viernes, 3 de julio de 2015

PRÍNCIPE CARLOS



SOBERANO URBANISTA
por Susana Bianconi                       
                                     Publicado en CAMBIO del Estado de México # 121 de junio 2015

El heredero a la corona británica, el príncipe Carlos, desaprueba el snobismo de los grandes arquitectos mundialmente famosos y se inclina por un urbanismo a escala humana. Lleva veinte años trabajando de la mano del arquitecto León Krier y entre ambos han diseñado y echado a andar el pueblo de Poundbury, al sur de Inglaterra.  Según la revista National Geographic “Algunos lo definen como el “poblado perfecto” y otros como “errático”, pero lo cierto es que Poundbury es visitado recurrentemente por planificadores, influenciando a miles de desarrolladores inmobiliarios, diseñadores urbanos e ingenieros en transporte de todo UK. Su integración de vivienda social con residencias comerciales, el conceto de traffic calming y street planning se han convertido en modelos de buenas prácticas urbanas”.
En diciembre pasado, el príncipe lanzó un decálogo con el que comulgo y que traduzco a continuación con el afán de divulgar sus buenas maneras y su preocupación por lo urbano (Ojalá lo lean en la SEDATU y en Pueblos Mágicos):
1. Los desarrollos deben respetar la tierra. No deben ser intrusos; deben diseñarse para caber en el paisaje que ocupan.
2. La arquitectura es un lenguaje. Debemos morar dentro de las reglas  gramaticales  del suelo.  
3. La escala también importa. Los edificios no solo deben relacionarse con la proporción humana, deben corresponder con la escala de los otros edificios y elementos de su alrededor. Demasiados pueblos han sido echados a perder por haber ubicado descuidadamente edificios desproporcionados de poca distinción carentes de valor cívico.
4. Armonía –el juego de todas las partes. La apariencia de cada edificio debe estar a tono con el de sus vecinos, lo que no quiere decir crear uniformidad. La riqueza proviene de la diversidad, como lo demuestra la Naturaleza, pero debe haber coherencia, que con frecuencia se logra atendiendo a los detalles, como el estilo de las jambas de las puertas, los balcones, las cornisas y los pasamanos.
5. La creación de plazas bien diseñadas. En lugar de grupos de casas ubicadas en ángulos dentados, los espacios que están unidos y contenidos por edificios no solo son visualmente más agradables, sino que incitan a caminar y a sentirse más seguros.
6. Los materiales también importan. En el Reino Unido, como en todos lados, nos hemos vuelto dependientes de pobres materiales estandarizados. Hay mucho, hay demasiado concreto, aplanados sintéticos, aluminio, vidrio y acero que no le dan carácter distintivo a un lugar. Para que los edificios se vean como propios, debemos voltear a los materiales locales y a los estilos tradicionales.
7. Anuncios, luces y mobiliario urbano. Pueden fácilmente ser sobre-utilizados. Debemos enterrar la mayor parte de los cables y limitar los anuncios. Una lección aprendida en Poundbury es que se puede liberar  la calle de casi todos los anuncios viales mediante el uso de “eventos”, como una curva, una plaza o un árbol cada 60 u 80 metros, lo que hace naturalmente disminuir a los conductores.
8. El peatón debe estar al centro del proceso de diseño. Las calles deben ser recuperadas de los automóviles.
9. Densidad. El espacio es precioso, pero no debemos recurrir a las torres de departamentos que alienan y enajenan. Yo creo que hay muchos más beneficios comunes a partir de las cuadras y las “mansion block”. Solo debes considerar el encanto y la belleza de Kensington y Chelsea en Londres para ver lo que digo. Con frecuencia se olvida que este barrio es el más poblado de Londres.
10. Flexibilidad. Las reglas rígidas de planeación y de ingeniería de vías de comunicación vuelven todo lo anterior nulo y vacío, pero yo he encontrado que es posible construir con flexibilidad dentro de una propuesta y me da gusto decir que muchas de las innovaciones que probamos en los pasados 20 años se reflejan en la actualidad en las Guías nacionales de ingeniería, tales como el Manual para las Calles.
El príncipe recibe constantemente aplausos y rechiflas por esta postura cívica… brincos diéramos por tener un interlocutor como él, preocupado por la fábrica urbana, en el Estado de México.

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