viernes, 14 de diciembre de 2012

Reciclaje urbano


LAS CIUDADES RESUCITADAS

                                                            
publicado en CAMBIO del Estado de México # 90, noviembre 2012, pag. 32


Las ciudades que no se adaptan a los cambios se mueren lentamente de una manera poco elegante: se deterioran y abaratan; se dejan caer en pedazos y su población anémica se resigna a vivir de recuerdos y a tolerar el cierre de sus fuentes de trabajo entre vidrios rotos u opacos de las casas vacías.  

Adaptarse es revivir y convertir lo antiguo en lo contemporáneo, sin faltarle el respeto a la tradición, es una sana manera de darle oxígeno a una urbe. En esta época de usar y tirar hemos desarrollado slogans para revertir el mal uso de productos innecesarios que consumimos sin cuestionar. Se han puesto de moda las erres: reducir, reusar y reciclar. Aunque a primera vista no parezcan tener nada que ver con la ciudad, estas 3 erres sirven para repensar la ciudad, amén de varias otras más: restaurar, redensificar, revaluar, reforestar, rediseñar,  restringir y reordenar.

Siempre con la ciudad en la mira, desde un ángulo urbanístico, las analizaremos por orden alfabético:

1.      Reciclar: es la utilización de viejos inmuebles para nuevos usos o destinos. Ejemplo de ello es en Toluca el Museo MUMCI, antes cervecería Corona o El Colegio Mexiquense, antes Hacienda Sta. Cruz de los Patos.

2.      Redensificar: es el aprovechamiento de los baldíos para usos diversos y la autorización de construir varios niveles donde la red de infraestructura lo permite. A mayor densidad, mayor intercambio humano y menor circulación vehicular.

3.      Rediseñar: es convertir un lugar feo en uno bonito. Por ejemplo las abandonadas vías de los ferrocarriles pueden convertirse en parques lineales para recorrer en bici o a pie bajo la sombra de buenos árboles. Apropiarse colectivamente de esos sitios impedirá su ocupación clandestina por unos cuantos.

4.      Reducir: es hacer más chica la mancha urbana. Si redensificamos no será necesario invadir cultivos para hacer casas habitación. Los departamentos de la ciudad serán más atractivos para los jóvenes que no quieran comprar auto y para los viejitos que ya no quieran manejar.

5.      Reforestar: es plantar árboles en las aceras para que toda la ciudad sea un pulmón verde. Esto se logra reduciendo el ancho de los carriles vehiculares y ensanchando las banquetas. Monterrey nos está dando un magnífico ejemplo a través de la sociedad civil Reforestación Extrema; en unos años Monterrey verá mejorado su extremoso clima y aumentará la humedad ambiente.

6.      Reordenar: es mandar los autobuses por debajo de la tierra, hacer metros, subterráneos, undergrounds o subways. Es circular respetando al ciudadano por encima de todo y hacer con orden lo que actualmente es caótico.

7.      Restaurar: es cuidar la arquitectura local y devolverle el lustre, el valor perdido, y ponerla a circular en el mercado de nuevos usos de la economía contemporánea. Restaurar es más económico que demoler y volver a construir y deja un mejor sabor de boca.

8.      Restringir: es prohibir los anuncios espectaculares en las ciudades y es prohibir el ruido de los anunciantes (exceptuaremos al afilador). Se restringe así el anuncio comercial a la sección amarilla, donde no hace daño a la ciudad.

9.      Reusar: es vivir en la casa usada por los abuelos, es caminar el mismo paseo de infancia entre la casa y la escuela, ahora de la mano del hijo. Es plantar el hueso de ciruela para tener un ciruelo.

10.  Revaluar: es tener más sin gastar más. Esto ocurre cuando los inmuebles aumentan de valor gracias a las erres anteriores. La bonanza es simple consecuencia.

Tenemos en el Estado de México 125 nuevas administraciones que pueden dar los primeros auxilios a sus ciudades trabajando en conjunto y poniendo en práctica estas simples erres. Pensemos por ejemplo en el nudo del Puente, la zona de trasbordos entre Lerma, San Mateo Atenco y Toluca. Ahora por favor, relea despacio las diez erres anteriores y eche a andar su imaginación: sin construir nada nuevo, sólo poniendo en valor la antigua estación de  piedra del ferrocarril, el puente carmelita sobre el río Lerma y el arco que daba la bienvenida a la provincia, tendremos un digno acceso al valle y una plusvalía instantánea.

En suma, si aplicamos este decálogo, las ciudades irán renaciendo de sus cenizas y resucitarán con estilo y competitividad.