SOBRE PERNOS, PUERTAS E INTIMIDAD
Publicado como “Celdas que nos hacen libres” CAMBIO 02/Julio 2005
La carencia de ruedas en América prehispánica no sólo hizo difícil el movimiento de bultos y personas sino que hizo también muy complicado hacer el amor.
Considero que la rueda no es –como siempre se nos dice- el gran descubrimiento tecnológico del Hombre después del fuego; al cabo cualquier pelota de caucho con la que se jugaba Ulama en Mesoamérica era en sí misma una rueda, pero una rueda ociosa que no había sido puesta a trabajar.
¿Cómo se pone a trabajar una rueda, entonces? El caso más evidente es el de la carretilla: se le coloca un eje. Es el eje y no la rueda el que mueve al mundo, o mejor dicho, ambas cosas juntas y no separadas. Caminar sobre una esfera haciendo equilibrio no nos lleva muy lejos, pero esa esfera penetrada por un eje se transforma en una carretilla que nos ayuda a mover el mundo en pedacitos.
Si la forma de la rueda se invierte y queda socavada en lugar de boluda y se amarra su eje a dos extremos, tendremos una polea por donde las sogas suben y bajan cubetas, piedras, tramoyas y hasta ballenas (me refiero a las trabes del periférico).
El perno es la cuestión. ¿Por qué? Porque este pequeñito invento del Hombre que tiene tanto que ver con los ejes y las ruedas dio origen a otro preciado invento: la puerta. Las crónicas nos relatan cómo colgaban hermosos tejidos sobre los umbrales de los palacios de Axayacatl, Cuitlahuac y Moctecuzoma; cómo esas cortinas estaban resguardadas por un guardia que celaba su acceso. Pasar de afuera a adentro era un mero correr de telas. No existían las llaves porque no existían las puertas y no existían las puertas porque no existían los pernos con que se fabrican las bisagras.
La bisagra es una cosa compleja, es la llave de la intimidad. ¿Cómo imaginar un encuentro erótico cuando puede ser interrumpido con sólo descorrer un velo? No digo que las bisagras sean eróticas, sino que garantizan la posibilidad del erotismo. En su libro “El Diosero”, Francisco Rojas Gonzalez nos narra en su cuento “Los Novios” cómo una pareja tzetzal adolescente pasa su noche de bodas en el mismo cuarto que el resto de la familia paterna.
Al otro extremo del libre albedrío se encuentra el presidio. En el mundo prehispánico el marcaje individual era la única opción para retener prisioneros. No había celdas porque se carecía de puertas y de llaves.(Por cierto las llaves, como las bisagras, giran también sobre un eje). Quizás de ahí el apuro por realizar los sacrificios. Quizá de ahí el desprecio por construir grandes espacios techados, ya que eran vulnerables, excepto los pequeños cu, o teocallis que por estar ubicados tan alto en la cima de las pirámides, eran observables desde todos lados.
Los pernos, las bisagras, las puertas y las llaves guardan celosamente nuestros tesoros en un baúl, en una caja fuerte, en una alcoba con espejos o en un baño. ¿Cómo hacer del baño en ciudades como Tikal o Machupichu que carecían de puertas? De eso nadie nos habla, pero la inhibición es quizá sub-producto del pudor que va de la mano con la intimidad. Esa intimidad guardada celosamente por las puertas cerradas desde adentro es la que garantiza la soledad , y es esa soledad la que genera libertad de pensamiento, libertad para crear, rezar, o erotizar en la intimidad.
Son las celdas las que nos hacen libres, celdas como las de los monjes del siglo XVI, donde se leía a Erasmo y a Tomás Moro, lejos de los ojos de la Inquisición. Celdas como las que sirvieron a Sor Juana para escribir la poesía más fina y erótica de la Colonia. Todo reside en poder abrirlas y cerrarlas a placer y en tener las llaves. Esas llaves que controlan la intimidad y la exhibición en la vida cotidiana.
jueves, 26 de agosto de 2010
lunes, 16 de agosto de 2010
las Puertas de Ciudad Universitaria
¿ESPACIOS INÚTILES?
Publicado en CAMBIO en Diciembre 2008
El miércoles 3 de diciembre asistí a una conferencia magistral en el Aula Magna de Rectoría de la UAEMex sobre Espacios Inútiles. La dictó la doctora en arquitectura Helena Coch Roura de la Universidad Politécnica de Cataluña.
Su tema fue sobre los espacios semi-públicos o semi-privados que vestibulan los edificios; es decir, habló sobre los porches, las galerías, los portales y los balcones. Con profesional orden fue desarrollando su tema. Como partía de la premisa falsa de que esos sitios son inútiles, con habilidad fue documentando que no lo son, sino que por el contrario sirven para jerarquizar, para atemperar los cambios de temperatura y para su ocupación ocasional, informal.
Demostró con números que un balcón acristalado provee de una cámara de aire, lo que mejora las condiciones de confort térmico interior en las viviendas y constituye un sistema pasivo de control de temperatura. Los arquitectos estudiamos desde el inicio de la carrera ese tipo de cámaras y sabemos de sus bondades. Pero la doctora ha sabido sacarle provecho a su tesis y gracias a ella viaja a Brasil para estudiar las “barandas” y quiere venir a México a estudiar las terrazas.
Curiosamente la arquitectura tradicional se compone de muchos espacios sociales como éstos espacios intermedios y la tradición los ha reproducido a lo largo de la historia…hasta hace 100 años.
Escala Urbana
A escala urbana estos espacios intermedios como los tradicionales portales son el corazón palpitante de nuestras ciudades. En ellos ocurre de todo: compras el diario, te boleas los zapatos, escuchas al organillero, te tomas un helado, paseas a gusto sin sol y sin lluvia. Si recorres, por otro lado, un boulevard arbolado, con bancas, fuentes y anchas banquetas podrás tomarte un café bajo la semi-sombra de los árboles y verás pasar a la gente con la calma de sentirte parte de un mundo urbano.
Ninguno de estos espacios es inútil, por el contrario, junto con las plazas, son los espacios que hacen ciudad. Un montón de edificios no hacen ciudad sino están entretejidos por estos lugares humanísticos por excelencia donde nos podemos detener sin ser sospechosos de nada.
La entrada a la Rectoría de la Universidad Autónoma del Estado de México tiene un perfecto ejemplo de esta calidad de espacios intermedios porque goza de un vestíbulo al que se accede traspasando tres magníficos arcos apoyados en seis recios pilares. Hay en ese lugar espacio suficiente para sentirse bien, digno, bienvenido, tomado en cuenta. Hay una generosa banqueta a distancia prudente del tráfico vehicular, hay altura y proporción de las partes que lo componen.
Curiosamente tanto los venerables Portales de Toluca, como el Paseo Colón o el Paseo de la Reforma, como la Rectoría de Instituto Literario son obras del siglo XIX. Es importante señalarlo, porque con el siglo XX se acabaron los buenos modales y los espacios que los propiciaban.
Actualmente los peatones acceden a la Ciudad Universitaria por unas puertitas de malla ciclónica muy primitivas y denigrantes y suben a un puente peatonal que inexplicablemente cuenta con un doble enmallado que enjaula la basura y la tierra yerma. De Catedral se sale directo al tráfico, los espectadores de la Bombonera son arrojados de golpe a la calle; calle que debe ser cerrada en días de partido para evitar accidentes. No se hizo entre lo público y lo privado ese adecuado espacio al que polémicamente la doctora Helena llama inútil.
Escala habitacional
Al nivel de la vivienda, estos espacios semi-públicos o semi-privados también han desaparecido. Son cosa del siglo XIX los patios y los balcones. Son cosa del pasado los corredores en torno al patio donde se desarrollaba una vida familiar rica en encuentros informales, donde no era necesario meter a nadie a la recámara para contar un cuento, escuchar un tarareo o regar una planta. No era menester invitar a nadie a pasar habiendo un portalito con una banca. Pero el espacio es dinero y el dinero se malgastó en el siglo XX en artefactos industrializados de moda, y la sala de televisión sustituyó al patio. La gente que conversa, tararea y riega las plantas lo hace en la pantalla, no en la realidad tornasolada del patio mexicano.
Los ejercicios académicos que exhiben lo obvio, son una buena escusa para dar una conferencia magistral bien pagada… o para escribir una sencilla nota de reflexión.
El Negocio de la Caridad
EL NEGOCIO DE LA CARIDAD
Publicado en CAMBIO en Enero 2009
Mientras el siglo XX será recordado seguramente como socialista, el XXI parece que lo será por la filantropía exhibicionista tal como la que practican Madona, los Pitt-Jollie y Bill Gates siguiendo los pasos de Lady Di. Porque apelar a la lástima es un buen negocio y las caridades de relumbrón, que exhiben la desgracia sin pudor, son la nueva manera de lavarse la cara y hacer dinero.
La industria de la beneficencia privada da buenos frutos aún en los estertores del neoliberalismo. Disminuido el DIF al punto que ya pocos recuerdan el significado de su sigla, las cajeras de supermercados siguen redondeando los cambios para un sinnúmero de organizaciones curiosas, a veces respaldadas por Televisa.
Sabemos que el fin último de esta beneficencia del redondeo es doblemente suculento: en primer lugar logra deducir de impuestos los donativos y en segundo, le aligera al gobierno federal su tarea obligada e intransferible de brindar salud preventiva y curativa a la totalidad de la población.
Durante el sexenio foxista la fundación “Vamos México” logró algunos milagros financieros como el de que sólo llegara a los necesitados 36 centavos de cada peso donado. Martha Sahagún jamás rindió cuentas de los restantes 64 centavos (la pesquisa la hizo una periodista extranjera, basándose en las cifras de la propia institución pseudo-filantrópica).
Para que exista la caridad, se requiere que haya pobres, porque en un país ideal de amplia case media, la caridad no sólo sería innecesaria sino ofensiva. Con el modelo económico que sigue este país, queda garantizada la existencia sobrada de pobres para mantener entretenidas a las personas que gustan ostentar sus buenas conciencias a través de la entrega de limosnas.
En estos últimos meses se han sacado del país muchos millones de dólares, que, sumados al descalabro económico internacional, han provocado una devaluación del 40% de la moneda (el dólar pasó de costar 10 a 14 pesos). Tal actitud egoísta de los capitalistas es entonces contrarrestada con la caridad bien publicitada.
Porque los grandes capitales habían amenazado con irse del país si ganaba la elección del 2006 Andrés Manuel López Obrador y para que esto no ocurriera, el Partido Revolucionario Institucional, fiel de la balanza, justificó el manoseo de las cifras que el IFE publicaba el 2 y el 3 de julio de ese año para otorgarle un minúsculo triunfo del 0,5% al garante del estatus quo.
En plena crisis de diciembre, el sujeto emanado de tal componenda, hizo entrega - frente a las cámaras de televisión - de un donativo al Teletón. Sin duda es congruente con su deuda moral y la salda en caridad televisada. Un precio muy bajo para el beneficio personal recibido.
Mientras el estado socialista pasa a la historia, los pobres aumentan y la caridad les lava la cara a los ricos apátridas.
Publicado en CAMBIO en Enero 2009
Mientras el siglo XX será recordado seguramente como socialista, el XXI parece que lo será por la filantropía exhibicionista tal como la que practican Madona, los Pitt-Jollie y Bill Gates siguiendo los pasos de Lady Di. Porque apelar a la lástima es un buen negocio y las caridades de relumbrón, que exhiben la desgracia sin pudor, son la nueva manera de lavarse la cara y hacer dinero.
La industria de la beneficencia privada da buenos frutos aún en los estertores del neoliberalismo. Disminuido el DIF al punto que ya pocos recuerdan el significado de su sigla, las cajeras de supermercados siguen redondeando los cambios para un sinnúmero de organizaciones curiosas, a veces respaldadas por Televisa.
Sabemos que el fin último de esta beneficencia del redondeo es doblemente suculento: en primer lugar logra deducir de impuestos los donativos y en segundo, le aligera al gobierno federal su tarea obligada e intransferible de brindar salud preventiva y curativa a la totalidad de la población.
Durante el sexenio foxista la fundación “Vamos México” logró algunos milagros financieros como el de que sólo llegara a los necesitados 36 centavos de cada peso donado. Martha Sahagún jamás rindió cuentas de los restantes 64 centavos (la pesquisa la hizo una periodista extranjera, basándose en las cifras de la propia institución pseudo-filantrópica).
Para que exista la caridad, se requiere que haya pobres, porque en un país ideal de amplia case media, la caridad no sólo sería innecesaria sino ofensiva. Con el modelo económico que sigue este país, queda garantizada la existencia sobrada de pobres para mantener entretenidas a las personas que gustan ostentar sus buenas conciencias a través de la entrega de limosnas.
En estos últimos meses se han sacado del país muchos millones de dólares, que, sumados al descalabro económico internacional, han provocado una devaluación del 40% de la moneda (el dólar pasó de costar 10 a 14 pesos). Tal actitud egoísta de los capitalistas es entonces contrarrestada con la caridad bien publicitada.
Porque los grandes capitales habían amenazado con irse del país si ganaba la elección del 2006 Andrés Manuel López Obrador y para que esto no ocurriera, el Partido Revolucionario Institucional, fiel de la balanza, justificó el manoseo de las cifras que el IFE publicaba el 2 y el 3 de julio de ese año para otorgarle un minúsculo triunfo del 0,5% al garante del estatus quo.
En plena crisis de diciembre, el sujeto emanado de tal componenda, hizo entrega - frente a las cámaras de televisión - de un donativo al Teletón. Sin duda es congruente con su deuda moral y la salda en caridad televisada. Un precio muy bajo para el beneficio personal recibido.
Mientras el estado socialista pasa a la historia, los pobres aumentan y la caridad les lava la cara a los ricos apátridas.
Albañiles y Arquitectos
ALBAÑILES Y ARQUITECTOS
Publicado en CAMBIO en Octubre 2008
El 1ero de Octubre se celebró el Día Internacional del Arquitecto. Pocos días antes un grupo de albañiles fue secuestrado a media noche por un comando armado. Vivían en humildes cuartos de renta en El Olivo y sus cuerpos fueron abandonados en un paraje cercano a La Marquesa. Este insólito incidente deja perplejos a quienes dependemos de los albañiles para ejercer nuestra profesión. Tradicionalmente el día de los albañiles se celebra el 3 de mayo, el famoso día de la Santa Cruz, donde arquitectos, ingenieros, técnicos y albañiles comemos y brindamos por el gusto de tener trabajo.
Los albañiles asesinados sin sentido no eran mexiquenses, eran gente que vino a esta tierra a trabajar y a vivir en soledad compartida, lejos de sus familias; eran migrantes. Vivían pobremente en un pueblo de ésos que se van quedando encerrados por desarrollos urbanos y que mantienen costumbres de vida antiguas, como tortillerías, verdulerías, altares callejeros, entierros procesionales.
Pueblos curiosos cuando son vistos desde las torres de departamentos del rededor. Curiosos porque viven en ellos personas rezagadas del desarrollo globalizado, gente que no habla inglés ni maneja autos sport; gente que viaja en autobús en vez de usar helicóptero. Personas gordas de tanto tomar refrescos en lugar de beber agua embotellada en Francia y de comer tamales en lugar de suchi. Sus cuartos humildes se alcanzan a ver desde los clubs de golf que hay en la zona.
Las autopistas conducen a estos exclusivos conjuntos residenciales y por ellas no se internan los chimecos. No hay Metro tampoco en esta área exclusiva del Estado de México donde se mezcla lo más sofisticado y mundano con lo más olvidado y atávico del país. ¿Cuánto gana un albañil? Unos mil quinientos pesos a la semana. ¿Cuánto gana un egresado de la carrera de arquitectura en una empresa inmobiliaria o constructora? Lo mismo. Los arquitectos que salen de nuestras universidades también rentan cuartos humildes en los pueblos tributarios de los grandes complejos de lujo.
