lunes, 16 de agosto de 2010

El Laberinto del Fraude

YA NO SOMOS LOS MISMOS

Publicado en CAMBIO en febrero 2007


Lo bueno dura poco. El apogeo de la cultura griega, la época de Pericles, no sobrepasa los 50 años. México tuvo su esplendor entre los 20 vasconcelistas y los 60 de Jaime Torres Bodet; cuarenta años de ímpetu creativo arrollador. Hoy sólo unos pocos (pero inmensos) cineastas mexicanos andan vivos por el mundo. Todo lo demás es híbrido, globalizado, es viento seco y estéril como el que arrastra el nombre de Pedro Páramo.
La época de Rulfo tuvo que ver con la edad dorada de las ilusiones nacionales. Desde la distancia es fácil distinguir ese brillo en los ojos de los creadores de entonces: México no les cabía en las manos, ni en los lienzos, ni en las fotos, los murales, las cintas y las canciones inolvidables. Había un manantial inagotable de inspiraciones autóctonas, únicas y cautivantes como las que aún alimentan a Francisco Toledo.
Pero ese manantial se fue secando y ahora la esterilidad transgénica es la que habita los despachos de la Secretaría de Educación. Nada mana de ella; no vive la imaginación ni la creatividad en las oficinas oficiales. Y ni una sola gota puede exprimirse de las piedras que se patean en Los Pinos. La Democracia Cristiana (sic) que pregona la derecha en el poder, es estéril. Es fundamentalista –cambiemos simplemente Democracia Cristiana por Democracia Islámica y lo veremos con claridad- y es castrante porque no se sabe reír de sí misma. Es mula, es híbrida, es yerma.

La creatividad, en cambio, es hermana de la rebeldía, de la carcajada y de la inteligencia y por lo tanto no saldrá jamás de los cuadros oficiales acartonados, hipócritas y huecos.
Sonrisas congeladas frente a las cámaras. El último transgresor fue un tal Broso quien fue mutando hasta desaparecer. ¿Y Gloria Trevi? Apañada, es ahora su propia reinterpretación, inmutable al paso del tiempo. ¿Y la cultura popular? Está paralizada, hay que irla a ver al Museo del Estanquillo. ¿Y el Peje? Fue aplastado por el montón: la curia, los profesores de Elba Esther, el dinero del Consejo Coordinador Empresarial, el Sup. Marcos y el miedoso PRI que se abrazó a las faldas de la derecha por miedo a la vendeta del desafuero. ¿Y la familia? Bien gracias, no comió. De eso se trata este sistema transgénico, de que la familia no coma para que nunca deje de haber servidumbre y telenovelas.
España salió de la dictadura franquista con un Rey por delante y habiendo tal parecido anti-intelectual entre el Franquismo y el Calderonismo, me pregunto si al cabo de 40 años (ya llevamos seis) la derecha mexicana logrará parir un Virrey. Sin duda la ODCA presidida por Manuel Espino atesora este sueño. Será el único engendro que produzca el maridaje del PAN con el PRI: una mula arisca, disfrazada de Virrey y rebuznando al estilo Fox para deleite de los pueblos alfabetizados del mundo.

UN GUANTÁNAMO EN MÉXICO

Mientras tanto el delito sigue impune. El tiempo ha consumado un fraude más en la historia de México. Con el dictamen que el Tribunal Electoral de la Federación elaboró en torno a las documentadas violaciones a la Ley Electoral, se dejó pasar a los que hicieron trampa. El Dictamen reconoce cuáles fueron los delitos, pero no les atribuye consecuencias numéricas al resultado electoral. En suma, avala la delincuencia organizada en torno a las pasadas elecciones del 2 de julio y se declara cómplice de los delitos.
Los que jugamos limpio, los que creímos que las reglas del juego estaban garantizadas por el IFE, los que confiamos en la rectitud de los funcionarios federales, hemos sido traicionados.
El Golpe de Estado, fraguado antes, durante y después del 2 de julio, es un delito que se sigue cometiendo cotidianamente mientras sus beneficiarios usufructúan el poder. Se trata de un caso como el de las desapariciones forzadas en que el delito se sigue cometiendo mientras no aparece la persona desaparecida, viva o muerta. Es importante tener claro que tanto Calderón como quienes han sido designados por él están cometiendo un delito de lesa Patria.
La ex consejera electoral Jacquelinne Peschard ha aceptado un cargo designado por Calderón. Ya es cómplice. Ya está delinquiendo como lo hicieron los colaboracionistas franceses durante la ocupación nazi. Ella no puede llamarse a engaño, sabe bien cómo se debieron hacer las cosas dentro del IFE y sabe bien que las boletas de más que aparecieron en 45% de las casillas revisadas por el Tribunal Electoral sólo pudieron haber sido mandadas a hacer por Ugalde. Colaboracionista.
Es cierto que el pueblo mexicano es conservador, pero es más cierto que últimamente se lo ha inducido a volverse miedoso y pusilánime gracias a la omnipotente fuerza de los medios de comunicación y de los machacones anuncios oficiales de “Votas y te vas” (el entrecomillado alude al título del último libro de Rius).
¿Cómo sobrevivir esta ignominia sin dejar de ser quienes somos?, ¿Cómo no endurecerse?. Quienes fuimos derechos y confiados ciudadanos despreciamos el poder político mal habido. Delincuentes electorales y privilegiados del delito son quienes ahora toman decisiones por todos nosotros... y nosotros mirando.
Hay un Guantánamo en México para los que nos quedamos sin instancias legales que nos defiendan de las trampas electorales. Vivimos en el limbo de la indefensión, viendo pasar el asalto a la Nación que se consuma con cada día que pasa.
Ha cristalizado un diamante en cada uno de nosotros: transparente en sus ideas pero duro por las inmensas y oscuras presiones que soportamos. Sé que quienes votamos por Andrés Manuel López Obrador constituimos una mina de diamantes; pulidos o en bruto, aquí estamos, endureciéndonos más con cada día que pasa. Y aunque la falta de respeto a la inteligencia es la pócima que nos dan a beber en spots de radio y televisión, los diamantes no absorbemos el veneno, tampoco nos penetra la mugre y no nos corrompemos.
Esperamos, con Doña Rosario Ibarra, que nos devuelvan la Patria que nos robaron, esa Patria entrañable que se siente adentro como un hijo; el hijo desaparecido en el Guantánamo nacional.

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