan se caracterizó por ser una refrescante puerta de acceso a la provincia mexicana. Una colosal estatua de Emiliano Zapata se agrandaba ante los ojos conforme se accedía a una vía particularmente amable, sombreada de frondosos sauces llorones y por magníficas matas de colas de zorro dispuestas en zigzag. La recta se perdía en el horizonte flanqueada por generosos acotamientos de mexicano tezontle rojo y, 10 kilómetros más adelante, comenzaba la ciudad de Toluca en la Avenida Hidalgo que conserva palmeras datileras plantadas en 1940 y el monumento a la Madre.
En 1972 el gobernador del Estado era el Profesor Carlos Hank González y su Secretario de Obras Públicas era el Ingeniero Bulmaro Roldán. El encargado del insuperable trazo original del Paseo fue el Dr. en Ing. Melchor Rodríguez Caballero: el paisajista fue el arquitecto Carlos Bernal Salinas. La escultora de las obras monumentales de tezontle rojo fue Ángela Gurría y el director de toda la orquesta, el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez. Lejos de ser una obra huérfana, el Tollocan goza de muchos padres, como toda obra bien hecha.


Descripción

Esta espectacular vialidad se caracteriza por tener en cada sentido dos carriles de alta velocidad y dos de baja, separados por generosos camellones arbolados. El ferrocarril corre paralelo al Paseo, entre los carriles de baja y alta velocidad y abastece fundamentalmente a las industrias automotrices, ya que el transporte de pasajeros ha dejado de funcionar desde finales de los 90. El paseo corre de oriente a poniente y en su lado norte se instala un parque industrial a partir de 1964. Del lado sur se van desarrollando áreas habitacionales. Un vasto camellón central divide los flujos vehiculares. Con sus 10.5 kilómetros de largo y una sección que sobrepasa los 100 metros, el Tollocan constituye un parque de 150 hectáreas.


La vegetación
Sus estratos son elegantes y sabios: los negros juníperos fueron plantados para evitar encandilamientos, los sauces llorones para atrapar el agua y evocar el cauce de una cuenca que se sigue desecando, amén de atestiguar el paso de las estaciones. Grandes chopos fueron transplantados desde Chalco en bosquetes a cada tanto. Contrastes de verdes se producen aquí y allá con algunas coníferas, con un magnífico fresno añoso y por último, con los más viejos sauces blancos del antiguo camino real. Una cubierta de pasto rústico mantiene el verde casi todo el año pese a las heladas invernales.


Los daños
A lo largo de sus 30 años de vida el Paseo ha sufrido y sigue sufriendo muchos embates.
1. Las fuentes de recios chorros que provocaban arcoiris han dejado de funcionar, los miles de “pampagrasses” o colas de zorro fueron rociadas con brea y quemadas de raíz por la Junta de Caminos.
2. El general Zapata fue movido de su eje fundamental y condenado a un lado, donde ha perdido escala y valor. Un par de recientes puentes carreteros motivaron su traslado.
3. Estos puentes nuevos no copian a los otros dos originales existentes, construidos con suaves pendientes en taludes empastados, sino que son producto de una construcción mercantil de obra tipo.
4. Los puentes peatonales que se han construido carecen de diseño, son estructuras estandarizadas, nada adecuadas al paisaje excepcional del Tollocan.
5. Se plantaron indiscriminadamente gran cantidad de cedros blancos (cipreses en realidad) como si fueran lechugas y en ellos se entretienen algunos aficionados a la topiaria. Su aspecto desmerece el conjunto.
6. Un gran mástil sin bandera fue colocado al centro de un área devastada sin pena ni gloria. Retirado en 2005, se erige ahora un monumento a Hank González.
7. Muchos sauces son mochados para que su follaje no impida la visión de anuncios espectaculares.


El ejemplo
Diseñado para ser observado en movimiento y apreciado como una obra estática, el paseo tiene un carácter único. Sus esculturas monumentales tienen la virtud de abrir un compás de formas telúricas al paso de los autos. Recorrerlo es una experiencia grata aún hoy.



La amenaza
En 2002 la Secretaría de Comunicaciones y Transportes del Estado de México acometió la construcción de un tercer carril en la franja de alta velocidad, lo que implicó la pavimentación de 7 hectáreas de áreas verdes, la tala de 470 árboles maduros y la colocación de altas guarniciones de concreto a ambos lados para impedir la visibilidad de los prados. El proyecto pretendió convertir el paseo en un viaducto común y corriente.
Las obras, a cargo de la Junta de Caminos y se llevaron a cabo en forma nocturna.
El despacho del Arq, Pedro Ramírez Vázquez conoció del proyecto y designó al Arq. Arturo Márquez Serrano para rediseñar los puentes peatonales que se colocaron y que carecen de diseño adecuado.


Reflexiones
En treinta años el Paseo Tollocan ha estado solo, no se ha construido ninguna otra vialidad alterna, mientras la ciudad de Toluca y su área conurbada crecieron 10 veces. La SCT no presenta ningún estudio de ingeniería de transporte ni de simulación de distintas alternativas para soportar este nuevo ataque a esta obra patrimonial. El diagnóstico de que el Paseo Tollocan quedó chico, no es sensato porque el Tollocan no puede crecer. Hacerlo crecer a la fuerza es tanto como destruirlo Existen opciones viales alternas como la conclusión de la vialidad “Las Torres” que no tiene principio ni fin, o el libramiento norte que saliendo de la autopista México-Toluca a la altura del río Lerma se piensa que derive el tránsito que se dirige hacia el norte, es decir, hacia Querétaro y Guadalajara.


