lunes, 16 de agosto de 2010

Taladera


DESPROPORCIONES

Publicado en CAMBIO de septiembre 2008

La ausencia de los árboles se siente en la boca del estómago primero y luego se procesa en la razón. La angustia precede al entendimiento y aunque se trata de una fracción de segundo, queremos evitar saber la verdad porque nos va a resultar dolorosa.
Comenzó un nuevo semestre en Ciudad Universitaria, y el camino cotidiano, por Paseo Tollocan hasta el Vicente Guerrero cambió angustiosamente. Al llegar a ese punto se siente la ausencia de follaje, se experimenta un hueco descorazonador, se pierde la orientación, se siente uno perdido en cualquier lugar de la mancha urbana y se lamenta la falta de belleza.
¿Qué falta?
Falta sentido común.
Con la tala de innumerables yucas, muchos chopos treintañeros, algunos fresnos jóvenes y uno que otro sauce, nos han hecho perder la alegría de ver el verde en la ciudad. Innecesaria y gratuita ha sido la tala irreparable. El tráfico bien podría solucionarse con la medida sencilla y barata como veremos con facilidad.
Sabemos que la ciudad de Toluca carece de una red de calles que le de fluidez al tráfico vehicular, sólo tiene una salida hacia el sur, por Paseo Colón. Pues bien, Felipe Villanueva es una calle que va hacia el sur y que al llegar al Paseo Tollocan no puede cruzar, a pesar de que continúa del otro lado hasta Las Torres. Tan fácil como colocar un semáforo y dejarla pasar a nivel, para que el poniente de la ciudad de Toluca se desfogue hacia el sur.
Pero en lugar de eso, habremos de soportar un puente carretero en el sitio, con ángulos amanerados que no son adecuados para una zona habitacional, universitaria, donde lo prudente sería darle prioridad al peatón, a las bicicletas y por último a los vehículos.
Los cruces en ángulo recto, como el que propongo, son comunes en las ciudades convencionales, ayudan a cruzar en las esquinas, y a que los vehículos pasen en grupos en lapsos semaforizados. Los puentes en medio de la ciudad, en cambio, son un invento toluqueño que acelera el tráfico, que vuelve infranqueable las dos riveras de la vialidad y baja el valor de los inmuebles aledaños.
Minusvalía será la consecuencia de esta costosa obra fea (¿o será el famoso arquitecto Calatrava quien venga a diseñarla?). Minusvalía económica, estética y social.
Nos deja tristeza esta taladera a quienes queremos a la ciudad. Y nos habla de una gran desproporción entre la magnitud de lo perdido con la probable magnitud de lo ganado. Hay ejemplos urbanos valiosos y menos traumáticos que podrían haberse utilizado en ese lugar, analizando las soluciones alternativas cercanas a los centros universitarios de ciudades con tradición y prestigio. Cambridge en Boston es un buen ejemplo a seguir, donde hay tranvías, metro, bicicletas y muchos peatones.
Mientras no se creen alternativas en los medios públicos de transporte, seguirá la taladera para que se monte el subdesarrollo muy orondo en una camioneta chocolate.
Lamentablemente, ponerse a talar para que pasen los autos es una desproporción como ponerse a matar mosquitos a bazucasos: muchos inocentes salimos lastimados.

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