ENTORNO AL LAGO DE VALLE
Susana Bianconi
Publicado en CAMBIO del Estado de México #135, Agosto 2016, pag 31
La belleza
del paisaje es frágil, sobre todo cuando se le manosea con concreto. No es una
buena idea el introducir materiales industrializados en un pueblo mágico. Las
buenas costumbres y el sentido común nos dicen que lo sano es usar en ellos materiales
naturales, regionales. Y es adecuado el
respetar los árboles existentes así como fomentar nuevas plantaciones.
En Valle de
Bravo se está imponiendo un criterio urbanístico propio de alguien que se
dedica al transporte pesado. Los vehículos de carga contemporáneos requieren
radios de giro de 15 metros y consecuentemente acaban con los recodos, con las
románticas ramas bajas de los árboles y con los callejones empedrados. El
sistema industrial de abasto de supermercados es indeseable en un pueblo que
vive de sus huertas, de sus frutales y flores. Se ve que no hay un amante del
arte de caminar al frente de todos los desatinos que se proponen en Valle y me preocupa
porque estos proyectos carecen del alma vallesana.
Entender y
respetar el espíritu del sitio es la máxima del diseño de paisaje. El Genius
Locci. Valle de Bravo es un frágil tesoro que puede perderse si se sigue
incentivando el acceso de camiones de carga a los supermercados y si no se
inhibe con delicadeza el uso del automóvil. ¿Cómo hacerlo? Debemos lograr que
se vuelva más fácil caminar que manejar. Debemos lograr que el subir a Monte Alto
sea un paseo en funicular y no un largo camino vehicular. Debemos lograr que el
turista no sea un consumidor de estereotipos de plástico, sino que valore el
genius locci de Valle de Bravo.
Muchas
pequeñas ciudades europeas pasaron por situaciones semejantes y apostaron por
la bicicleta, por el peatón y por los vehículos pequeños para reparto de
mercancías. Los triciclos eléctricos sustituyeron a los estorbosos camiones
repartidores.
foto: Felipe Consuelo
La vuelta al lago
Darle la
vuelta al lago en bicicleta debe ser otra prioridad. El estado cuenta con la
franja costera, un perímetro bastante generoso y ancho donde las pendientes que
bajan al lago son suaves, y algo más angosto donde las pendientes son abruptas.
Entre la cota 1830 y la 1831 (msnm) la
tierra es federal. A lo largo de esta
cota y enteramente a un mismo nivel, se puede hacer un sendero costero de terracería, arbolado, que permita caminar o
rodar el maravilloso lago. Sin usar concreto alguno, sino quizás, donde fuera
necesario, piedra y madera.
Este paseo
costero podría unir, sin subidas ni bajadas, la costa del embarcadero con
Avándaro, El Cerrillo y San Gaspar. La alternativa de usar la bicicleta será
tanto deportiva como utilitaria. Cada bicicleta quitará un auto de circulación
en el centro del pueblo. Hacer pierna, como en Taxco, se volverá otro deporte
vallesano. Unos coquetos puentecitos salvarán la desembocadura de los afluentes
del lago. Es cuestión de maña, no de fuerza.
La escala
humana debe seguir siendo la medida de todas las cosas en Valle de Bravo y en
todos los pueblos con encanto.
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