Alternativas
Como quedó claro en el Foro que sobre la conservación del Paseo Tollocan se llevó a cabo en el Salón de Cabildos del H. Ayuntamiento de Toluca, el 4 de septiembre de 2002, la vulnerabilidad de toda la ciudad se encuentra en contar con sólo una vía de importancia como el Tollocan. El viernes 11 de octubre de 2002 los tianguistas del Mercado Juárez cerraron esta vía provocando un caos mayúsculo. La ciudad carece de vías alternas y quedó probado lamentablemente en la práctica, que no importa cuántos carriles se le añadan al Paseo, mientras siga siendo la única vía de acceso a la ciudad, los riesgos de paralización seguirán latentes.
La zona industrial, al norte del Paseo, carece de una vía paralela que permita el regreso de los trailers sin necesidad de reincorporarse al Tollocan a través de sus congestionados puentes. Las incipientes calles que abastecen a las industrias se ven truncadas por asentamientos arbitrarios como el de General Motors que se apoderó de terreno y vialidades a un tiempo. La complacencia oficial sin duda permitió tal absurdo urbano heredando los problemas de circulación a la actualidad. La carga pesada de trailers y camiones debe obligadamente recurrir al Tollocan como única vía de salida debiendo reintegrarse cruzando sus puentes que están más que saturados y que lo seguirán estando mientras no haya alternativas de circulación.
Por otro lado, al sur del Paseo, se fue construyendo de tramo en tramo la vialidad Las Torres, bajo las líneas de alta tensión. Esta vía de 3 carriles en cada sentido no fue asesorada por ningún paisajista, consecuentemente, su amplio camellón de hasta 100 metros de ancho carece de tratamiento y suele ser basurero de cascajo entre milpas. Careciendo de drenaje pero contando con altísimas guarniciones, Las Torres se convierte en un río en días de lluvia. El agua no alcanza sus prados y no se reabsorbe como en el sabio Paseo Tollocan. Pero lo peor es que esta vía, Las Torres, sigue inconclusa y en la actualidad tuerce su trazo y lleva toda su pesada carga vehicular precisamente al Paseo Tollocan a la altura del Boulevard Aeropuerto.
Las alternativas de circulación pueden llevarse a cabo si se teje una trama fina de pavimentación de calles tanto al norte como al sur del Paseo, permitiendo al tránsito local salirse del Paseo encontrando su ruta doméstica cotidiana. Los mayores estorbos a este simple plan lo constituyen conspicuas construcciones que se han asentado sobre las brechas, como el hotel Holliday Inn, que se localiza obstruyendo la calle Francisco I. Madero. Las transversales, las vías norte-sur son también necesarias y existen insinuadas en terracerías. Lamentablemente no es política municipal el pavimentarlas antes de su invasión y consecuentemente al sur del Tollocan que es zona urbana, sólo existen macromanzanas. Las distancias entre una y otra vialidad norte-sur es tal que no se pueden realizar a pie. Consecuentemente los recorridos se tornan muy largos aunque las distancias a salvar sean cortas, porque sólo ingresando al Paseo Tollocan se logra acceder a otra vialidad.

La propuesta
1.- Una posibilidad para que el Paseo Tollocan deje de ser agredido y que recupere su lustre y plenitud es la de elevarlo al rango de Patrimonio Natural y Cultural de la nación o de la Humanidad a través de la UNESCO. De otra manera los pocos interesados en su conservación nos vamos cansando de luchar contra la insensatez de funcionarios públicos que empiezan obras baratas en cada período electoral sin medir las consecuencias.
2.- Es necesario que los Secretarios de Desarrollo Urbano y Obras Públicas del Estado dejen de ser Ingenieros Civiles, ya que en su preparación profesional carecen de materias como Urbanismo y Paisaje y arremeten contra el patrimonio vegetal como contra chatarra pestilente.
3.- Es necesario que el Secretario de Comunicaciones y Transportes que impulsa la idea de destruir el Paseo Tollocan deje de ser un Abogado.
4.- Es necesario que se realicen los libramientos norte y sur antes de seguir con la destrucción del Paseo.
5.- Es necesario divulgar los valores paisajísticos, históricos y estéticos del Paseo Tollocan para que la población local lo valore en su justa medida y lo defienda de los agresores de hoy y de mañana.
6.- Se debe reposicionar la escultura ecuestre del General Zapata donde siga dando la bienvenida al viajero flanqueado como antes, por el ejército de sauces llorones.
7.- Se deben retirar las decenas de anuncios espectaculares que el Gobierno del Estado se atrevió a colocar a lo largo de sus camellones e impedir que nadie vuelva a colocarlos.
8.-Es necesario volver a hacer funcionar las fuentes y las ciclopistas, replantar los cuatro kilómetros de pampa grasses y limpiar de basura sus largos y maltratados 10 kilómetros.