Cerca del escenario del hallazgo del crimen, se tala madera clandestinamente. Madera que se utiliza en las cimbras que arman los albañiles para construir sus humildes cuartos de renta. Madera de cimbra que acaba en el fuego del comal. Madera barata porque no paga impuestos dado que no existe en ningún inventario. El tráfico ilegal de madera va a dar a la construcción del concreto armado. No hablamos de la madera legal, estufada, de largas escuadrías que se usa en las casonas mexicanas tradicionales, que dura toda la vida y que proviene de bosques maderables y reforestados. Hablamos de la madera que vemos pasar a bordo de camiones destartalados y cortada al ancho de la caja, de apenas dos y medio metros. Madera que es aserrada en tablitas para ser usada como recipiente de la mezcla acuosa del concreto, recipiente que bien podría ser de plástico.
Se debería alentar la fabricación de cimbras de plástico para salvar nuestros bosques. El plástico es tan barato y fácil de formar que me sorprende que no exista una industria paraestatal que se dedique a la fabricación y distribución de esta cimbra ligera. Millones de personas viven en casas que estuvieron sostenidas por madera de cimbra. Hasta para “echar un firme” como los que promociona Calderón se utilizan reglas de madera, porque así es la costumbre. Esas reglas podrían ser de plástico, teniendo la ventaja de no variar de forma ni de volumen ni de peso al contacto con el agua.
La delincuencia que rodea a los bosques mexiquenses tiene que ver con una demanda insaciable de cimbra de madera en la autoconstrucción. Chimalhuacán tiene 600 mil habitantes, es tan grande como Toluca y está enteramente hecha sin arquitectos, en base a castillos, dalas y losas coladas sobre cimbras de madera clandestina (Pruebe el lector pidiendo una factura por la renta de tarimas). Los Reyes, La Paz, Chalco Solidaridad y Ciudad Neza se han construido con el mismo método depredador de bosques.
Pero las costumbres son fuertes y se resisten a los cambios, los arquitectos somos cómodos y dejamos hacer a los albañiles a su modo y el Estado combate a la delincuencia con la fuerza y no con la inteligencia. Pero volvamos a los cuartos humildes del Olivo y tratemos de entender el mundo de estos trabajadores de la construcción y su trágico y absurdo fin. ¿Habrán dejado sus casas de adobe y teja de los lugares de origen para venir a vivir en cuartos de block y de concreto a cambio de un salario sin futuro? ¿Hay otros intereses en el mundo de la construcción además del de la madera talada clandestinamente? ¿Qué parte del rompecabezas nos falta armar? Lo cierto es que fue entre árboles maderables que aparecieron los albañiles mirando sin ver el mundo de jets privados que ni ellos ni nadie entiende.
Publicado en CAMBIO en Octubre 2008
El 1ero de Octubre se celebró el Día Internacional del Arquitecto. Pocos días antes un grupo de albañiles fue secuestrado a media noche por un comando armado. Vivían en humildes cuartos de renta en El Olivo y sus cuerpos fueron abandonados en un paraje cercano a La Marquesa. Este insólito incidente deja perplejos a quienes dependemos de los albañiles para ejercer nuestra profesión. Tradicionalmente el día de los albañiles se celebra el 3 de mayo, el famoso día de la Santa Cruz, donde arquitectos, ingenieros, técnicos y albañiles comemos y brindamos por el gusto de tener trabajo.
Los albañiles asesinados sin sentido no eran mexiquenses, eran gente que vino a esta tierra a trabajar y a vivir en soledad compartida, lejos de sus familias; eran migrantes. Vivían pobremente en un pueblo de ésos que se van quedando encerrados por desarrollos urbanos y que mantienen costumbres de vida antiguas, como tortillerías, verdulerías, altares callejeros, entierros procesionales.
Pueblos curiosos cuando son vistos desde las torres de departamentos del rededor. Curiosos porque viven en ellos personas rezagadas del desarrollo globalizado, gente que no habla inglés ni maneja autos sport; gente que viaja en autobús en vez de usar helicóptero. Personas gordas de tanto tomar refrescos en lugar de beber agua embotellada en Francia y de comer tamales en lugar de suchi. Sus cuartos humildes se alcanzan a ver desde los clubs de golf que hay en la zona.
Las autopistas conducen a estos exclusivos conjuntos residenciales y por ellas no se internan los chimecos. No hay Metro tampoco en esta área exclusiva del Estado de México donde se mezcla lo más sofisticado y mundano con lo más olvidado y atávico del país. ¿Cuánto gana un albañil? Unos mil quinientos pesos a la semana. ¿Cuánto gana un egresado de la carrera de arquitectura en una empresa inmobiliaria o constructora? Lo mismo. Los arquitectos que salen de nuestras universidades también rentan cuartos humildes en los pueblos tributarios de los grandes complejos de lujo.
Cerca del escenario del hallazgo del crimen, se tala madera clandestinamente. Madera que se utiliza en las cimbras que arman los albañiles para construir sus humildes cuartos de renta. Madera de cimbra que acaba en el fuego del comal. Madera barata porque no paga impuestos dado que no existe en ningún inventario. El tráfico ilegal de madera va a dar a la construcción del concreto armado. No hablamos de la madera legal, estufada, de largas escuadrías que se usa en las casonas mexicanas tradicionales, que dura toda la vida y que proviene de bosques maderables y reforestados. Hablamos de la madera que vemos pasar a bordo de camiones destartalados y cortada al ancho de la caja, de apenas dos y medio metros. Madera que es aserrada en tablitas para ser usada como recipiente de la mezcla acuosa del concreto, recipiente que bien podría ser de plástico.
Se debería alentar la fabricación de cimbras de plástico para salvar nuestros bosques. El plástico es tan barato y fácil de formar que me sorprende que no exista una industria paraestatal que se dedique a la fabricación y distribución de esta cimbra ligera. Millones de personas viven en casas que estuvieron sostenidas por madera de cimbra. Hasta para “echar un firme” como los que promociona Calderón se utilizan reglas de madera, porque así es la costumbre. Esas reglas podrían ser de plástico, teniendo la ventaja de no variar de forma ni de volumen ni de peso al contacto con el agua.
La delincuencia que rodea a los bosques mexiquenses tiene que ver con una demanda insaciable de cimbra de madera en la autoconstrucción. Chimalhuacán tiene 600 mil habitantes, es tan grande como Toluca y está enteramente hecha sin arquitectos, en base a castillos, dalas y losas coladas sobre cimbras de madera clandestina (Pruebe el lector pidiendo una factura por la renta de tarimas). Los Reyes, La Paz, Chalco Solidaridad y Ciudad Neza se han construido con el mismo método depredador de bosques.
Pero las costumbres son fuertes y se resisten a los cambios, los arquitectos somos cómodos y dejamos hacer a los albañiles a su modo y el Estado combate a la delincuencia con la fuerza y no con la inteligencia. Pero volvamos a los cuartos humildes del Olivo y tratemos de entender el mundo de estos trabajadores de la construcción y su trágico y absurdo fin. ¿Habrán dejado sus casas de adobe y teja de los lugares de origen para venir a vivir en cuartos de block y de concreto a cambio de un salario sin futuro? ¿Hay otros intereses en el mundo de la construcción además del de la madera talada clandestinamente? ¿Qué parte del rompecabezas nos falta armar? Lo cierto es que fue entre árboles maderables que aparecieron los albañiles mirando sin ver el mundo de jets privados que ni ellos ni nadie entiende.
La Regla de Diez
LA REGLA DE DIEZ
Publicado en CAMBIO en Noviembre de 2008
Salta a la vista que en nuestra sociedad la carga de trabajo no está bien repartida. La Ley Federal del Trabajo es una reliquia de archivo histórico que nadie observa ni hace observar. La jornada de 8 horas sólo existe en los libros de texto, no en la realidad diaria de miles de jóvenes egresados que compiten por una plaza y que son humillados a aceptar jornadas de 10 y 11 horas de trabajo, so pena de ser desplazados por cualquier otro joven en las mismas circunstancias.
La crisis del desempleo es elemental: muy pocos están haciendo el trabajo de muchos. Como burros. Y la falta de distribución de la riqueza es también elemental: muy pocos se quedan con la riqueza de todos los demás. Nadie quiere compartir ganancias, sólo se socializan las pérdidas. El Secretario del Trabajo de México, Javier Lozano Alarcón lo dice con claridad a los trabajadores: “coopelan o cuellos”, y los trabajadores agachan la cabeza para cuidar su cuello. Todos, quienes tenemos algo que perder, agachamos la cabeza.
El mundo se está pareciendo a la Rusia zarista. Fedor Dostoyevski nos presenta en “Apuntes del subsuelo” a un personaje empobrecido y amargado que sobrevive enfermo rechinando los dientes, pero que tiene servicio doméstico: “Mi criada es una mujeruca aldeana, vieja, perversa por estupidez, y siempre huele mal por añadidura”. La clase media mexicana se empobrece y rechina los dientes, pero conserva el privilegio de contar con servidumbre: cerillos, franeleros, lavacoches y un largo etcétera.
Si yo fuera gobierno (no lo quieran los dioses) instituiría la regla de diez. El sistema decimal es fácil de utilizar y con él estamos familiarizados; así las cuentas son rápidas. Mi idea es que en cualquier organización no exista mayor distancia entre el de más arriba y el de más abajo que 10. Veamos. Si el Director de una coorporación (pública o privada) se asigna un salario de 100 mil pesos al mes, el trabajador más joven y recién contratado para el puesto más bajo debe ganar un sueldo inicial de 10,000 pesos.
Imaginemos una escuela (pública o privada) donde un conserje gane 4,000 al mes, obligaría a su director a ganar 40 mil. O, invirtiendo el ejemplo: si el director quiere ganar 80 mil, su nuevo conserje deberá ganar 8 mil.
Una distancia de 10 es todavía mucha (los japoneses recomiendan sólo 8) pero no es tanta como la que separa a un Gobernador (cualquiera que usted escoja) de su personal subalterno. Ni qué decir de la diferencia entre un promotor de boxeo y sus pupilos boxeadores; o entre un productor de flor y la muchacha que fumiga las plantas; o entre el dueño de una mina y el minero.
Ahora bien, si el más mal pagado puede comer bien, a todos los demás nos irá mejor. La inseguridad proviene de la tentación que representa para el débil y el humillado o para el haragán obtener dinero fácil de las arcas de la delincuencia organizada. Los flojos existen en todas las sociedades, pero un haragán con un trabajo bien remunerado (inclusive demasiado bien remunerado para sus capacidades) nos pone a salvo de su astucia para cruzar la línea que divide lo legal de lo ilegal.
En un país cuyo sistema de seguridad social mantiene con decoro a sus desocupados, no cabe la lástima ni el perdón para el que transgrede la ley. Queda claro que el delincuente no delinque por hambre y entonces cuando es atrapado soporta todo el peso de la ley a secas, sin contemplaciones. En cambio, en sociedades disparejas y sin seguro de desempleo como la nuestra, queda siempre abierta la puerta para solapar al delincuente por ser víctima de la pobreza.
Ahora bien para poder aplicar esta regla todos deberíamos tener un trabajo formal, nada de outsorcings o trabajos en negro. Pero los migrantes africanos que llegan a las costas europeas, los centroamericanos que pasan a duras penas por México para llegar a los Estados Unidos y nuestros propios pobres, jamás alcanzan un empleo formal donde aplicar la regla de 10, lo que nos descompone la ecuación, y su trabajo, pagado por debajo del uno de nuestra tabla, permite que haya quienes ganen más, mucho más que el 10. Las malas costumbres y el esclavismo maquillado en contratos mensuales que practican muchas empresas de buena apariencia, dejan desprotegidos a las poblaciones de países neoliberales que ven en las legislaciones (como la mexicana que dio origen a la Ley Federal del Trabajo), el peligro del socialismo. Ese “Peligro para México” que se vociferó desde los spots del Consejo Coordinador Empresarial en tiempos electorales del 2006.
Tras dos años de calderonismo, la invasión de empresas españolas es manifiesta. Ellas no aplican la regla de 10 sino la del 4 y la del 35.4. Nos cobran cuatro veces más en México que en España por cualquier trámite bancario y le representamos a BBVA el 35.4% de sus ganancias mundiales (El País 2 de noviembre de 2008, pag.11). Al menos en México entramos, desde Fox, a vivir la etapa del neocolonialismo, donde todos los años son de Hidalgo...
Publicado en CAMBIO en Noviembre de 2008
Salta a la vista que en nuestra sociedad la carga de trabajo no está bien repartida. La Ley Federal del Trabajo es una reliquia de archivo histórico que nadie observa ni hace observar. La jornada de 8 horas sólo existe en los libros de texto, no en la realidad diaria de miles de jóvenes egresados que compiten por una plaza y que son humillados a aceptar jornadas de 10 y 11 horas de trabajo, so pena de ser desplazados por cualquier otro joven en las mismas circunstancias.
La crisis del desempleo es elemental: muy pocos están haciendo el trabajo de muchos. Como burros. Y la falta de distribución de la riqueza es también elemental: muy pocos se quedan con la riqueza de todos los demás. Nadie quiere compartir ganancias, sólo se socializan las pérdidas. El Secretario del Trabajo de México, Javier Lozano Alarcón lo dice con claridad a los trabajadores: “coopelan o cuellos”, y los trabajadores agachan la cabeza para cuidar su cuello. Todos, quienes tenemos algo que perder, agachamos la cabeza.
El mundo se está pareciendo a la Rusia zarista. Fedor Dostoyevski nos presenta en “Apuntes del subsuelo” a un personaje empobrecido y amargado que sobrevive enfermo rechinando los dientes, pero que tiene servicio doméstico: “Mi criada es una mujeruca aldeana, vieja, perversa por estupidez, y siempre huele mal por añadidura”. La clase media mexicana se empobrece y rechina los dientes, pero conserva el privilegio de contar con servidumbre: cerillos, franeleros, lavacoches y un largo etcétera.
Si yo fuera gobierno (no lo quieran los dioses) instituiría la regla de diez. El sistema decimal es fácil de utilizar y con él estamos familiarizados; así las cuentas son rápidas. Mi idea es que en cualquier organización no exista mayor distancia entre el de más arriba y el de más abajo que 10. Veamos. Si el Director de una coorporación (pública o privada) se asigna un salario de 100 mil pesos al mes, el trabajador más joven y recién contratado para el puesto más bajo debe ganar un sueldo inicial de 10,000 pesos.
Imaginemos una escuela (pública o privada) donde un conserje gane 4,000 al mes, obligaría a su director a ganar 40 mil. O, invirtiendo el ejemplo: si el director quiere ganar 80 mil, su nuevo conserje deberá ganar 8 mil.
Una distancia de 10 es todavía mucha (los japoneses recomiendan sólo 8) pero no es tanta como la que separa a un Gobernador (cualquiera que usted escoja) de su personal subalterno. Ni qué decir de la diferencia entre un promotor de boxeo y sus pupilos boxeadores; o entre un productor de flor y la muchacha que fumiga las plantas; o entre el dueño de una mina y el minero.
Ahora bien, si el más mal pagado puede comer bien, a todos los demás nos irá mejor. La inseguridad proviene de la tentación que representa para el débil y el humillado o para el haragán obtener dinero fácil de las arcas de la delincuencia organizada. Los flojos existen en todas las sociedades, pero un haragán con un trabajo bien remunerado (inclusive demasiado bien remunerado para sus capacidades) nos pone a salvo de su astucia para cruzar la línea que divide lo legal de lo ilegal.
En un país cuyo sistema de seguridad social mantiene con decoro a sus desocupados, no cabe la lástima ni el perdón para el que transgrede la ley. Queda claro que el delincuente no delinque por hambre y entonces cuando es atrapado soporta todo el peso de la ley a secas, sin contemplaciones. En cambio, en sociedades disparejas y sin seguro de desempleo como la nuestra, queda siempre abierta la puerta para solapar al delincuente por ser víctima de la pobreza.
Ahora bien para poder aplicar esta regla todos deberíamos tener un trabajo formal, nada de outsorcings o trabajos en negro. Pero los migrantes africanos que llegan a las costas europeas, los centroamericanos que pasan a duras penas por México para llegar a los Estados Unidos y nuestros propios pobres, jamás alcanzan un empleo formal donde aplicar la regla de 10, lo que nos descompone la ecuación, y su trabajo, pagado por debajo del uno de nuestra tabla, permite que haya quienes ganen más, mucho más que el 10. Las malas costumbres y el esclavismo maquillado en contratos mensuales que practican muchas empresas de buena apariencia, dejan desprotegidos a las poblaciones de países neoliberales que ven en las legislaciones (como la mexicana que dio origen a la Ley Federal del Trabajo), el peligro del socialismo. Ese “Peligro para México” que se vociferó desde los spots del Consejo Coordinador Empresarial en tiempos electorales del 2006.
