jueves, 8 de septiembre de 2016

Valle de Bravo

ENTORNO AL LAGO DE VALLE
Susana Bianconi   
Publicado en CAMBIO del Estado de México #135, Agosto 2016, pag 31

La belleza del paisaje es frágil, sobre todo cuando se le manosea con concreto. No es una buena idea el introducir materiales industrializados en un pueblo mágico. Las buenas costumbres y el sentido común nos dicen que lo sano es usar en ellos materiales naturales, regionales.  Y es adecuado el respetar los árboles existentes así como fomentar nuevas plantaciones.

En Valle de Bravo se está imponiendo un criterio urbanístico propio de alguien que se dedica al transporte pesado. Los vehículos de carga contemporáneos requieren radios de giro de 15 metros y consecuentemente acaban con los recodos, con las románticas ramas bajas de los árboles y con los callejones empedrados. El sistema industrial de abasto de supermercados es indeseable en un pueblo que vive de sus huertas, de sus frutales y flores. Se ve que no hay un amante del arte de caminar al frente de todos los desatinos que se proponen en Valle y me preocupa porque estos proyectos carecen del alma vallesana.

Entender y respetar el espíritu del sitio es la máxima del diseño de paisaje. El Genius Locci. Valle de Bravo es un frágil tesoro que puede perderse si se sigue incentivando el acceso de camiones de carga a los supermercados y si no se inhibe con delicadeza el uso del automóvil. ¿Cómo hacerlo? Debemos lograr que se vuelva más fácil caminar que manejar. Debemos lograr que el subir a Monte Alto sea un paseo en funicular y no un largo camino vehicular. Debemos lograr que el turista no sea un consumidor de estereotipos de plástico, sino que valore el genius locci de Valle de Bravo.

Muchas pequeñas ciudades europeas pasaron por situaciones semejantes y apostaron por la bicicleta, por el peatón y por los vehículos pequeños para reparto de mercancías. Los triciclos eléctricos sustituyeron a los estorbosos camiones repartidores.
foto: Felipe Consuelo
La vuelta al lago
Darle la vuelta al lago en bicicleta debe ser otra prioridad. El estado cuenta con la franja costera, un perímetro bastante generoso y ancho donde las pendientes que bajan al lago son suaves, y algo más angosto donde las pendientes son abruptas. Entre la cota 1830 y la  1831 (msnm) la tierra es federal.  A lo largo de esta cota y enteramente a un mismo nivel, se puede hacer un sendero costero  de terracería, arbolado, que permita caminar o rodar el maravilloso lago. Sin usar concreto alguno, sino quizás, donde fuera necesario, piedra y madera.

Este paseo costero podría unir, sin subidas ni bajadas, la costa del embarcadero con Avándaro, El Cerrillo y San Gaspar. La alternativa de usar la bicicleta será tanto deportiva como utilitaria. Cada bicicleta quitará un auto de circulación en el centro del pueblo. Hacer pierna, como en Taxco, se volverá otro deporte vallesano. Unos coquetos puentecitos salvarán la desembocadura de los afluentes del lago. Es cuestión de maña, no de fuerza.


La escala humana debe seguir siendo la medida de todas las cosas en Valle de Bravo y en todos los pueblos con encanto. 

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