CARACTERÍSTICAS
GENERALES DE LA ARQUITECTURA VALLESANA
Textos y fotos: Susana Bianconi
2008
ALTURA
DE LOS PARAMENTOS
La arquitectura tradicional vallesana es de
techos altos, los muros gruesos llegan a medir hasta 7 metros de altura para un
solo piso. Esto es apreciable en la entrada de carretas de la casa del Centro
Cultural Joaquín Arcadio Pagaza. En
algunas colindancias se aprecia la
altura de los parteaguas que alcanzan los
9 metros como en la casona del restaurante/hotel Batucada, sobre la calle
Bocanegra.
El antiguo
molino que alberga ahora en su planta baja al banco Santander, tiene tres
niveles y culmina en un elegante fronton a dos aguas con óculo, a una altura 14
metros sobre la banqueta. Este inmueble lleva muchos años sin techo y su estado
se deteriora. Se obtiene una buena vista de su condición desde la azotea del
antiguo Palacio Municipal.
VANOS
Los vanos tanto de la arquitectura vernácula
como de la arquitectura académica de
Valle de Bravo son siempre verticales, más altos que anchos. La proporción es
aproximadamente de 1 a 2 o bien de 1 a 2,5. Son proporciones cuasi humanas y
permiten ver desde el interior todos los estratos paisajísticos, desde el suelo
hasta el cielo.
Estos vanos quedan cerrados en su parte
superior por cuatro o seis maderos, según sea el ancho del muro. Algunos que
dan a fachada llevan un “lujo” de dovelas de piedra con ligeros arcos
escarzanos.
TECHOS
/ ALEROS/ ESTRUCTURA
Las estructuras de las edificaciones en Valle
de Bravo trabajan a la compresión en sus recios muros de adobe y a la flexión
en sus techumbres. Éstas están diseñadas de manera tal que amarran los muros
con tirantes horizontales, los que van colocados sobre un “arrastre” de madera.
Esta forma tradicional de colocar las
vigas tiene en Valle la curiosa característica de soportar el techado a dos
aguas encima. Esta techumbre tiene generosos aleros que cubren las banquetas.
Es este entramado de maderas lo que da a Valle
de Bravo su característico perfil.
MATERIALES
De madera son los tejados (vigas y tejamanil) y
de adobe los muros. La tierra es colorada. De piedra son las calles y las
banquetas. De hierro forjado son los balcones, de barro los suelos de las galerías
en torno a los patios. De barro son también las macetas donde crecen los
helechos y las tejas que cubren las techumbres.
COLORES
Valle de Bravo es verde, blanco y rojo como la
bandera. Verdes sus frondas, blancos sus muros, rojos sus techos.
PATIOS
Los patios al centro de las casonas son
característicos de la arquitectura vernácula vallesana. En ellos se desarrollan
muchas actividades domésticas y se cuidan y reproducen las plantas.
PORTALES
Y BALCONES
Las casonas del poniente de plaza, donde se
ubica el restaurante “La Cueva del
León”. Se trata de tres inmuebles de dos niveles cada uno que tienen en
común galerías en la planta baja y balcones corridos en la planta alta. Las
galerías o portales desplantan alzados del nivel de la calle, a más de un metro
y los balcones miran hacia la plaza.
Frente a estas características propiedades se
yergue un fresno centenario de grandes proporciones.
La panadería
que encontramos en contra-esquina del Mercado Municipal, es otro ejemplo
similar a la Cueva del León, es decir, columnas de madera en el portal de
planta baja y balcón corrido en planta alta en esquina ochavada.
La casona que alberga al hotel/restaurante “La Batucada” es la más fina obra de
este tipo con que cuenta Valle de Bravo. Desplanta sabiamente desde una
banqueta alzada varios escalones del nivel de la calle, el suelo de estos
portales de barro cocido marcado por el paso del tiempo. Sus columnas son de
madera octogonal y su alero es generoso y bien
trabajado. La fachada acompaña al quiebre que hace la calle Bocanegra y
este detalle le añade encanto y presencia al inmueble
EMPEDRADOS
VACÍOS
(proporciones de las calles)
Las calles céntricas vallesanas son más altas
que anchas. Tienen más altura sus muros coronados de techos de teja, que ancho
sus fachadas encontradas. El sol juega entonces desde lo alto y proyecta
claroscuros haciendo resaltar las texturas de los inmuebles.
RECORRIDOS
Valle de Bravo es una ciudad caminable, se
disfruta a pie. Los comercios abren sus puertas a la calle, los turistas
deambulan y alcanzan a entrever los patios centrales de intemporales casonas
llenos de flores.
El lago alcanza a verse en algunas bocacalles y
por supuesto, a lo largo de la costera. Esta última avenida serpentea cerca de
la orilla y nos conduce al los embarcaderos.