Tras dos años de calderonismo, la invasión de empresas españolas es manifiesta. Ellas no aplican la regla de 10 sino la del 4 y la del 35.4. Nos cobran cuatro veces más en México que en España por cualquier trámite bancario y le representamos a BBVA el 35.4% de sus ganancias mundiales (El País 2 de noviembre de 2008, pag.11). Al menos en México entramos, desde Fox, a vivir la etapa del neocolonialismo, donde todos los años son de Hidalgo...
Taladera
DESPROPORCIONES
Publicado en CAMBIO de septiembre 2008
La ausencia de los árboles se siente en la boca del estómago primero y luego se procesa en la razón. La angustia precede al entendimiento y aunque se trata de una fracción de segundo, queremos evitar saber la verdad porque nos va a resultar dolorosa.
Comenzó un nuevo semestre en Ciudad Universitaria, y el camino cotidiano, por Paseo Tollocan hasta el Vicente Guerrero cambió angustiosamente. Al llegar a ese punto se siente la ausencia de follaje, se experimenta un hueco descorazonador, se pierde la orientación, se siente uno perdido en cualquier lugar de la mancha urbana y se lamenta la falta de belleza.
¿Qué falta?
Falta sentido común.
Con la tala de innumerables yucas, muchos chopos treintañeros, algunos fresnos jóvenes y uno que otro sauce, nos han hecho perder la alegría de ver el verde en la ciudad. Innecesaria y gratuita ha sido la tala irreparable. El tráfico bien podría solucionarse con la medida sencilla y barata como veremos con facilidad.
Sabemos que la ciudad de Toluca carece de una red de calles que le de fluidez al tráfico vehicular, sólo tiene una salida hacia el sur, por Paseo Colón. Pues bien, Felipe Villanueva es una calle que va hacia el sur y que al llegar al Paseo Tollocan no puede cruzar, a pesar de que continúa del otro lado hasta Las Torres. Tan fácil como colocar un semáforo y dejarla pasar a nivel, para que el poniente de la ciudad de Toluca se desfogue hacia el sur.
Pero en lugar de eso, habremos de soportar un puente carretero en el sitio, con ángulos amanerados que no son adecuados para una zona habitacional, universitaria, donde lo prudente sería darle prioridad al peatón, a las bicicletas y por último a los vehículos.
Los cruces en ángulo recto, como el que propongo, son comunes en las ciudades convencionales, ayudan a cruzar en las esquinas, y a que los vehículos pasen en grupos en lapsos semaforizados. Los puentes en medio de la ciudad, en cambio, son un invento toluqueño que acelera el tráfico, que vuelve infranqueable las dos riveras de la vialidad y baja el valor de los inmuebles aledaños.
Minusvalía será la consecuencia de esta costosa obra fea (¿o será el famoso arquitecto Calatrava quien venga a diseñarla?). Minusvalía económica, estética y social.
Nos deja tristeza esta taladera a quienes queremos a la ciudad. Y nos habla de una gran desproporción entre la magnitud de lo perdido con la probable magnitud de lo ganado. Hay ejemplos urbanos valiosos y menos traumáticos que podrían haberse utilizado en ese lugar, analizando las soluciones alternativas cercanas a los centros universitarios de ciudades con tradición y prestigio. Cambridge en Boston es un buen ejemplo a seguir, donde hay tranvías, metro, bicicletas y muchos peatones.
Mientras no se creen alternativas en los medios públicos de transporte, seguirá la taladera para que se monte el subdesarrollo muy orondo en una camioneta chocolate.
Lamentablemente, ponerse a talar para que pasen los autos es una desproporción como ponerse a matar mosquitos a bazucasos: muchos inocentes salimos lastimados.
El Laberinto del Fraude
YA NO SOMOS LOS MISMOS
Publicado en CAMBIO en febrero 2007
Lo bueno dura poco. El apogeo de la cultura griega, la época de Pericles, no sobrepasa los 50 años. México tuvo su esplendor entre los 20 vasconcelistas y los 60 de Jaime Torres Bodet; cuarenta años de ímpetu creativo arrollador. Hoy sólo unos pocos (pero inmensos) cineastas mexicanos andan vivos por el mundo. Todo lo demás es híbrido, globalizado, es viento seco y estéril como el que arrastra el nombre de Pedro Páramo.
La época de Rulfo tuvo que ver con la edad dorada de las ilusiones nacionales. Desde la distancia es fácil distinguir ese brillo en los ojos de los creadores de entonces: México no les cabía en las manos, ni en los lienzos, ni en las fotos, los murales, las cintas y las canciones inolvidables. Había un manantial inagotable de inspiraciones autóctonas, únicas y cautivantes como las que aún alimentan a Francisco Toledo.
Pero ese manantial se fue secando y ahora la esterilidad transgénica es la que habita los despachos de la Secretaría de Educación. Nada mana de ella; no vive la imaginación ni la creatividad en las oficinas oficiales. Y ni una sola gota puede exprimirse de las piedras que se patean en Los Pinos. La Democracia Cristiana (sic) que pregona la derecha en el poder, es estéril. Es fundamentalista –cambiemos simplemente Democracia Cristiana por Democracia Islámica y lo veremos con claridad- y es castrante porque no se sabe reír de sí misma. Es mula, es híbrida, es yerma.
La creatividad, en cambio, es hermana de la rebeldía, de la carcajada y de la inteligencia y por lo tanto no saldrá jamás de los cuadros oficiales acartonados, hipócritas y huecos.
Sonrisas congeladas frente a las cámaras. El último transgresor fue un tal Broso quien fue mutando hasta desaparecer. ¿Y Gloria Trevi? Apañada, es ahora su propia reinterpretación, inmutable al paso del tiempo. ¿Y la cultura popular? Está paralizada, hay que irla a ver al Museo del Estanquillo. ¿Y el Peje? Fue aplastado por el montón: la curia, los profesores de Elba Esther, el dinero del Consejo Coordinador Empresarial, el Sup. Marcos y el miedoso PRI que se abrazó a las faldas de la derecha por miedo a la vendeta del desafuero. ¿Y la familia? Bien gracias, no comió. De eso se trata este sistema transgénico, de que la familia no coma para que nunca deje de haber servidumbre y telenovelas.
España salió de la dictadura franquista con un Rey por delante y habiendo tal parecido anti-intelectual entre el Franquismo y el Calderonismo, me pregunto si al cabo de 40 años (ya llevamos seis) la derecha mexicana logrará parir un Virrey. Sin duda la ODCA presidida por Manuel Espino atesora este sueño. Será el único engendro que produzca el maridaje del PAN con el PRI: una mula arisca, disfrazada de Virrey y rebuznando al estilo Fox para deleite de los pueblos alfabetizados del mundo.
UN GUANTÁNAMO EN MÉXICO
Mientras tanto el delito sigue impune. El tiempo ha consumado un fraude más en la historia de México. Con el dictamen que el Tribunal Electoral de la Federación elaboró en torno a las documentadas violaciones a la Ley Electoral, se dejó pasar a los que hicieron trampa. El Dictamen reconoce cuáles fueron los delitos, pero no les atribuye consecuencias numéricas al resultado electoral. En suma, avala la delincuencia organizada en torno a las pasadas elecciones del 2 de julio y se declara cómplice de los delitos.
Los que jugamos limpio, los que creímos que las reglas del juego estaban garantizadas por el IFE, los que confiamos en la rectitud de los funcionarios federales, hemos sido traicionados.
El Golpe de Estado, fraguado antes, durante y después del 2 de julio, es un delito que se sigue cometiendo cotidianamente mientras sus beneficiarios usufructúan el poder. Se trata de un caso como el de las desapariciones forzadas en que el delito se sigue cometiendo mientras no aparece la persona desaparecida, viva o muerta. Es importante tener claro que tanto Calderón como quienes han sido designados por él están cometiendo un delito de lesa Patria.
La ex consejera electoral Jacquelinne Peschard ha aceptado un cargo designado por Calderón. Ya es cómplice. Ya está delinquiendo como lo hicieron los colaboracionistas franceses durante la ocupación nazi. Ella no puede llamarse a engaño, sabe bien cómo se debieron hacer las cosas dentro del IFE y sabe bien que las boletas de más que aparecieron en 45% de las casillas revisadas por el Tribunal Electoral sólo pudieron haber sido mandadas a hacer por Ugalde. Colaboracionista.
Es cierto que el pueblo mexicano es conservador, pero es más cierto que últimamente se lo ha inducido a volverse miedoso y pusilánime gracias a la omnipotente fuerza de los medios de comunicación y de los machacones anuncios oficiales de “Votas y te vas” (el entrecomillado alude al título del último libro de Rius).
¿Cómo sobrevivir esta ignominia sin dejar de ser quienes somos?, ¿Cómo no endurecerse?. Quienes fuimos derechos y confiados ciudadanos despreciamos el poder político mal habido. Delincuentes electorales y privilegiados del delito son quienes ahora toman decisiones por todos nosotros... y nosotros mirando.
Hay un Guantánamo en México para los que nos quedamos sin instancias legales que nos defiendan de las trampas electorales. Vivimos en el limbo de la indefensión, viendo pasar el asalto a la Nación que se consuma con cada día que pasa.
Ha cristalizado un diamante en cada uno de nosotros: transparente en sus ideas pero duro por las inmensas y oscuras presiones que soportamos. Sé que quienes votamos por Andrés Manuel López Obrador constituimos una mina de diamantes; pulidos o en bruto, aquí estamos, endureciéndonos más con cada día que pasa. Y aunque la falta de respeto a la inteligencia es la pócima que nos dan a beber en spots de radio y televisión, los diamantes no absorbemos el veneno, tampoco nos penetra la mugre y no nos corrompemos.
Esperamos, con Doña Rosario Ibarra, que nos devuelvan la Patria que nos robaron, esa Patria entrañable que se siente adentro como un hijo; el hijo desaparecido en el Guantánamo nacional.
Publicado en CAMBIO en febrero 2007
Lo bueno dura poco. El apogeo de la cultura griega, la época de Pericles, no sobrepasa los 50 años. México tuvo su esplendor entre los 20 vasconcelistas y los 60 de Jaime Torres Bodet; cuarenta años de ímpetu creativo arrollador. Hoy sólo unos pocos (pero inmensos) cineastas mexicanos andan vivos por el mundo. Todo lo demás es híbrido, globalizado, es viento seco y estéril como el que arrastra el nombre de Pedro Páramo.
La época de Rulfo tuvo que ver con la edad dorada de las ilusiones nacionales. Desde la distancia es fácil distinguir ese brillo en los ojos de los creadores de entonces: México no les cabía en las manos, ni en los lienzos, ni en las fotos, los murales, las cintas y las canciones inolvidables. Había un manantial inagotable de inspiraciones autóctonas, únicas y cautivantes como las que aún alimentan a Francisco Toledo.
Pero ese manantial se fue secando y ahora la esterilidad transgénica es la que habita los despachos de la Secretaría de Educación. Nada mana de ella; no vive la imaginación ni la creatividad en las oficinas oficiales. Y ni una sola gota puede exprimirse de las piedras que se patean en Los Pinos. La Democracia Cristiana (sic) que pregona la derecha en el poder, es estéril. Es fundamentalista –cambiemos simplemente Democracia Cristiana por Democracia Islámica y lo veremos con claridad- y es castrante porque no se sabe reír de sí misma. Es mula, es híbrida, es yerma.
La creatividad, en cambio, es hermana de la rebeldía, de la carcajada y de la inteligencia y por lo tanto no saldrá jamás de los cuadros oficiales acartonados, hipócritas y huecos.
Sonrisas congeladas frente a las cámaras. El último transgresor fue un tal Broso quien fue mutando hasta desaparecer. ¿Y Gloria Trevi? Apañada, es ahora su propia reinterpretación, inmutable al paso del tiempo. ¿Y la cultura popular? Está paralizada, hay que irla a ver al Museo del Estanquillo. ¿Y el Peje? Fue aplastado por el montón: la curia, los profesores de Elba Esther, el dinero del Consejo Coordinador Empresarial, el Sup. Marcos y el miedoso PRI que se abrazó a las faldas de la derecha por miedo a la vendeta del desafuero. ¿Y la familia? Bien gracias, no comió. De eso se trata este sistema transgénico, de que la familia no coma para que nunca deje de haber servidumbre y telenovelas.
España salió de la dictadura franquista con un Rey por delante y habiendo tal parecido anti-intelectual entre el Franquismo y el Calderonismo, me pregunto si al cabo de 40 años (ya llevamos seis) la derecha mexicana logrará parir un Virrey. Sin duda la ODCA presidida por Manuel Espino atesora este sueño. Será el único engendro que produzca el maridaje del PAN con el PRI: una mula arisca, disfrazada de Virrey y rebuznando al estilo Fox para deleite de los pueblos alfabetizados del mundo.
UN GUANTÁNAMO EN MÉXICO
Mientras tanto el delito sigue impune. El tiempo ha consumado un fraude más en la historia de México. Con el dictamen que el Tribunal Electoral de la Federación elaboró en torno a las documentadas violaciones a la Ley Electoral, se dejó pasar a los que hicieron trampa. El Dictamen reconoce cuáles fueron los delitos, pero no les atribuye consecuencias numéricas al resultado electoral. En suma, avala la delincuencia organizada en torno a las pasadas elecciones del 2 de julio y se declara cómplice de los delitos.
Los que jugamos limpio, los que creímos que las reglas del juego estaban garantizadas por el IFE, los que confiamos en la rectitud de los funcionarios federales, hemos sido traicionados.
El Golpe de Estado, fraguado antes, durante y después del 2 de julio, es un delito que se sigue cometiendo cotidianamente mientras sus beneficiarios usufructúan el poder. Se trata de un caso como el de las desapariciones forzadas en que el delito se sigue cometiendo mientras no aparece la persona desaparecida, viva o muerta. Es importante tener claro que tanto Calderón como quienes han sido designados por él están cometiendo un delito de lesa Patria.
La ex consejera electoral Jacquelinne Peschard ha aceptado un cargo designado por Calderón. Ya es cómplice. Ya está delinquiendo como lo hicieron los colaboracionistas franceses durante la ocupación nazi. Ella no puede llamarse a engaño, sabe bien cómo se debieron hacer las cosas dentro del IFE y sabe bien que las boletas de más que aparecieron en 45% de las casillas revisadas por el Tribunal Electoral sólo pudieron haber sido mandadas a hacer por Ugalde. Colaboracionista.
Es cierto que el pueblo mexicano es conservador, pero es más cierto que últimamente se lo ha inducido a volverse miedoso y pusilánime gracias a la omnipotente fuerza de los medios de comunicación y de los machacones anuncios oficiales de “Votas y te vas” (el entrecomillado alude al título del último libro de Rius).
¿Cómo sobrevivir esta ignominia sin dejar de ser quienes somos?, ¿Cómo no endurecerse?. Quienes fuimos derechos y confiados ciudadanos despreciamos el poder político mal habido. Delincuentes electorales y privilegiados del delito son quienes ahora toman decisiones por todos nosotros... y nosotros mirando.
Hay un Guantánamo en México para los que nos quedamos sin instancias legales que nos defiendan de las trampas electorales. Vivimos en el limbo de la indefensión, viendo pasar el asalto a la Nación que se consuma con cada día que pasa.
Ha cristalizado un diamante en cada uno de nosotros: transparente en sus ideas pero duro por las inmensas y oscuras presiones que soportamos. Sé que quienes votamos por Andrés Manuel López Obrador constituimos una mina de diamantes; pulidos o en bruto, aquí estamos, endureciéndonos más con cada día que pasa. Y aunque la falta de respeto a la inteligencia es la pócima que nos dan a beber en spots de radio y televisión, los diamantes no absorbemos el veneno, tampoco nos penetra la mugre y no nos corrompemos.
