martes, 7 de noviembre de 2017

EL DERECHO DE VÍA ES ESPACIO PÚBLICO

LO MALO CUENTA, Y CUENTA MUCHO
Susana Bianconi                                                                                                   07 noviembre 2017

Recorrer un camino sin derecho de vía es peligroso. No hay dónde orillar un vehículo en caso de avería. Aunado a eso, los lugareños no tienen por dónde caminar y se les priva el paso.
Esto sucede en una de las carreteras que une Valle de Bravo con Toluca, en el tramo que va de El Arco a Sta. María Pipioltepec. La apropiación del derecho de vía a manos de particulares se hace a la vista de la Junta de Caminos, que es la que debe administrar esta franja de terreno público.  El derecho de vía sirve para instalar infraestructura, ductos, postes, banquetas o ampliaciones de carriles. Es espacio público.
Sin embargo, en el caso de Valle de Bravo, la ceguera de la Junta de Caminos es absoluta. Es una ceguera delictiva, porque viola la ley y de paso empobrece al Estado y perjudica a la población toda.



La Ley es clara (ver link) y en el Capítulo II “DE LAS DIMENSIONES DEL DERECHO DE VÍA” dice el Artículo 6:

I.                     En caminos o carreteras rurales, un ancho mínimo de 20 metros; 10 metros a cada lado a partir del eje del camino;
II.                  II. En caminos o carreteras interurbanas, un ancho mínimo de 40 metros; 20 metros a cada lado a partir del eje del camino; y
III.                III. En caminos o carreteras urbanas, interurbanas y vialidades que cuenten con dos o más cuerpos, quedará comprendido entre las líneas ubicadas a 20 metros hacia el exterior de los ejes de los cuerpos extremos. En ningún caso este ancho podrá ser menor a los 40 metros. Tratándose de carreteras o vialidades ubicadas en las inmediaciones de zonas urbanas consolidadas, el ancho mínimo lo fijará la Junta.

Asumiendo que esta carretera estatal fuera en el peor de los caos un camino rural, el ancho mínimo debería ser de 20 metros. Como se aprecia en la foto, de reja a reja han quedado apenas 7 metros;  como si se tratara de una calle de vecindad.
El mal ejemplo que este caso demuestra, hará imposible mantener el orden y la seguridad en las vialidades mexiquenses. Porque lo malo cuenta y cuenta mucho.



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