La experiencia de subir y bajar andando las
calles y callejones de Valle de Bravo es una experiencia vital, tonificante. El
visitante alza la vista y goza de los aleros característicos y de la rica
unidad del conjunto. Esta unidad sin monotonía la dan los altos muros blancos
con guardapolvos rojos, los empedrados, los aleros, las ventanas enrejadas, los
portones altos y las perspectivas ondulantes.
EDIFICIOS
CONTEMPORÁNEOS
.
Algunos de los mejores despachos de
arquitectura del país han construido en Valle de Bravo buenas obras,
alineándose con las más antiguas, respetando la imagen urbana característica
del sitio. Cualquier arquitecto que visite Valle de Bravo, aprenderá de él,
detectará de inmediato las épocas constructivas y los estilos. Porque a la
arquitectura vernácula se le suman en Valle el Art Nouveau de la cantera de principios del siglo XX y
luego el Decó de algunos balcones y portales. Actualmente el acero ha hecho su
aparición discreta y adecuada
Sin embargo se debe lamentar la construcción de
algunas obras mediocres, que como defectos aparecen de pronto agrediendo la
armonía del conjunto.
EDIFICIOS
VALIOSOS
Los edificios más importantes de Valle de Bravo
son:
La casa del Centro Cultural Joaquín Arcadio Pagaza. Está en buen estado de
conservación gracias al uso que tiene asignado, sin embargo algunas grietas
deben ser tomadas con seriedad y analizadas por expertos en patologías de
edificios. Sobresalen un par de guayabos en el patio grande.
La fachada de la librería “Arawi” de cantera rosa es un exquisito edificio nouveaux,
construido a la usanza del fin de siglo XIX, con delgadas columnas metálicas en
su interior y altos techos de madera acomodada en cuadros entretejidos. La
escala de la puerta principal es propia de su época, alta y elegante. A
diferencia de las construcciones vernáculas, esta obra del porfiriato tiene su
techo de tejas con pendiente sólo al patio interior. Desde la calle se aprecia
una elaborada cornisa que remata el inmueble con decisión.
El Antiguo Palacio
Municipal es una gran obra del porfiriato que merece mejor suerte de la que
tiene. Se trata de un edificio de adobe, académico, de finas proporciones y con
un par de empinadas escaleras compensadas en la fachada de la calle Porfirio Díaz. Aún se encuentra funcionando en él la
cárcel municipal y varias dependencias edilicias, pero las intervenciones que
se le han hecho no han sido afortunadas y tienden a deteriorar más el conjunto.
Es urgente que se realice un trabajo profesional de restauración del inmueble y
se lo libere de los añadidos de concreto armado que soporta.
El templo de Santa María es un monumento eclesiástico de valor arquitectónico,
sobre todo, en su capilla anexa que conserva un techo artesonado de madera a la
usanza de los alfarjes del siglo XVI. La silueta de este templo de doble
campanario puede apreciarse desde muchos puntos de la ciudad y adquiere
diferentes tonalidades según lo bañe la luz del sol.
Junto a la Iglesia del centro y frente a la
nueva Presidencia Municipal se encuentra una torre campanario del siglo XVIII de valor histórico y plástico, uno
de los rincones apreciables del centro de Valle de Bravo.
BANQUETAS
Las banquetas son angostas, de piedra laja y
techadas, las más de las veces por aleros y las menos por portales. Son
frecuentes los escalones que resuelven los desniveles y que confieren al centro
su fisonomía ondulante.
.
En algunos cruceros se puede aún observar las
coladeras de agua de lluvia a base de piedras colocadas de canto en paralelo y
que permiten la infiltración del agua
Introducción
El paraíso terrenal vallesano es una obra maestra tanto de la naturaleza
como del hombre. El paisaje de Valle de Bravo se compone de una geografía
privilegiada, de un lago artificial y de un pueblo elegante.
Este es un pueblo mágico y tiene por lo tanto muchas peculiaridades como
que en él se siente frío en verano y calor en invierno. Que nunca deja de haber
flores, los follajes caen y renacen a un mismo tiempo; las mariposas llegan en
noviembre, las golondrinas en marzo y la gente habla una lengua antigua: la
mazahua.
Antes de la Laguna
Antes de la inundación del valle con la presa, el pueblo de Valle de
Bravo miraba hacia abajo sus tierras aradas. Cuando el agua las fue cubriendo,
hubo desolación entre los campesinos, hubo éxodo de hombres jóvenes y hubo muchas monjas para los conventos. Eso
fue hace mucho, alrededor de 1950.
Curiosidades paisajísticas
Valle de Bravo se ubica en lugar privilegiado. Pertenece tanto al inicio
de la zona ecológica de selva tropical seca como a la de bosque de
coníferas y encinos. La cota 1,830 m.s.n.m. del nivel del agua del lago es
la que marca la diferencia: hacia abajo el calor y hacia arriba el fresco de
los bosques.
Para llegar a Valle de Bravo en invierno hay que pasar por entre las mariposas
Monarcas, el santuario de Piedra Herrada en Temascaltepec, se convierte en
una guirnalda de vivos tonos naranjas que danzan por el camino. La gente sonríe
y el espectáculo le hace el día hasta al más triste paisano.