Esperamos, con Doña Rosario Ibarra, que nos devuelvan la Patria que nos robaron, esa Patria entrañable que se siente adentro como un hijo; el hijo desaparecido en el Guantánamo nacional.
Ciudades Bicentenario
En torno a las Ciudades del Bicentenario
Publicado como CIUDADES BICENTENARIO en CAMBIO de Julio 2008
Publicado como CIUDADES BICENTENARIO en CAMBIO de Julio 2008
A Luis Pantoja y a su equipo
de tenaces periodistas en
este 3er aniversario.
Con mucho agrado acepté sustituir a un colega en un programa de Uniradio una nochecita de principios de junio. Iba repasando la temática: “Los monumentos con los que, hace cien años, celebraron las ciudades del Estado el Centenario de la Independencia”. Para auxiliar mi memoria, cargué con dos libros: uno del Colegio Mexiquense, “Destellos de Cinco Siglos” y otro del archivo fotográfico Casasola.
La historia de la arquitectura mexiquense me apasiona y mientras entraba al edificio de la radio universitaria, redondeaba con placer lo que diría sobre la restauración apresurada de Teotihuacan en tiempos de Porfirio Díaz. El arqueólogo Leopoldo Batres había recurrido a la dinamita con tal de tener la pirámide del sol debidamente reconstruida para los festejos de 1910... Me hacen pasar a la cabina, tomo asiento, apago el teléfono celular y “a ver maestra, qué nos puede decir de las nuevas ciudades del Bicentenario que se van a construir en el Estado de México” me dice al aire la conductora.
Vaya desconcierto. Hice lo que pude para no quedar callada mientras confesaba no ser la persona adecuada para hablar del tema; sin embargo, las largas pausas que interrumpen el hilo de la charla propias del estilo del programa en el que me encontraba en calidad de emergente, me dieron el tiempo necesario para reflexionar.
¿Porqué no sabía yo nada del tema? Recordaba lo leído en la prensa al respecto y no era mucho. Cruzó rápido por mi cabeza el enfado que me había producido en un desayuno del Colegio de Arquitectos, el que no fuéramos consultados como gremio para el diseño del concurso de esas nuevas cinco o seis ciudades. Pero no se trataba de hablar de mis rabietas sino de las vagas e inasibles ciudades del bicentenario.
De vuelta al aire, me leen una pregunta del público: “¿En qué va a beneficiar a la población local estas nuevas ciudades?”, y entonces, pensando en voz alta, hice un improvisado racconto histórico de ciudades construidas por decisión política. Hablé de Brasilia primero y de los ejemplos mexiquenses después: Ciudad Satélite y Cuauhtitlán Izcalli.
Brasilia había sido creada como una ciudad administrativa, enteramente burocrática, donde los albañiles no se regresaron después de terminada la obra, sino que se quedaron a formar un cinturón de pobreza en torno al icono. Ciudad Satélite fue concebida para la clase media que no quería vivir en la ciudad de México, fue una ciudad dormitorio con calles ondulantes donde los visitantes invariablemente se perdían y Cuautitlán Izcalli fue un proyecto integral donde se pensó en el espacio público (el jardín de las esculturas, la plaza cívica, el lago) y se construyeron edificios de departamentos de cuatro niveles. Encontré en uno de mis libros la fecha de este último ejercicio urbanístico: 1972; es decir 36 años atrás, dignos de estudiarse
Para cerrar, en la cuarta y última intervención de este improvisado programa radial, me preguntaron cómo serían estas ciudades. Lo sabremos, dije, cuando se redacte la convocatoria para el diseño de las ciudades y lo sabremos cuando sepamos de qué va a vivir la gente que las habite. Lo ideal sería, dije, que la gente duerma cerca del lugar de trabajo, que pueda movilizarse a pie o en bicicleta, que las ciudades sean sustentables, colecten la lluvia y separen sus aguas negras de las pluviales, controlen sus emisiones, no tapen los ríos como lo hacen ahora con la suicida complacencia de la Comisión Nacional del Agua. Que las calles sean caminables con grandes banquetas y camellones, que no se deba andar codo a codo con los trailers y camiones, como sucede con las vialidades de moda. En fin, muchos buenos deseos de un urbanismo humanista. “Muchas gracias, buenas noches”. Buenas noches al auditorio.
Regresé volando a abrir la red y consultar la pagina de la Secretaría de Desarrollo Urbano. Me odiaba por no haberla checado antes de ir al programa, pero en fin, la confusión de temas no estaba prevista. Al fin me siento frente a la pantalla para aprender lo que hubiera sido mi obligación conocer a tiempo. Y me puse a buscar y a teclear y a leer las diversas opciones y nada, nada de nada. Las ciudades bicentenario no aparecieron. No en balde entonces la comunicóloga me preguntaba a mí, en vista de que la red no le daba información.
He pensado que con una buena razón de ser, una ciudad puede nacer con estrella. Se requiere principalmente que la ciudad genere bonanza para sus moradores y no una bonanza efímera, como la minera que fue dejando ciudades fantasmas con el cierre de beneficios y con la fuga del capital. Una ciudad sana debe tener un poco de todo: fuentes de empleo agropecuarias, industriales y administrativas; buena oferta cultural, espacios públicos regularmente distribuidos para todos los sectores de la población; una ciudad sana debe tener un eficiente sistema de transporte público no contaminante y debe ser bonita.
No se debe crear un monstruo sino una belleza. Es lo menos que se pude solicitar a la hora de redactar las bases, la belleza debe de crearse para contrarrestar la fealdad del semi-urbanismo en el que vivimos. Las tradicionales ciudades bonitas del estado tienen mucho que enseñarnos: las plazas más chulas y alegres las tiene México y las puede seguir teniendo si se redactan con sencillez las máximas humanistas de escala y proporción que se necesitan para un buen argumento ciudadano.
Las bases pues, son las que deben ser sabias y sólidas. Esas bases con buena estrella que se colocarán simbólicamente con la primera piedra en 2010, en las entrañas del porvenir.
de tenaces periodistas en
este 3er aniversario.
Con mucho agrado acepté sustituir a un colega en un programa de Uniradio una nochecita de principios de junio. Iba repasando la temática: “Los monumentos con los que, hace cien años, celebraron las ciudades del Estado el Centenario de la Independencia”. Para auxiliar mi memoria, cargué con dos libros: uno del Colegio Mexiquense, “Destellos de Cinco Siglos” y otro del archivo fotográfico Casasola.
La historia de la arquitectura mexiquense me apasiona y mientras entraba al edificio de la radio universitaria, redondeaba con placer lo que diría sobre la restauración apresurada de Teotihuacan en tiempos de Porfirio Díaz. El arqueólogo Leopoldo Batres había recurrido a la dinamita con tal de tener la pirámide del sol debidamente reconstruida para los festejos de 1910... Me hacen pasar a la cabina, tomo asiento, apago el teléfono celular y “a ver maestra, qué nos puede decir de las nuevas ciudades del Bicentenario que se van a construir en el Estado de México” me dice al aire la conductora.
Vaya desconcierto. Hice lo que pude para no quedar callada mientras confesaba no ser la persona adecuada para hablar del tema; sin embargo, las largas pausas que interrumpen el hilo de la charla propias del estilo del programa en el que me encontraba en calidad de emergente, me dieron el tiempo necesario para reflexionar.
¿Porqué no sabía yo nada del tema? Recordaba lo leído en la prensa al respecto y no era mucho. Cruzó rápido por mi cabeza el enfado que me había producido en un desayuno del Colegio de Arquitectos, el que no fuéramos consultados como gremio para el diseño del concurso de esas nuevas cinco o seis ciudades. Pero no se trataba de hablar de mis rabietas sino de las vagas e inasibles ciudades del bicentenario.
De vuelta al aire, me leen una pregunta del público: “¿En qué va a beneficiar a la población local estas nuevas ciudades?”, y entonces, pensando en voz alta, hice un improvisado racconto histórico de ciudades construidas por decisión política. Hablé de Brasilia primero y de los ejemplos mexiquenses después: Ciudad Satélite y Cuauhtitlán Izcalli.
Brasilia había sido creada como una ciudad administrativa, enteramente burocrática, donde los albañiles no se regresaron después de terminada la obra, sino que se quedaron a formar un cinturón de pobreza en torno al icono. Ciudad Satélite fue concebida para la clase media que no quería vivir en la ciudad de México, fue una ciudad dormitorio con calles ondulantes donde los visitantes invariablemente se perdían y Cuautitlán Izcalli fue un proyecto integral donde se pensó en el espacio público (el jardín de las esculturas, la plaza cívica, el lago) y se construyeron edificios de departamentos de cuatro niveles. Encontré en uno de mis libros la fecha de este último ejercicio urbanístico: 1972; es decir 36 años atrás, dignos de estudiarse
Para cerrar, en la cuarta y última intervención de este improvisado programa radial, me preguntaron cómo serían estas ciudades. Lo sabremos, dije, cuando se redacte la convocatoria para el diseño de las ciudades y lo sabremos cuando sepamos de qué va a vivir la gente que las habite. Lo ideal sería, dije, que la gente duerma cerca del lugar de trabajo, que pueda movilizarse a pie o en bicicleta, que las ciudades sean sustentables, colecten la lluvia y separen sus aguas negras de las pluviales, controlen sus emisiones, no tapen los ríos como lo hacen ahora con la suicida complacencia de la Comisión Nacional del Agua. Que las calles sean caminables con grandes banquetas y camellones, que no se deba andar codo a codo con los trailers y camiones, como sucede con las vialidades de moda. En fin, muchos buenos deseos de un urbanismo humanista. “Muchas gracias, buenas noches”. Buenas noches al auditorio.
Regresé volando a abrir la red y consultar la pagina de la Secretaría de Desarrollo Urbano. Me odiaba por no haberla checado antes de ir al programa, pero en fin, la confusión de temas no estaba prevista. Al fin me siento frente a la pantalla para aprender lo que hubiera sido mi obligación conocer a tiempo. Y me puse a buscar y a teclear y a leer las diversas opciones y nada, nada de nada. Las ciudades bicentenario no aparecieron. No en balde entonces la comunicóloga me preguntaba a mí, en vista de que la red no le daba información.
He pensado que con una buena razón de ser, una ciudad puede nacer con estrella. Se requiere principalmente que la ciudad genere bonanza para sus moradores y no una bonanza efímera, como la minera que fue dejando ciudades fantasmas con el cierre de beneficios y con la fuga del capital. Una ciudad sana debe tener un poco de todo: fuentes de empleo agropecuarias, industriales y administrativas; buena oferta cultural, espacios públicos regularmente distribuidos para todos los sectores de la población; una ciudad sana debe tener un eficiente sistema de transporte público no contaminante y debe ser bonita.
No se debe crear un monstruo sino una belleza. Es lo menos que se pude solicitar a la hora de redactar las bases, la belleza debe de crearse para contrarrestar la fealdad del semi-urbanismo en el que vivimos. Las tradicionales ciudades bonitas del estado tienen mucho que enseñarnos: las plazas más chulas y alegres las tiene México y las puede seguir teniendo si se redactan con sencillez las máximas humanistas de escala y proporción que se necesitan para un buen argumento ciudadano.
Las bases pues, son las que deben ser sabias y sólidas. Esas bases con buena estrella que se colocarán simbólicamente con la primera piedra en 2010, en las entrañas del porvenir.
Jardines de lluvia
AGUAJES (paisajes de agua)
Publicado en CAMBIO de Octubre 2009
De país deriva la palabra paisaje. País es una palabra antigua, paese en italiano, payx en francés, país en portugués. Unido a la terminación age, forma paisaje, es decir, la forma artística del país. Los ingleses hablan de Landscape, formado por la palabra tierra, land y se usa cuando se hace una representación de una tierra adentro.
Conforme nos adentramos en el siglo XXI se comienza a hablar de Waterscapes, es decir, de paisajes de agua o aguajes, si se me permite acuñar el término. Convivir con el agua como en Amsterdam o Brujas debe ser motivo de reflexión. En estos valles del altiplano mexicano Xochimilco nos muestra el camino.
La estética del agua en reposo, los espejos de agua, el pájaro que vuela bajo y se refleja hasta posarse en el tule, la garza que canta al anochecer sobre los jahueles, son imágenes de paz, silencio y salud de este territorio lacustre. Sin embargo San Mateo Atenco se inunda con las aguas negras de la mancha urbana.
El problema es serio y la solución está a nuestro alcance mediante simples sistemas de manejo del agua de lluvia. Veamos: el asunto es no mandar el agua de lluvia al drenaje, el asunto es captarla artísticamente antes de que se mezcle y sature los drenajes. Los jardines de lluvia tienen ese objetivo claro: consisten en recibir el agua del chaparrón en un lago temporal y de infiltrar esa agua al suelo. El aspecto de un jardín de lluvia es el de una ligera depresión con vegetación silvestre, pastos, acahuales, cosmos y tules. Debajo habrá un pocito de absorción relleno de piedras, gravas y arena.
Estos laguitos temporales atajan las inundaciones en los prados. A lo largo de las carreteras por otro lado, se deben hacer trincheras de infiltración para que el agua que se desliza rápidamente por las cintas asfaltadas se suma en ellas, se infiltre y no inunde causando accidentes. Las trincheras de infiltración no son costosas, salvan vidas al evitar accidentes producidos por los encharcamientos y garantizan una buena conservación de la infraestructura carretera.
Para evitar inundaciones súbitas como las que padecemos cada vez con mayor frecuencia, conviene colocar toneles en las bajadas de agua de las azoteas. Estos tambos funcionan como rompedores de picos, es decir, almacenan agua que luego de la tormenta podemos dejar correr, sin inundar. Todo es cuestión de convivir con el agua, perderle el miedo, gozar su presencia en lugar de evitarla, porque andar el agua por un tubo es la peor manera de atacar el cambio climático, es colaborar con el desastre, no con la solución.
Jardines de lluvia, trincheras de infiltración, pozos de absorción y toneles rompe picos son opciones económicas y paisajísticas, que ayudan a vivir mejor, a evitar inundaciones y a convivir con la belleza del paisaje lacustre. Al fin, aguajes.
Matando árboles
ARBOLADO URBANO EN ÉPOCA DE GUERRA
Publicado como TALA DESMEDIDA en CAMBIO de Septiembre 2009
Cuando hay guerra no hay quien haga el jardín.
Cuando Estados Unidos bombardeó Bagdad en 2003, la primera escena de guerra que mostraron las pantallas de televisión fue la de unas palmeras incendiándose. Las palmeras de las Mil y una Noches, las elegantes palmeras de los jardines de Babilonia ardían como símbolos del fin de un mundo feliz. Desde entonces a la fecha, y en nombre de la seguridad, se viene acabando con muchas palmeras y árboles urbanos incluso en países como el nuestro, que inició su propia guerra contra la delincuencia tres años después, en 2006.
Toluca está en guerra. Tuve que caminar 750 metros desde Servicios Periciales junto a la Procuraduría de av. Morelos hasta la Comercial Mexicana de Tollocan para hacer un pago oficial. Era mediodía y el sol quemaba. No hubo un solo árbol que me diera sombra. Caminé la calle 28 de octubre es ancha, su banqueta también, pero no encontré un solo árbol. Alcancé a ver, sin embargo, dentro del panteón, las copas de los viejos árboles que dan sombra a los muertos, pero de este lado, del lado de los que todavía vivimos, ni un solo árbol.
Crucé otra calle ancha, la avenida Fidel Velázquez y tampoco. Ni una fronda, ni un pastito verde. Y eso que se trata de una calle tranquila, que bien podría tener un alegre camellón arbolado al centro. Sentí sed y sentí miedo porque a la largo del camino sólo me crucé con uniformados de negro cargados de armas. Esa calle era antes una romería, cuando se expedían ahí las licencias de conducir. Ahora no hay un alma. Quedan dos o tres puestos de comida vacíos en la árida banqueta. Soy peatón esporádico y el caminar me motiva a la reflexión. Hoy me vi obligada a caminar y pensé en un principio que el trayecto sería un paseo y un agradable ejercicio. Pero una ciudad sin peatones es una rareza difícil de entender en un lunes a mediodía.
Luego, el rompecabezas se empezó a armar, cuando más tarde, pasé frente a las instalaciones de la Policía Federal, saliendo por Morelos: dos añosos fresnos habían sido talados con saña, dejando sólo sus troncos muertos de pie. Y entonces recordé que estamos en estado de guerra, de una guerra mal entendida, donde las corporaciones policíacas la emprenden contra los árboles. Toda la frustración, el odio y la agresividad que se les enseña en las academias, las desquitan los policías contra el arbolado urbano. En la desarbolada calle del Panteón por la que me vi obligada a caminar se encuentra ahora la ASE (Agencia de Seguridad Estatal).
Unos y otros, federales y estatales son muy machos y los árboles son maricones. Son muy machos y los árboles son delincuentes, son muy machos y los árboles son pobres diablos que no pueden gritar ni defenderse. Si se gastara en arbolado urbano lo que se destina en equipo represivo, qué verdor y que belleza tendríamos todos. ¡Pero no vaya a ser que un capo narcotraficante se suba a esconder en la copa de un árbol, qué miedo! Talemos, que al fin andamos armados.
Publicado como TALA DESMEDIDA en CAMBIO de Septiembre 2009
Cuando hay guerra no hay quien haga el jardín.
Cuando Estados Unidos bombardeó Bagdad en 2003, la primera escena de guerra que mostraron las pantallas de televisión fue la de unas palmeras incendiándose. Las palmeras de las Mil y una Noches, las elegantes palmeras de los jardines de Babilonia ardían como símbolos del fin de un mundo feliz. Desde entonces a la fecha, y en nombre de la seguridad, se viene acabando con muchas palmeras y árboles urbanos incluso en países como el nuestro, que inició su propia guerra contra la delincuencia tres años después, en 2006.
Toluca está en guerra. Tuve que caminar 750 metros desde Servicios Periciales junto a la Procuraduría de av. Morelos hasta la Comercial Mexicana de Tollocan para hacer un pago oficial. Era mediodía y el sol quemaba. No hubo un solo árbol que me diera sombra. Caminé la calle 28 de octubre es ancha, su banqueta también, pero no encontré un solo árbol. Alcancé a ver, sin embargo, dentro del panteón, las copas de los viejos árboles que dan sombra a los muertos, pero de este lado, del lado de los que todavía vivimos, ni un solo árbol.
Crucé otra calle ancha, la avenida Fidel Velázquez y tampoco. Ni una fronda, ni un pastito verde. Y eso que se trata de una calle tranquila, que bien podría tener un alegre camellón arbolado al centro. Sentí sed y sentí miedo porque a la largo del camino sólo me crucé con uniformados de negro cargados de armas. Esa calle era antes una romería, cuando se expedían ahí las licencias de conducir. Ahora no hay un alma. Quedan dos o tres puestos de comida vacíos en la árida banqueta. Soy peatón esporádico y el caminar me motiva a la reflexión. Hoy me vi obligada a caminar y pensé en un principio que el trayecto sería un paseo y un agradable ejercicio. Pero una ciudad sin peatones es una rareza difícil de entender en un lunes a mediodía.
Luego, el rompecabezas se empezó a armar, cuando más tarde, pasé frente a las instalaciones de la Policía Federal, saliendo por Morelos: dos añosos fresnos habían sido talados con saña, dejando sólo sus troncos muertos de pie. Y entonces recordé que estamos en estado de guerra, de una guerra mal entendida, donde las corporaciones policíacas la emprenden contra los árboles. Toda la frustración, el odio y la agresividad que se les enseña en las academias, las desquitan los policías contra el arbolado urbano. En la desarbolada calle del Panteón por la que me vi obligada a caminar se encuentra ahora la ASE (Agencia de Seguridad Estatal).
Unos y otros, federales y estatales son muy machos y los árboles son maricones. Son muy machos y los árboles son delincuentes, son muy machos y los árboles son pobres diablos que no pueden gritar ni defenderse. Si se gastara en arbolado urbano lo que se destina en equipo represivo, qué verdor y que belleza tendríamos todos. ¡Pero no vaya a ser que un capo narcotraficante se suba a esconder en la copa de un árbol, qué miedo! Talemos, que al fin andamos armados.
Lerma-Tres Marías
LERMA-TRES MARÍAS
Publicado como LA AUTOPISTA AZUL en CAMBIO de abril 2009
Carretera elevada sobre ciénegas en Francia
Durante el VI Congreso Nacional de Arquitectura de Paisaje que se realizó en Monterrey el pasado mes de marzo, ocurrió un interesante evento fuera de programa: un funcionario de la Secretaría del Medio Ambiente del Estado de México pidió permiso a la audiencia para exponer su tema restándole unos minutos al receso de la comida. Con gusto fue aceptado.
Previamente habíamos hablado el Ing. Juan Ansberto Cruz y yo. El especialista en hidráulica había tocado un tema relevante: la necesidad de recuperar los cauces de agua urbanos en México y su charla había sido un ejemplo de cómo sí se puede convivir con los cauces que cruzan nuestras ciudades y lo sustentó con casos resueltos ejemplarmente. Por mi parte abordé el tema del Alto Río Lerma, dando una solución factible para drenar el agua estancada y evitar los malos olores producto de la putrefacción de las tierras.
Fue luego cuando el arquitecto Collado presentó el proyecto oficial de Autopistas Verdes. Como autopista verde tienen tipificada la que se construirá entre Lerma y Tres Marías, que arrancará frente a San Mateo Atenco por la margen oriental del río Lerma y que, enfilando hacia el sur, le dará la vuelta a la laguna que da origen al río, torciendo luego a Santiago Tianguistenco y al estado de Morelos.
Las riveras del río Lerma no son naturales, las ha manejado la Comisión Nacional del Agua de manera tal que ha desaparecido la vegetación natural que acompañaba al río y sus lagunas. Los ahuejotes sólo se ven ahora en las antiguas fotos que guarda el Ayuntamiento de Almoloya del Río con los paisajes que rodeaban al pueblo cuando iniciaron los trabajos del acueducto de mano de obra que se llevó el agua del Lerma al Distrito Federal en 1945.
En lugar de riveras ahora hay un par de bordos compactados, elevados por sobre el nivel natural de inundación anual y que impiden que el agua regrese al cauce del río, como consecuencia de lo cual se pudre estancada. Sobre el bordo oriente del río se montará la Autopista Verde (sic) Lerma-Tres Marías. Mi visión del futuro para las tierras bajas en torno a San Pedro Tultepec es optimista. Si se hacen canales a través del bordo que permitan la subida y bajada de los niveles de agua de lluvia, las inundaciones no quedarán garantizadas. Por el contrario, las crecidas serán temporales, y el agua volverá a su nivel limpiando los campos.
La construcción de la autopista puede solucionar el problema actual si, al hacerse la obra, se aprovecha para abrir los pasos de agua. Si por el contrario, sólo se monta la cinta asfáltica sobre el bordo hecho por la CNA, continuarán los fétidos olores y se habrá perdido la oportunidad de convivir sanamente con nuestro más importante y antiguo cauce de agua. Es decir, lo que se hizo hacia el norte con el libramiento a Zitácuaro, no debe repetirse hacia el sur con el libramiento a Cuernavaca.
Matemáticas
MATEMÁTICAS SIN NÚMEROS
Publicado en CAMBIO de Diciembre 2009
El mundo perfecto de la geometría permitió a los griegos calcular el diámetro de la tierra. El experimento llevado a cabo en forma paralela en dos pozos, uno en Alejandría y otro en Atenas condujo a Eratóstenes a deducir el arco de la circunferencia terrestre gracias a la sombra que los rayos paralelos del sol proyectaban en el fondo de ellos en una misma fecha. La distancia al centro de la tierra y el ecuador fueron obtenidos por medio del limpio cálculo geométrico.
¿Pero con qué números se hacían entonces esos cálculos? Los griegos no tuvieron números, sólo usaron letras a las que les atribuían valores como el conocido caso π = 3.1416. Esta cifra se escribe fácilmente en un teclado que contiene números arábigos, pero los griegos no conocían los números arábigos. Tampoco conocían el cero y sin embargo ¡qué bien sacaban las raíces cuadradas! La gráfica del teorema de la raíz cuadrada compuesta por tres cuadrados (de 25, 16 y 9 unidades cuadradas) que encierran un triángulo, es clásico y contiene una curiosa belleza gráfica.
Los griegos fueron sin duda un pueblo con buen gusto, regido por las proporciones y la armonía de las partes, hasta acuñar los órdenes o estilos que tanto nos placen. Y así como inmovible ha sido su euritmia, así han perdurado sus términos matemáticos. Hoy hablamos del alfa (α) y el omega (Ω) de un asunto; sigma (σ) es usado como marca; delta mayúscula (Δ) se asemeja tanto al delta del Nilo observado desde el norte (es decir, desde Grecia) que todo río que se ensancha en su desembocadura lleva el nombre de la enigmática letra griega.
Los romanos adoptaron del mundo griego prácticamente todo, excepto el arco y los números, porque Grecia no había inventado ni el uno ni los otros. Los romanos tomaron de los etruscos ese inmenso recurso constructivo, el arco, que materializa la idea de perfección geométrica del círculo y lo giraron 360° para construir la más acabada obra del mundo clásico: el Panteón de Agripa donde podría caber entero el milenario árbol del Tule de Oaxaca. Por otro lado los romanos concibieron un elegante pero poco práctico sistema de números carente de cero con el que llevaban las cuentas imperiales. Apenas en el año 972 en la Alta Edad Media (Algarabía No 59, p 55) llegan a Europa -vía el Islam- los números indios que simbolizan la cantidad de ángulos contenidos en cada ícono. El cero, queda claro, carece de ángulos.
La geometría griega pudo ponerle orden al caos del mundo, pero no lo puso en números, no le puso precio, sólo le dio valor. Lo entendió, lo razonó, lo proporcionó y lo llevó hasta el infinito resumido para siempre en el símbolo ∞. Y no quiso hablar de números, no tenía necesidad de contar los centavos, le sobraba con saber… que nada sabía.
10/08/09
Publicado en CAMBIO de Diciembre 2009
El mundo perfecto de la geometría permitió a los griegos calcular el diámetro de la tierra. El experimento llevado a cabo en forma paralela en dos pozos, uno en Alejandría y otro en Atenas condujo a Eratóstenes a deducir el arco de la circunferencia terrestre gracias a la sombra que los rayos paralelos del sol proyectaban en el fondo de ellos en una misma fecha. La distancia al centro de la tierra y el ecuador fueron obtenidos por medio del limpio cálculo geométrico.
¿Pero con qué números se hacían entonces esos cálculos? Los griegos no tuvieron números, sólo usaron letras a las que les atribuían valores como el conocido caso π = 3.1416. Esta cifra se escribe fácilmente en un teclado que contiene números arábigos, pero los griegos no conocían los números arábigos. Tampoco conocían el cero y sin embargo ¡qué bien sacaban las raíces cuadradas! La gráfica del teorema de la raíz cuadrada compuesta por tres cuadrados (de 25, 16 y 9 unidades cuadradas) que encierran un triángulo, es clásico y contiene una curiosa belleza gráfica.
Los griegos fueron sin duda un pueblo con buen gusto, regido por las proporciones y la armonía de las partes, hasta acuñar los órdenes o estilos que tanto nos placen. Y así como inmovible ha sido su euritmia, así han perdurado sus términos matemáticos. Hoy hablamos del alfa (α) y el omega (Ω) de un asunto; sigma (σ) es usado como marca; delta mayúscula (Δ) se asemeja tanto al delta del Nilo observado desde el norte (es decir, desde Grecia) que todo río que se ensancha en su desembocadura lleva el nombre de la enigmática letra griega.
Los romanos adoptaron del mundo griego prácticamente todo, excepto el arco y los números, porque Grecia no había inventado ni el uno ni los otros. Los romanos tomaron de los etruscos ese inmenso recurso constructivo, el arco, que materializa la idea de perfección geométrica del círculo y lo giraron 360° para construir la más acabada obra del mundo clásico: el Panteón de Agripa donde podría caber entero el milenario árbol del Tule de Oaxaca. Por otro lado los romanos concibieron un elegante pero poco práctico sistema de números carente de cero con el que llevaban las cuentas imperiales. Apenas en el año 972 en la Alta Edad Media (Algarabía No 59, p 55) llegan a Europa -vía el Islam- los números indios que simbolizan la cantidad de ángulos contenidos en cada ícono. El cero, queda claro, carece de ángulos.
La geometría griega pudo ponerle orden al caos del mundo, pero no lo puso en números, no le puso precio, sólo le dio valor. Lo entendió, lo razonó, lo proporcionó y lo llevó hasta el infinito resumido para siempre en el símbolo ∞. Y no quiso hablar de números, no tenía necesidad de contar los centavos, le sobraba con saber… que nada sabía.
10/08/09
Lerma y Las Torres
COMO BURRO SIN MECATE
Publicado en CAMBIO de julio 2009
El nuevo trazo de la prolongación de la Avenida Las Torres irá a agravar el nudo vehicular que se atora en el acceso a San Mateo Atenco, porque el diseño carretero vuelve, como burro sin mecate a su pesebre, es decir, lleva el tránsito pesado al punto más bajo y más congestionado del crucero Lerma-San Mateo.
Lejos de seguir la línea de cables de las torres de alta tensión, la nueva prolongación de la Avenida, no cruzará el río Lerma bajo su línea de cables, sino que volverá a montarse en el maltratado Paseo Tollocan para salir por el mismo cuello de botella actual, por el mismo talón de Aquiles del Estado de México (el puente sobre el río Lerma) y por el mismísimo espacio saturado que hoy por hoy es peligroso y casi intransitable.
La noche del 1 de julio llovió sin parar en el valle de Toluca, el antiguo valle del Matlatzingo. La mañana del 2 de julio el Paseo Tollocan se movía con lentitud hacia la salida a México. Las líneas de autos apenas avanzaban y no se veía accidente alguno que justificara la pereza del flujo. Hasta que apareció el peine: la inundación en la lateral del Paseo a su cruce con San Mateo Atenco y Lerma. Librado ese punto donde los autos no avanzaban hacia la lateral y obstruían los carriles centrales, la situación se normalizó.
En la convocatoria para la prolongación hacia el oriente de la vialidad Las Torres, se habla de dos puentes paralelos que cruzan el río Lerma. Sin embargo en la apreciación que me fue dable ver del plano final del nuevo trazo, ya licitado y adjudicado, tales puentes han desaparecido y la vialidad ya no cruza el río Lerma de manera independiente, sino que tuerce hacia “el Zapata” (me refiero a la ubicación original de la estatua ecuestre).
Este rediseño del trazo complica las cosas porque suma desorden al caos actual del sitio y no libera a este valle del cordón umbilical al que está sometido, teniendo como tiene, un solo punto de cruce sobre el río Lerma. La industria de este valle de Toluca está familiarizada con los graves atrasos en sus insumos provenientes de las inmovilizantes colas de trailers que se forman cuando ocurre un accidente y que les representan grandes pérdidas y baja competitividad.
Hacer obra pública que no soluciona problemas viales sino que los aleja tantito, es un despropósito. Es hacer por hacer. Si la Vialidad Las Torres se prolongara, como decía la convocatoria, hasta cruzar el río Lerma con un par de puentes paralelos, integrándose a la carretera México Toluca a la altura de San Pedro Tultepec, la deuda valdría la pena. Pero el Estado de México quedará endeudado y hecho bolas de todas maneras, debido a que entre la licitación y la adjudicación, un duende cambió el diseño para que nada cambie y todo sigua igual de mal en el crucero de San Mateo.
Techos verdes
JARDINES SOBRE EL CONCRETO
Susana Bianconi y Andrés Galindo
Publicado en CAMBIO de junio 2009
La proliferación de azoteas y muros verdes se ha puesto de moda como parte de las medidas ambientales adoptadas por los países desarrollados. Los motivos para transformar las azoteas en jardines o áreas verdes son básicamente dos: reponer el terreno natural ocupado por el edificio en su azotea y ganar espacios verdes aprovechando los beneficios que esto conlleva.
En países como Suiza o Alemania las azoteas verdes son exigencias gubernamentales a los edificios que no dejan un área mínima de verde en el desplante. Ahí se ponen sustratos naturales de la región en las azoteas y se deja que las plantas locales los colonicen. La motivación es la pérdida del paisaje natural que implica el edificio.
En otros países como Japón o Estados Unidos el objetivo es reducir los costos de aire acondicionado o calefacción de los edificios así como disminuir la temperatura en las ciudades. Esto gracias al efecto aislante de las azoteas y a la disminución de radiación solar sobre muros y techos.
Los techos y muros verdes reducen los efectos climáticos de la urbanización ya que:
· Absorben el ruido.
· Atrapan el hollín y el polvo.
· Reciclan el bióxido de carbono.
· Absorben el calor generado por la ciudad
· Aíslan térmicamente a los edificios
· Absorben, retienen e infiltran el agua de lluvia evitando inundaciones.
En algunos lugares de nuestra ciudad de Toluca hemos abusado construyendo y asfaltando la totalidad del suelo, por eso en época de lluvia padecemos de inundaciones, ya que el agua corre libremente por azoteas, muros y calles hasta saturar el drenaje y convertir las avenidas en ríos. Las paredes y techos verdes aminorarían este fenómeno, e imaginemos cómo mejoraría la calidad ambiental si a los muros de concreto de los puentes vehiculares les plantáramos enredaderas que los cubrieran totalmente. Se ganarían muchos metros cuadrados verdes en vertical sacrificando muy pocos metros cuadrados de banqueta; ésto reduciría el ruido de los motores y cláxones que rebotan en el muro, atraparían el humo negro de los autobuses y se mojarían con la lluvia, reteniéndola.
En las zonas de la ciudad que no tienen áreas verdes, colonias como Seminario, Nueva Oxtotitlán u Ocho Cedros, las azoteas y los muros verdes podrían suplir esta carencia.
Es deseable que sea el gobierno quien empiece con este tipo de lugares en sus edificios o en sus espacios públicos, como la plaza Ángel María Garibay del centro de Toluca (que es precisamente el techo de un estacionamiento subterráneo) y podría convertirse en un “techo verde”, es decir, un prado que substituya la árida plancha de concreto existente.
A ciudad traviesa
A CORAZÓN ABIERTO
Publicado en CAMBIO de Noviembre 2009
La Avenida Tecnológico es la única vía que une el Paseo Tollocan con el sur del valle de Toluca. A su cruce con Av. Las Torres se ha iniciado una obra lenta y complicada: un paso deprimido. Los embotellamientos se presentan en las horas pico. La gente pierde el tiempo y se angustia. El paisaje se transforma y comienza a parecerse a lo peor de Toluca: al deprimido de la Av. Alfredo del Mazo.
La alternativa a este magno y antiestético proyecto existe y es menos costosa. Consiste en hacer calles, en pavimentar las que existen de terracería y en dar alternativas de circulación a los enredados nudos por los que nos vemos obligados a pasar. Consiste en la posibilidad de circular a una velocidad mesurada y constante en lugar de circular a alta velocidad por una carretera para tráfico pesado. Estas vías rápidas deprimidas o elevadas abren cicatrices urbanas y deshacen la armonía de una ciudad.
Estamos a tiempo de abrir las vías alternas de circulación que nos permitan evitar pasar por ese crucero conflictivo y en perpetua construcción. Señalamos a continuación estas opciones, casi todas de competencia municipal, que harán la diferencia para el tráfico ligero, y que beneficiarán a la calidad del aire porque ahorrarán los largos recorridos forzados de la actualidad los que siempre nos conducen al mismo punto del crucero en obra. Habrá ahorros de tiempo y de combustible.
Estas vialidades son: la Adolfo López Mateos, conocida como San Lucas, que nace en Las Torres y que topa con pared en una milpa, a escasos 324 metros del Canal Lerma. Conectará Las Torres con Av. Estado de México, haciendo innecesario llegar hasta el crucero en obra. De prolongarse esta vialidad también hacia el norte, unos pocos metros, se conectara con la calle Mazatlán que sale hasta el Paseo Tollocan. Así toda el área de San Jerónimo Chicahuaco quedará comunicada a la traza urbana de la ciudad.
Hacia el poniente encontramos una calle muy transitada y sin pavimento que se desarrolla a lo largo del límite entre los municipios de San Mateo Atenco y Metepec, y que sirve para desahogar a las 900 casas del conjunto El Castaño. Entre ambas, y continuando con los derechos de vía ya liberados, convendrá pavimentar la avenida Lerma que corre paralela al canal Lerma y que servirá como desahogo alternativo y paralelo a la deprimida Avenida Las Torres.
Así, este municipio tan habitado y tan mal comunicado irá pareciéndose a una verdadera ciudad. Una ciudad con una dosis de analgésicos ante el trauma de la operación a corazón abierto que se efectúa en el crucero de Las Torres y Av. Tecnológico. Planificar es prever.
Publicado en CAMBIO de Noviembre 2009
La Avenida Tecnológico es la única vía que une el Paseo Tollocan con el sur del valle de Toluca. A su cruce con Av. Las Torres se ha iniciado una obra lenta y complicada: un paso deprimido. Los embotellamientos se presentan en las horas pico. La gente pierde el tiempo y se angustia. El paisaje se transforma y comienza a parecerse a lo peor de Toluca: al deprimido de la Av. Alfredo del Mazo.
La alternativa a este magno y antiestético proyecto existe y es menos costosa. Consiste en hacer calles, en pavimentar las que existen de terracería y en dar alternativas de circulación a los enredados nudos por los que nos vemos obligados a pasar. Consiste en la posibilidad de circular a una velocidad mesurada y constante en lugar de circular a alta velocidad por una carretera para tráfico pesado. Estas vías rápidas deprimidas o elevadas abren cicatrices urbanas y deshacen la armonía de una ciudad.
Estamos a tiempo de abrir las vías alternas de circulación que nos permitan evitar pasar por ese crucero conflictivo y en perpetua construcción. Señalamos a continuación estas opciones, casi todas de competencia municipal, que harán la diferencia para el tráfico ligero, y que beneficiarán a la calidad del aire porque ahorrarán los largos recorridos forzados de la actualidad los que siempre nos conducen al mismo punto del crucero en obra. Habrá ahorros de tiempo y de combustible.
Estas vialidades son: la Adolfo López Mateos, conocida como San Lucas, que nace en Las Torres y que topa con pared en una milpa, a escasos 324 metros del Canal Lerma. Conectará Las Torres con Av. Estado de México, haciendo innecesario llegar hasta el crucero en obra. De prolongarse esta vialidad también hacia el norte, unos pocos metros, se conectara con la calle Mazatlán que sale hasta el Paseo Tollocan. Así toda el área de San Jerónimo Chicahuaco quedará comunicada a la traza urbana de la ciudad.
Hacia el poniente encontramos una calle muy transitada y sin pavimento que se desarrolla a lo largo del límite entre los municipios de San Mateo Atenco y Metepec, y que sirve para desahogar a las 900 casas del conjunto El Castaño. Entre ambas, y continuando con los derechos de vía ya liberados, convendrá pavimentar la avenida Lerma que corre paralela al canal Lerma y que servirá como desahogo alternativo y paralelo a la deprimida Avenida Las Torres.
Así, este municipio tan habitado y tan mal comunicado irá pareciéndose a una verdadera ciudad. Una ciudad con una dosis de analgésicos ante el trauma de la operación a corazón abierto que se efectúa en el crucero de Las Torres y Av. Tecnológico. Planificar es prever.
Madera
ORO VERDE
Publicado en CAMBIO de marzo 2010
El Estado de México tiene vocación forestal, es decir, su suelo y su clima son óptimos para el crecimiento de especies vegetales maderables. La Comisión Nacional Forestal (CONAFOR) define a la silvicultura como “la ciencia destinada a la formación y cultivo de los bosques […] es hermana de la agricultura, diferenciándose de ésta en el tiempo de espera para la cosecha”. La mayor parte de los bosques mexicanos está en poder de ejidos y comunidades y según el VIII censo agrícola, ganadero y forestal del INEGI 2007, hay en el país 7.5 millones de hectáreas que no han sido sembradas.
En nuestro Estado cada día crece a ojos vista esta pandemia del campo: el abandono de las parcelas. Las flores silvestres cubren la tierra baldía. La pérdida de cosecha es lamentable pero es reversible, porque el bosque no requiere del campesino, el bosque una vez plantado se cuida solo y crece solo y llegado el momento puede dar gran ganancia a la comunidad o a las mujeres que se han quedado rezagadas del éxodo de los hombres al otro lado. Cuando se tale la madera, ellas podrán cobrar el aprovechamiento y volver a reforestar.
Es decir, el trabajo de cosecha y de siembra no se hace anualmente sino cada 15 o 17 años. Mientras los árboles crecen, sin embargo, se pueden obtener producciones paralelas en la misma tierra forestada. En un principio durante los tres primeros años se pueden plantar hortalizas, luego cuando los arbolitos ya tienen cierta altura se planta trébol y se ponen a engordar unos ricos guajolotes; después cuando ya los árboles no sean alcanzados por los borregos, se los puede poner a pastar entre los árboles. Para el séptimo u octavo año, se puede clarear, es decir, talar alternadamente unos cuantos ejemplares para obtener morillos con los que hacer buenas techumbres y finalmente, al cabo de 16 años se obtendrán troncos maderables y comercializables por metro cúbico.
Luego, la historia vuelve a empezar, quizás con la ayuda de los hijos, una nueva generación educada en la sostenibilidad y que habite una casa confortable construida con madera y adobe que de la bienvenida al padre que regresa a casa. Sin miedo a que “la forestal” persiga al dueño de la madera, porque el aprovechamiento silvícola que se registra ante la autoridad, en nuestro caso ante PROBOSQUE, garantiza la tala legal del predio forestal. Así lo hacen Japón, la Gran Bretaña, España, Suecia, así como Estados Unidos y Canadá.
Podrá decidirse entonces si el predio se destinará a sembrar y cosechar maíz en un año, o árboles de navidad en tres años, o bien pinos para cosecharse en ocho y quince años o bien encinos para maderarse a los 22 años.
Con la anuencia de la autoridad, la cosecha de árboles es cosa segura, es tan lícita como la cosecha de maíz. Es tala productiva (no clandestina) de un bien renovable. Es una fábrica de oxigeno y un proveedor de material de construcción no contaminante.
La arquitectura tradicional mexiquense es sustentable, se basa en el adobe y en la madera proveniente del aprovechamiento de los bosques. La madera es un material de construcción versátil, ligero, que no requiere de agua en la obra. Es el único material de construcción que produce oxigeno mientras se fabrica y que consume al mismo tiempo CO2, es en suma el más ecológico de los materiales de construcción. Es además aislante térmico y acústico, es cálido y envejece con elegancia y tratado cada seis años con aceite de linaza, es eterno.
Nuestra madera de pino es excelente para la construcción de techos acogedores y elegantes. Las vigas sirven para hacer armaduras que cubren grandes claros y dan ritmo a los salones que techan. Son además parte de la herencia cultural mexiquense, dado que en su arquitectura vernácula figuran no sólo grandes trojes y galerías envigadas sino elegantes columnas de madera sobre bases de piedra.
Y por si fuera poco, ahorra tiempos de ejecución de la obra, porque elimina los costosos y lentos colados del frío concreto armado. Así que el campo baldío, puede convertirse en una mina de oro verde, pidiendo la asesoría y las plantas a la autoridad y cosechando en unos años lo que al mismo tiempo belleza y aire puro al Estado. Y una recomendación contra el prejuicio: plantar y cosechar árboles maderables en los parques nacionales será la mejor manera de mantenerlos sanos y de desalentar a los taladores clandestinos, porque la producción legal de madera será protegida y no combatida por la autoridad y porque un bosque joven produce más oxigeno que uno envejecido.
Esta tierra generosa está a la espera de ser bien aprovechada. Pisamos oro verde.
domingo, 15 de agosto de 2010
abandono urbano
RATONERA URBANA
Publicado en CAMBIO de Abril 2010
Cuando la sede del PRI mudó su céntrica sede de Av. Villada enToluca a las afueras de la ciudad, comenzó el principio del fin de la capital del Estado de México. Nadie entonces lo vio venir, nadie supuso que la reserva de tierras del gobierno del Estado en rededor de la nueva y decadente sede priísta iniciaba el abandono del centro histórico de la ciudad. Después del PRI, se fueron instancias judiciales, luego se construyó el gran hospital Nicolás San Juan, después el Archivo General del Poder Ejecutivo; siguió un centro de exposiciones y luego hasta la Comisión de Derechos Humanos fue aventada por ahí atrás, siguiendo la sinuosa calle que conduce a un callejón sin salida.
Más tarde la Procuraduría General de la República, los bomberos, el Colegio de Bachilleres y un nuevo hospital fueron también aventados detrás del rastro municipal, sin otro acceso o salida que la calle larga que dobla y se muerde la cola. Esta ratonera urbana se ha desarrollado a expensas de la vida urbana del centro cuadriculado de la ciudad de Toluca, que antes era vital y que ahora languidece con comercios de venidos a menos, con casonas deshabitadas, con inmuebles cerrados y con mariachis insolados.
Mientras tanto, el nuevo revoltijo que se sambutió en la calle Nicolás San Juan carece de las amenidades clásicas del centro de Toluca, carece de cafés con alma, de papelerías y dulcerías, carece de departamentos, de plazas públicas, de jardines, de estacionamientos, de museos, de portales, de iglesias, de calles, de bancas; en fin, carece de los múltiples usos mixtos que hacen de unas cuantas cuadras, un espacio cívico, un lugar vivo donde se puede caminar palpitando la ciudad.
El gobierno del Estado ha repartido los terrenos de marras con la misma mezquindad que un cacique reparte su milpa a sus múltiples hijos legítimos y no tan legítimos. Como patriarca rural, reparte su hacienda sin conocer de trazado urbano, de protección civil, de espacios ajardinados ni de recorridos alternos, ni de espacios públicos, ni de transporte urbano, ni de otra cosa más que la usura y la consecuente fealdad que la acompaña. Pobre Toluca, tan abandonada y amenazada con la salida de aún más instancias burocráticas hacia ese peligroso pandemónium, donde una emergencia como la de una fuga de gas, es una pesadilla con una sola salida, ineficaz, hacia la Av. Alfredo del Mazo, vialidad inhumana de ocho carriles atiborrada de camiones, trailers e imposible de cruzar.
¿Y los baldíos del centro histórico con que cuenta el gobierno del Estado de México, bien servidos y estratégicamente bien ubicados?... Bien gracias, duermen el sueño de los justos en el corazón de una ciudad que languidece debido a una desatinada sangría suburbana.
Publicado en CAMBIO de Abril 2010
Cuando la sede del PRI mudó su céntrica sede de Av. Villada enToluca a las afueras de la ciudad, comenzó el principio del fin de la capital del Estado de México. Nadie entonces lo vio venir, nadie supuso que la reserva de tierras del gobierno del Estado en rededor de la nueva y decadente sede priísta iniciaba el abandono del centro histórico de la ciudad. Después del PRI, se fueron instancias judiciales, luego se construyó el gran hospital Nicolás San Juan, después el Archivo General del Poder Ejecutivo; siguió un centro de exposiciones y luego hasta la Comisión de Derechos Humanos fue aventada por ahí atrás, siguiendo la sinuosa calle que conduce a un callejón sin salida.
Más tarde la Procuraduría General de la República, los bomberos, el Colegio de Bachilleres y un nuevo hospital fueron también aventados detrás del rastro municipal, sin otro acceso o salida que la calle larga que dobla y se muerde la cola. Esta ratonera urbana se ha desarrollado a expensas de la vida urbana del centro cuadriculado de la ciudad de Toluca, que antes era vital y que ahora languidece con comercios de venidos a menos, con casonas deshabitadas, con inmuebles cerrados y con mariachis insolados.
Mientras tanto, el nuevo revoltijo que se sambutió en la calle Nicolás San Juan carece de las amenidades clásicas del centro de Toluca, carece de cafés con alma, de papelerías y dulcerías, carece de departamentos, de plazas públicas, de jardines, de estacionamientos, de museos, de portales, de iglesias, de calles, de bancas; en fin, carece de los múltiples usos mixtos que hacen de unas cuantas cuadras, un espacio cívico, un lugar vivo donde se puede caminar palpitando la ciudad.
El gobierno del Estado ha repartido los terrenos de marras con la misma mezquindad que un cacique reparte su milpa a sus múltiples hijos legítimos y no tan legítimos. Como patriarca rural, reparte su hacienda sin conocer de trazado urbano, de protección civil, de espacios ajardinados ni de recorridos alternos, ni de espacios públicos, ni de transporte urbano, ni de otra cosa más que la usura y la consecuente fealdad que la acompaña. Pobre Toluca, tan abandonada y amenazada con la salida de aún más instancias burocráticas hacia ese peligroso pandemónium, donde una emergencia como la de una fuga de gas, es una pesadilla con una sola salida, ineficaz, hacia la Av. Alfredo del Mazo, vialidad inhumana de ocho carriles atiborrada de camiones, trailers e imposible de cruzar.
¿Y los baldíos del centro histórico con que cuenta el gobierno del Estado de México, bien servidos y estratégicamente bien ubicados?... Bien gracias, duermen el sueño de los justos en el corazón de una ciudad que languidece debido a una desatinada sangría suburbana.
REFORESTAR EL PASEO TOLLOCAN
Publicado en CAMBIO de Junio 2010
Languidece la masa forestal del Paseo Tollocan y con ella languidece la infiltración de agua al subsuelo. Lo único que se acelera en el desfalleciente estado actual del Paseo Tollocan es la inundación rápida de sus cintas asfálticas.
Me explico. El agua viaja mucho más rápido por una superficie lisa que por una rugosa y dispareja, como la superficie vegetal de un parque. Por lo tanto, las nuevas cintas asfálticas construidas a expensas del camellón del Paseo desde el 2003 a la fecha han reducido su área verde y han aumentado el volumen de agua que llega al Lerma desde Toluca a través del Paseo.
Como muchos sabemos, cada árbol tiene una copa y una raíz. Cada copa recibe el agua de lluvia y la entretiene un buen rato antes de gotearla al suelo, retrasando así la inundación. Luego, cada raíz se bebe esa agua como un pocito de absorción.
Con la última intervención que sufrió el Paseo, perdió miles de oscuros juníperos y cientos de sauces llorones; se perdieron en consecuencia los retardadores de las inundaciones. El agua ahora corre libre por superficie, rápido hacia un río, el Lerma, que no recibe su caudal afluente porque está estrechado entre dos bordos compactos que lo han transformado en un canal impenetrable, en un tubo a cielo abierto y que no es más un río como antaño en que se hacía grandote y se hacía chiquito según la estación del año.
Es hora de volver a forestar para atrapar las gotas de lluvia en las copas de los árboles, para que ellos las dejen caer de a poquito a sus raíces profundas y así no le carguen la mano al pobre río Lerma, condenado a vivir con riveras sin árboles, árido como si fuera de plástico.
Mi propuesta es sencilla, elegante y complaciente: volver a la plantación lineal de los árboles, pero ahora al centro del camellón central (para que ninguno de los nuevos ejemplares sufra el impacto de un borrachito a medianoche). Así los árboles jóvenes podrán crecer en plenitud, sin ser encalados (no son tubos, por favor) y darán nueva identidad a un Paseo que fue orgullo de los mexiquenses y que ahora languidece pareciéndose a cualquier viaducto de cualquier ciudad.
¿Especies? Hoy ando enamorada de los encinos y puedo proponerlos como veinte años atrás en que los plantamos en La Virgen y hoy son espléndidos árboles de buen porte, pero también me encantan los fresnos, o bien los colorines (sólo hay dos en todo el Tollocan actualmente) y ni hablar de la belleza de los rosáceos capulines o de los calmados pirules. Hay de donde escoger y hay seguro que sí, mil vecinos que pueden donar un árbol, para que ningún gobierno distraiga recursos de las importantes actividades trazadas sin largueza de miras.
Colocando un árbol a cada diez metros del otro, tendremos el privilegio de plantar mil árboles a los largo de los 10 kilómetros del camellón central, es decir, mil pocitos de absorción, mil sumidores de bióxido de carbono, mil oxigenadores del aire, mil preciosidades vivas y cambiantes, florecidos y vibrantes, verdes u otoñales. Habremos plantado una elegante sinfonía de color y de bienestar para millones de personas que transitan esta maltratada obra patrimonial mexicana.
Celebremos el bicentenario plantando belleza y porvenir. Viva México.
Publicado en CAMBIO de Junio 2010
Languidece la masa forestal del Paseo Tollocan y con ella languidece la infiltración de agua al subsuelo. Lo único que se acelera en el desfalleciente estado actual del Paseo Tollocan es la inundación rápida de sus cintas asfálticas.
Me explico. El agua viaja mucho más rápido por una superficie lisa que por una rugosa y dispareja, como la superficie vegetal de un parque. Por lo tanto, las nuevas cintas asfálticas construidas a expensas del camellón del Paseo desde el 2003 a la fecha han reducido su área verde y han aumentado el volumen de agua que llega al Lerma desde Toluca a través del Paseo.
Como muchos sabemos, cada árbol tiene una copa y una raíz. Cada copa recibe el agua de lluvia y la entretiene un buen rato antes de gotearla al suelo, retrasando así la inundación. Luego, cada raíz se bebe esa agua como un pocito de absorción.
Con la última intervención que sufrió el Paseo, perdió miles de oscuros juníperos y cientos de sauces llorones; se perdieron en consecuencia los retardadores de las inundaciones. El agua ahora corre libre por superficie, rápido hacia un río, el Lerma, que no recibe su caudal afluente porque está estrechado entre dos bordos compactos que lo han transformado en un canal impenetrable, en un tubo a cielo abierto y que no es más un río como antaño en que se hacía grandote y se hacía chiquito según la estación del año.
Es hora de volver a forestar para atrapar las gotas de lluvia en las copas de los árboles, para que ellos las dejen caer de a poquito a sus raíces profundas y así no le carguen la mano al pobre río Lerma, condenado a vivir con riveras sin árboles, árido como si fuera de plástico.
Mi propuesta es sencilla, elegante y complaciente: volver a la plantación lineal de los árboles, pero ahora al centro del camellón central (para que ninguno de los nuevos ejemplares sufra el impacto de un borrachito a medianoche). Así los árboles jóvenes podrán crecer en plenitud, sin ser encalados (no son tubos, por favor) y darán nueva identidad a un Paseo que fue orgullo de los mexiquenses y que ahora languidece pareciéndose a cualquier viaducto de cualquier ciudad.
¿Especies? Hoy ando enamorada de los encinos y puedo proponerlos como veinte años atrás en que los plantamos en La Virgen y hoy son espléndidos árboles de buen porte, pero también me encantan los fresnos, o bien los colorines (sólo hay dos en todo el Tollocan actualmente) y ni hablar de la belleza de los rosáceos capulines o de los calmados pirules. Hay de donde escoger y hay seguro que sí, mil vecinos que pueden donar un árbol, para que ningún gobierno distraiga recursos de las importantes actividades trazadas sin largueza de miras.
Colocando un árbol a cada diez metros del otro, tendremos el privilegio de plantar mil árboles a los largo de los 10 kilómetros del camellón central, es decir, mil pocitos de absorción, mil sumidores de bióxido de carbono, mil oxigenadores del aire, mil preciosidades vivas y cambiantes, florecidos y vibrantes, verdes u otoñales. Habremos plantado una elegante sinfonía de color y de bienestar para millones de personas que transitan esta maltratada obra patrimonial mexicana.
Celebremos el bicentenario plantando belleza y porvenir. Viva México.
28 escalones y ninguna flor
TRIVIA DEL SUB CENTRO URBANO
Publicado en CAMBIO de julio 2010
Si adivina usted esta trivia, habrá descubierto qué es un sub centro urbano en el Edomex.
Publicado en CAMBIO de julio 2010
Si adivina usted esta trivia, habrá descubierto qué es un sub centro urbano en el Edomex.
1. ¿Dónde se puede comprar un disco pirata en la cajuela abierta de un vehículo mal estacionado… frente a un Juzgado?
2. ¿Dónde se encuentra un edificio de la Comisión de Derechos Humanos con 28 escalones y ninguna flor?
3. ¿Dónde puede usted comprar un guisado en un puesto callejero frente a un Hospital General?
4. ¿Dónde encuentra usted gente sentada al rayo del sol, en el piso de una explanada?
5. ¿En qué estación de metro se baja usted para llegar a este lugar?
6. ¿Dónde estaciona usted su auto cuando va a este lugar?
7. ¿Se guía por el olor del Rastro Municipal para llegar a los hospitales?
8. ¿Si estando ahí necesita una fotocopia, dónde va por ella?
9. Si tiene un arrebato proselitista ¿dónde encuentra el Partido Político más cercano?
10. Si tiene un arrebato místico, ¿dónde encuentra la Capilla más cercana?
Respuestas:
1. En Nicolás San Juan en Toluca
2. En la esquina de Nicolás San Juan y cerrada sin nombre
3. En el Nicolás San Juan
4. En el Hospital Nicolás San Juan
5. ¿Qué es el Metro? Recuerde usted que sólo se trata de la capital del Estado de México, ni que fuera Guadalajara.
6. En segunda fila, frente al acceso de las ambulancias.
7. Sí, el canal a cielo abierto separa el Rastro Municipal de la zona hospitalaria.
8. A ningún lado, no hay comercio establecido, el uso de suelo no lo permite (ergo: el santo patrono de los ambulantes es el Usodelsuelo)
9. En el mejor lote, junto a la vialidad primaria.
10. Improvisada en el camellón entre dos puestos de garnachas.
Quizás, amable lector, le interese saber que este sub centro urbano no sólo ha provocado la muerte del centro histórico de Toluca, sino que cotidianamente maltrata a sus transeúntes, a sus empleados y visitantes. La solución es simple y evidente, consiste en interconectarlo a las calles de los barrios circundantes de La Magadalena y La Trinidad y en destinar un lote a plaza pública. Así perderá presión y ganará urbanidad. Esta receta no falla, es cuestión de ponerla en práctica y hacer ciudad.
reapertura de calles
CUATRO CALLES PARA TOLUCA
Publicado en CAMBIO de Noviembre 2007
Muchos nuevos proyectos se tienen contemplados para Toluca. Esperemos que ayuden a que la ciudad recupere su antigua dignidad, para lo cual su traza vial debe volver a parecerse a lo que fue, es decir, debe recobrar la lógica. En la actualidad las calles de Toluca no tienen lógica: dar una vuelta manzana es imposible en el centro. El sentido de circulación de las calles va de dos en dos: Instituto Literario y Morelos para el oriente; Hidalgo y Lerdo para el poniente. De norte a sur sólo hay dos calles y muy distantes entre sí: Bravo y Pino Suárez. Con una estructura tal, sólo los cuellos de botella gozan de cabal salud y todos los caminos conducen a ellos. Los de fuera, desconcertados, no entienden los trenecitos de autobuses que caracterizan a Toluca.
Me parece entonces oportuno tratar de solucionar este estado de inoperancia vial para que cuando se lleven a cabo las obras del centro, funcionen bien para todos.
El movimiento vehicular ordenado es deseable en los centros urbanos, dan vida y activan la economía de las ciudades. Cuantas más calles transitables haya, con autos estacionados en uno de sus lados, menos necesidad habrá de tener estacionamientos. La convivencia entre peatones y vehículos es necesaria, ya que los extremos excluyentes han dado malos resultados. Por un lado las vialidades rápidas son inhumanas (pensemos en Avenida Lerdo frente a Palacio, ancha y de tráfico rápido, peligroso para el transeúnte) y las vialidades enteramente peatonales como Juárez frente al Cosmovitral, son usufructuadas por ambulantes que demeritan lo mejor del centro de la ciudad.
Por eso es tan importante 1 reabrir la vialidad frente al Cosmovitral que está hoy por hoy convertida en un tianguis de comida. Por eso es tan importante 2 volver a abrir la calle de 5 de Febrero frente al Teatro Morelos que está convertida en un estacionamiento gratuito para el personal del Palacio de Justicia. 3 Partir en dos la Plaza Ángel María Garibay para dejar pasar el tráfico hacia el norte de la ciudad , Juárez Norte volverá a la vida, su valor inmobiliario inmediatamente aumentará y sus casonas Art Decó volverán a ocuparse. 4 La Plaza de los Mártires puede llegar a ser enteramente circunvalada, haciendo de doble sentido la Av. Lerdo y abriendo una calle elegante de ancha banqueta frente a la Legislatura.
Es importante señalar que estas cuatro propuestas de reapertura de calles no sólo son baratas de llevarse a cabo, sino que si no funcionaran, serían fácilmente revertibles, porque no requieren demoliciones en absoluto (ya todo fue demolido en el centro en los 70s).
Curiosamente el centro de la ciudad de Toluca tiene muchos espacios públicos pero, la ciudad no se camina; sus banquetas son estrechas y los autobuses omnipresentes hacen desagradable un paseo deambulatorio. La ciudad también tiene muchos espacios vacíos que impiden el paso vehicular, a algunos se los llama plazas sin serlo. Nadie conoce por su nombre la plaza Ángel María Garibay, porque nadie la usa, porque fue abierta sobre la demolición de dos manzanas completas, porque no tiene portales ni alma. Por eso debe ser atravesada por la calle del Carmen que nos conduzca al barrio de Santa Bárbara y nos permita contemplar la fachada del templo frontalmente.
Un hueco, al que se le debe devolver la dignidad, es el espacio hundido que se halla frente a la Casa de Cultura. Son ya muchos años de abandono e indiferencia ante tal adefesio. No es sano convivir con la destrucción y la fealdad de ese predio que queda nada menos que camino a la Alameda.
Por otro lado, no puede uno llegar y bajarse de un vehículo en el Cosmovitral ni tampoco frente al Teatro Morelos. Está mal que estos dos centros de cultura no tengan accesos vehiculares y estén condenados al ostracismo. Una mal entendida peatonalización del centro de Toluca llevada a cabo hace 30 años la ha convertido en una ciudad moribunda porque sólo se pueden peatonalizar las zonas consolidadas comercialmente. Si por el contrario se cierran calles a los vehículos y no se introduce un sistema compensatorio eficiente de transporte subterráneo, sobreviene la gangrena. Eso ocurrió en Toluca y entonces sectores enteros del norte de la ciudad son hoy barrios fantasmas, con casas abandonadas, venidas abajo.
Volver a integrar los barrios cercenados es una tarea de cirujano plástico que le devolverá al paciente (en este caso la ciudad con su gente) la confianza en sí misma y la competitividad que perdió hace 30 años.
VIAJE AL FIN DEL MUNDO
Publicado en CAMBIO de Octubre 2007
Anduve por encima de las nubes mirando abajo los valles, las iglesias y las serpentinas de los caminos. El sur del Estado de México es un mundo viejo y abandonado entre la lluvia y la vegetación exuberante. Sus adobes se deslavan y tiñen de rojo el cemento intruso de las banquetas. Acompaño a una amiga en su recorrido oficial por inmuebles históricos, la camioneta que maneja lleva el logotipo del INAH.. En medio del asiento hay un legajo de oficios, cada uno corresponde a una capilla diferente. La lluvia es intensa y luego la niebla nos envuelve. Cuando salimos de ella a tramos, el pasado nos rodea, hemos viajado en el tiempo.
Llegamos a Texcaltitlán, subimos la escalinata de un imponente atrio y conforme ascendemos nos hacemos pequeñitas, ante el tamaño del templo que crece y ante las montañas neblinosas que nos rodean. ¿Dónde estamos? Los jardines están descuidados. La lluvia arrecia, mi amiga me hace ver unas burdas bajadas de agua de PVC que cuelgan insolentes de las dignas gárgolas de la iglesia; nos guarecemos entonces en una construcción cercana al templo, es fea, informe y con un ruidoso techo de lámina. El agua que cae sobre este triste adefesio se derrama sobre la antigua barda atrial y la destruye hasta el colapso. Me pregunto qué hace esta contrahecha construcción, junto a un valioso monumento colonial.
Olvido entonces –pero ahora quiero recordar- que los monjes que llegaron a México, eran gente erudita, hombres del Renacimiento poseedores de una educación humanista, gente inteligente que supo construir con buenas proporciones y con gran armonía el acervo edilicio del que nos enorgullecemos y que nos hace figurar como el cuarto país del mundo en cantidad de sitios declarados patrimoniales por la UNESCO. Ese acervo edilicio se encuentra ahora agredido por tinacos de plástico negro, por obras deformes, contrahechas y malsanas.
A pocos minutos de este lugar visitamos una hermosa capilla del siglo XVII . Acaban de pavimentarle el atrio en su totalidad. No hay espacio para un solo árbol. Y junto, muy junto, casi encimada a la capilla se ha construido una biblioteca de concreto armado hace apenas cinco años. Antes había habido una construcción de adobe en ese sitio. Ahora los libros se pudren de humedad porque la losa de la biblioteca manda el agua por el muro colindante. Todo está negro de hongos, su interior es desolador. Cuánto dinero mal utilizado, cuánto esfuerzo de la comunidad o del Municipio malhadado. Me pregunto qué aprendió el arquitecto encargado de la obra a su paso por la universidad o por el politécnico. Me duele tanta inmoralidad en el uso de los recursos públicos, tanta carencia de estética de los funcionarios que demuelen adobe para levantar paredes con hongos malolientes.
Me entero que está zozobrando una iglesia en una comunidad cercana, me dicen que los quince católicos que quedan en ella no pueden darle mantenimiento. La gente cambia de religión, y los que siguen siendo católicos en las ciudades no se ocupan de esos inmuebles inmemoriales. Ni los Lasayistas, ni los Jesuitas de la Universidad Iberoamericana, ni los Legionarios de Cristo de la Universidad Anáhuac, ni los Opus Dei de la Universidad Panamericana tienen maestrías en restauración de bienes inmuebles. Tengo entendido que sólo la UNAM y la Universidad Autónoma de Guanajuato ofrecen esta especialidad de la arquitectura. Es decir, sólo las universidades públicas se ocupan del patrimonio nacional. Entiendo entonces por qué del cambio de religión.
Sigue la lluvia y visitamos un templo que está presto a celebrar a su santo patrono. La banda ensaya en el quiosco. Los juegos metálicos de la feria, duermen aún alrededor. Una escuelita con ventanas enrejadas distorsiona la geometría del atrio. Está pintada de verde limón y rojo encendido, la herrería es negra y el conjunto un bodrio inconcebible. Cuesta trabajo fotografiar el esbelto campanario de la iglesia, que, aunque se recorta contra un cerro de tupida vegetación, está empañado por cables y varillas de obras inconclusas. Unos borrachitos pasan maldiciendo.
Llegamos luego a una iglesia muy intervenida, es decir, muy alterada en su fisonomía original. Nos abren el templo y comprobamos que hay humedades en los muros. La recorremos por fuera y vemos que las viejas y recias bancas que tenía han sido sacadas del templo y apiladas junto con madera costera, contra los muros exteriores del templo. Estos cúmulos son los que provocan las humedades interiores. Las antiguas puertas de madera también están tiradas a la intemperie; las actuales, en cambio, son de lámina. Mi tristeza no me permite conversar, me hundo en la desolación de estos templos abusados que alguna vez estuvieron en buenas manos y ahora se deshacen por la estulticia de sus fieles. Quedan en el interior las bases de dos columnas que sostenían el coro. Bases sin columnas... la depredación y la ignorancia acaban con el alma del lugar.
No hay espacio para seguir hablando del convento de Sultepec y de las otras dos iglesias que visitamos después de comer unas quesadillas. Sólo tienen algo en común: humillantes baños públicos coronados con tinacos, y escuelas primarias de factura reciente y a la altura de los baños. Recordé entonces que Elba Esther Gordillo, la Secretaria General y vitalicia del Sindicato de los Trabajadores de la Educación donó un cheque de 10 millones a Alan García, Presidente del Perú a raíz del terremoto que sufrieran recientemente. Lo pensé mientras miraba la basura acumulada atrás de las aulas oscuras y mal construidas, mal pintadas, inacabadas.
El regreso fue largo, desandando las serpentinas del camino montañoso hasta bien entrada la noche. El paisaje húmedo, de ricos verdes y de pobres gentes, nos helaba los huesos. La mayor parte de los hombres jóvenes están del otro lado. El escalofrío no cede, seguirá acompañándonos mientras la pobreza del sur del Estado no se mitigue. Mi amiga es fuerte, volverá a su noble trabajo armada de buena voluntad y dulzura conciliadora. A mí me inunda el miedo, pienso que en algún recodo de esa interminable carretera que recorrimos juntas, erramos el camino, y que nos fuimos, con todo el país a cuestas, al mismo diablo.
el árbol del pecado
CONNOTACIONES
Publicado en CAMBIO en Septiembre 2007
Cada árbol que vemos tiende a decirnos algo. Su figura nos es familiar desde los textos, la literatura, los dichos y las consejas populares. El manzano, carente de gracia, carga la pesada lápida de ser el árbol de la sabiduría. Sus manzanas fueron el fruto prohibido, por apetecibles. Nos queda claro que, desde tiempos inmemoriales, las religiones no ven con buenos ojos al conocimiento ni al placer con ese conocimiento nos seduce. Quienes piensen que el manzano simboliza el erotismo pueden traer a su mente muchos otros árboles más sensuales: el flamboyán con sus orgiásticas flores bermellón; el tulipán africano con sus flores anaranjadas y frondosa copa; las elegantes jacarandas lilas o las magnolias con sus grandes flores blancas.
Ni hablar de los aromas evocadores: los azahares, propios de los cítricos se usan en el ramo de novia, a pesar de que los naranjos son símbolo del conocimiento en los claustros conventuales, donde fueron plantados por los monjes mendicantes. Con estos monjes llegaron a México cantidad de especies arbóreas cargadas de simbolismos: el primero entre los primeros fue olivo, que se plantaba en número de doce, en clara alusión a los apóstoles y para obtener aceite de oliva. Los griegos coronaban la testa de sus grandes personajes con ramas de olivo, árbol de lento crecimiento, mediterráneo por excelencia que se dio bien en tierras mexicanas hasta que Carlos III a finales del largo período colonial mandó destruirlos todos, para que la producción mexicana de aceitunas no compitiera con la española. Ah, que rey tan tonto, precipitando insurgencias a fuerza de leyes arbitrarias como ésa que acabó con la fortuna de los olivares, pero que logró cultivar el odio a los Virreyes.
Otro árbol de abolengo greco-latino es el laurel, árbol gigante que puebla muchas plazas mexicanas, la de Oaxaca para traer a la mente rápidamente una. El Bajío también los tiene pero recortados hasta formar un techo sui-generis: público, verde y canoro. A los laureles se los asocia con la idea de libertad porque sus ramas fueron parte del vocabulario gráfico de la Revolución Francesa junto con los gorros frigios. También van de la mano de los poetas “laureados” como Petrarca.
Si queremos hablar de resistencia, tomamos la figura lírica del roble, si de tontería se trata, evocamos al alcornoque, árbol del corcho. Si en cambio nos referimos a algo antiguo, viene a nuestra mente el añoso ahuehuete. Los cipreses son panteoneros, es decir, lúgubres, oscuros. Van Gogh los pintaba, y él sabía de soledad y tristezas. Tristes también, pero medicinales, son los grisáceos eucaliptos. Perezosos son los pirules, bajo cuya sombra -se dice,-uno queda profundamente dormido. Los sauces llorones, lamen el agua de las corrientes y reviven en cada vara replantada.
Hay quienes se identifican tanto con una especie, que la asocian con su personalidad, casi como un horóscopo de cualidades afines. Y los refranes como “árbol que nace torcido nunca su rama endereza”aluden más que a los árboles, a las personas que se les parecen. Alejandro Casona escribió la obra de teatro “Los árboles mueren de pié” que para mí es una elegante alusión a la forma de vivir y de enfrentar la muerte. Los árboles, como algunas buenas personas, se doblan pero no se quiebran. Tal es el caso de Santiago Pérez Alvarado, ambientalista preso por defender honrosamente los árboles y el agua de esos árboles y que está recluido en Temascaltepec gracias a un sistema que castiga al justo y premia al mercenario. Santiago se está volviendo grande como un ocote real, derecho y cargado de piñones que serán semillero de muchos otros hombres rectos y trabajadores como él.
Carretera Toluca-Tenango
A CONTRACORRIENTE
Sobre Carreteras y Drenajes Profundos
Publicado en CAMBIO de Agosto 2007
Para Santiago Pérez Alvarado,
ambientalista preso en
Temascaltepec.
La obligada lentitud con que se mueve el tráfico en la carretera Toluca-Tenango me ha llevado a ver el progreso de la obra de ampliación con detenimiento. Se está ensanchando la cinta asfáltica para que sean tres los carriles en cada sentido. El camellón ha sufrido la merma de hermosos sauces que no fueron transplantados sino desparecidos para siempre del paisaje. Curiosamente ese mismo camellón se encuentra ahora circundado por unas impresionantes, costosas e innecesarias guarniciones en esta vialidad que será de alta velocidad. Y non las únicas: en paralelo corren otras guarniciones del lado exterior. Total: la cinta asfáltica está metida en cintura y en lugar de acotamientos hay guarniciones urbanas como en las calles céntricas, sólo que en este caso se carece de las bocas de tormenta que existen en las ciudades y que desalojan las aguas pluviales. ¿Qué ocurrirá en la Toluca-Tenango en época de lluvias? Veamos, la pendiente de la cinta asfáltica no va a dar al camellón arbolado sino que va a dar hacia afuera, como en Las Torres, donde se inundan los carriles de baja velocidad y los peatones son bañados con agua sucia cada vez que la vialidad se convierte en un canal.
Es sabido que el agua deteriora la calidad del pavimento, por lo que uno se pregunta para qué se hacen guarniciones que contienen el agua en una vialidad que podría haber tenido suaves acotamientos como los que alguna vez tuvo el Paseo Tollocan, eran rojos y seguros y servían para evacuar el agua a los prados donde se absorbía gracias a las raíces de los sauces. Su funcionamiento perfecto durante treinta años hablan de la sabiduría con que fue trazado por el Dr. en Ing. Melchor Rodríguez Caballero. Una obra ejemplar que, inexplicablemente, no ha sido copiada.
En la Toluca-Tenango lo ideal hubiera sido mandar el agua al camellón central y hacer en él buenos pozos de absorción. Hubiera sido una solución barata y sensata. Sin guarniciones, el agua se deslizaría hacia el área verde y se iría consumiendo lentamente al encontrar capas de tepojal por donde infiltrarse. De suyo, cada carretera constituye una barrera para el flujo natural del agua, dado que se circula sobre una base alzada, bien compactada e impermeable y por eso es imperativo darle cause a las aguas a ambos lados de una carretera, pero no haciendo drenajes que van a saturar los escasos ríos que nos quedan y que se desbordan debido a que reciben aguas de territorios pavimentados que han dejado de absorber la lluvia.
La Ciudad de México llevó a cabo una consulta sobre la construcción de 500 pozos de absorción. Bien por ella que promueve el debate sobre temas ambientales como el manejo del agua. Como todos sabemos su caso es diferente al nuestro. El valle de México es una cuenca cerrada, destinada a ser siempre un lago si no fuera por las inmensas obras de desalojo que se han hecho desde la Colonia y que hoy se conocen como el drenaje profundo. El valle de Toluca, en cambio, desaloja sus aguas hacia el norte a través del río Lerma. Pero conforme crece la mancha urbana y menos agua es absorbida por el suelo, se siguen haciendo drenajes para llegar hasta el malhadado río. Algunos funcionarios públicos están saboreando la idea de hacer un drenaje profundo para Toluca, es decir, están copiando un modelo antiguo y de probada peligrosidad para el subsuelo ya que al no reabsorber agua de lluvia, el suelo se comprime y hunde, destruyendo arquitectura e infraestructura. Los pozos de absorción son lo que debiéramos estarle copiando a la Ciudad de México, es decir, las ecotécnicas contemporáneas, no las soluciones rápidas y costosas que a la larga son desastrosas.
El agua de lluvia no debe mezclarse con los drenajes, es básicamente agua limpia. Debe juntarse, decantarse, filtrarse y usarse. Cosechemos agua, que a todos nos llueve en la milpita.
Sobre Carreteras y Drenajes Profundos
Publicado en CAMBIO de Agosto 2007
Para Santiago Pérez Alvarado,
ambientalista preso en
Temascaltepec.
La obligada lentitud con que se mueve el tráfico en la carretera Toluca-Tenango me ha llevado a ver el progreso de la obra de ampliación con detenimiento. Se está ensanchando la cinta asfáltica para que sean tres los carriles en cada sentido. El camellón ha sufrido la merma de hermosos sauces que no fueron transplantados sino desparecidos para siempre del paisaje. Curiosamente ese mismo camellón se encuentra ahora circundado por unas impresionantes, costosas e innecesarias guarniciones en esta vialidad que será de alta velocidad. Y non las únicas: en paralelo corren otras guarniciones del lado exterior. Total: la cinta asfáltica está metida en cintura y en lugar de acotamientos hay guarniciones urbanas como en las calles céntricas, sólo que en este caso se carece de las bocas de tormenta que existen en las ciudades y que desalojan las aguas pluviales. ¿Qué ocurrirá en la Toluca-Tenango en época de lluvias? Veamos, la pendiente de la cinta asfáltica no va a dar al camellón arbolado sino que va a dar hacia afuera, como en Las Torres, donde se inundan los carriles de baja velocidad y los peatones son bañados con agua sucia cada vez que la vialidad se convierte en un canal.
Es sabido que el agua deteriora la calidad del pavimento, por lo que uno se pregunta para qué se hacen guarniciones que contienen el agua en una vialidad que podría haber tenido suaves acotamientos como los que alguna vez tuvo el Paseo Tollocan, eran rojos y seguros y servían para evacuar el agua a los prados donde se absorbía gracias a las raíces de los sauces. Su funcionamiento perfecto durante treinta años hablan de la sabiduría con que fue trazado por el Dr. en Ing. Melchor Rodríguez Caballero. Una obra ejemplar que, inexplicablemente, no ha sido copiada.
En la Toluca-Tenango lo ideal hubiera sido mandar el agua al camellón central y hacer en él buenos pozos de absorción. Hubiera sido una solución barata y sensata. Sin guarniciones, el agua se deslizaría hacia el área verde y se iría consumiendo lentamente al encontrar capas de tepojal por donde infiltrarse. De suyo, cada carretera constituye una barrera para el flujo natural del agua, dado que se circula sobre una base alzada, bien compactada e impermeable y por eso es imperativo darle cause a las aguas a ambos lados de una carretera, pero no haciendo drenajes que van a saturar los escasos ríos que nos quedan y que se desbordan debido a que reciben aguas de territorios pavimentados que han dejado de absorber la lluvia.
La Ciudad de México llevó a cabo una consulta sobre la construcción de 500 pozos de absorción. Bien por ella que promueve el debate sobre temas ambientales como el manejo del agua. Como todos sabemos su caso es diferente al nuestro. El valle de México es una cuenca cerrada, destinada a ser siempre un lago si no fuera por las inmensas obras de desalojo que se han hecho desde la Colonia y que hoy se conocen como el drenaje profundo. El valle de Toluca, en cambio, desaloja sus aguas hacia el norte a través del río Lerma. Pero conforme crece la mancha urbana y menos agua es absorbida por el suelo, se siguen haciendo drenajes para llegar hasta el malhadado río. Algunos funcionarios públicos están saboreando la idea de hacer un drenaje profundo para Toluca, es decir, están copiando un modelo antiguo y de probada peligrosidad para el subsuelo ya que al no reabsorber agua de lluvia, el suelo se comprime y hunde, destruyendo arquitectura e infraestructura. Los pozos de absorción son lo que debiéramos estarle copiando a la Ciudad de México, es decir, las ecotécnicas contemporáneas, no las soluciones rápidas y costosas que a la larga son desastrosas.
El agua de lluvia no debe mezclarse con los drenajes, es básicamente agua limpia. Debe juntarse, decantarse, filtrarse y usarse. Cosechemos agua, que a todos nos llueve en la milpita.
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