Los climas vallesanos.
La ladera norte, donde se desarrolla el conjunto residencial de Avándaro
es fría y húmeda. La ladera sur de La Peña, donde las propiedades se aferran al
risco con audacia, es caliente y seca. La ciudad de Valle de Bravo, que está
entre ambos desarrollos goza de un clima templado y de una arquitectura
peculiar con grandes aleros que sobresalen hasta el filo de las banquetas.
Especies nativas
La Peña es la cuna del maguey blanco (agave) Carece de espinas y
se caracteriza por crecer en forma ladeada en taludes y riscos.
maguey blanco
flor de colorín
El colorín (Eritrina americana) da nombre al poblado
cercano de Colorines e indudablemente es un árbol local, sabiamente
usado como controlador de plagas en las huertas, ya que es atacado por los
insectos y protege así a las legumbres.
Los encinares que rodean el valle se componen principalmente de encino
roble (Quercus rugosa) y pintan los cerros con un agradable tinte
rosado cuando les salen sus renuevos. El sotobosque de los encinares es rico en
hongos, helechos y en flores silvestres, todo un mundo vegetal que se puede
gozar caminando a campo traviesa..
Los fresnos (Fraxinius Udhei) son otra regia especie
local. Para ejemplo tenemos junto a la plaza central de Valle uno de
excepcional porte. Hubo cuatro semejantes según se aprecia en las antiguas
fotos de la ciudad.
En las laderas húmedas que bajan al valle, generalmente las que miran al
norte, encontramos abetos (Abbies religiosa)que son los que
conocemos como oyameles y ailes (Alnus firmifolia). En
laderas mas secas, que reciben más sol encontramos pinos reales
conocidos en nahuatl como ocotes (Pinus montezumae).
De los frutales locales debe mencionarse en primer lugar el guayabo,
por tener un tronco particularmente escultórico. Un par de ejemplares se
encuentran en un exquisito patio del Centro Cultural casa Joaquín Arcadio
Pagaza en el centro de Valle de Bravo. Chirimoyas (guanábanas), capulines
(Prunus capulli) y aguacates se dan con prodigalidad al igual
que las zarzamoras.
El sabino o ahuehuete (taxodium mucronatum), árbol
nacional, tiene en Valle un ejemplar histórico, verdadero monumento arbóreo, en
la Pila Seca. Se cuenta que bajo su sombra se ofició misa en 1531, por lo cual
podemos deducir que tiene alrededor de 500 años.
La tronadora (Tecoma Stans) con su floración amarilla dos
veces al año, se desarrolla en forma silvestre, lo mismo que los guajes (leucaena
sculenta). La piñanona (Monstera deliciosa) se desarrolla en las
zonas umbrosas y húmedas mientras los sotoles (Dasylirion longissimun)
crecen entre las rocas de las laderas secas.
Especies arbóreas introducidas
De las especies introducidas al valle no todas han sido afortunadas. En
los ’50 se plantaron casuarinas (cassuarina equisetifolia) introducidas desde Australia y que son de
utilidad para estacionar dunas o médanos, lo que evidentemente no era una
necesidad en Valle de Bravo. Las encontramos cerca del centro de oración
Maranathá plantadas a lo largo de las carreteras.
A partir de los ’80 se pusieron de moda los ficus (Ficus benjamina)
especie de la India muy apreciada porque es perennifolia. En todo el Estado de
México existe la idea de que la hojas que caen al suelo de las especies
caducifolias son basura. Lo cierto es que esa hojarasca es el alimento
del árbol para la próxima temporada y es maná que cae de las copas. Pero los
funcionarios públicos consultan con su personal de limpia y escogen entonces
especies que no tiran la hoja. Los jardineros no barren pero se entretienen en
recortar las copas en formas caprichosas. Ejemplo de esta práctica doméstica de
la técnica topiaria la tenemos en el ficus que está a la entrada
de la casa de artesanías de Valle de Bravo, que ha llegado a tener forma de
cara humana, con huecos en los ojos y en la boca.
Pero no todas las especies introducidas han sido desacertadas. El tulipán
africano (Spathodea campanulata) traído por Miguel Ángel de Quevedo
en época del General Cárdenas se ha adaptado a la región y da vida y color a la
plaza principal de Valle en noviembre.
Tulipán africano en noviembre
Los hules(ficus elástica) se desarrollan enormes en Valle
de Bravo, frente a la Capitanía de Puerto podemos verlos cubriendo el edificio
de la Protectora de Bosques y la Casa de la Cultura. El más bonito y
característico se encontraba en una esquina de la plaza del pueblo, hasta que
un presidente municipal mandó talarlo, de noche, con motosierra y música
estridente para acallar el atropello.
Debemos darles cartas de naturalización también a las jacarandas
(Jacaranda Mimosifolia) que alegran las primaveras y florecen en plena sequía,
poco antes de la temporada de lluvias y a las patas de vaca (Bauhinia
monandra) que podemos ver en el jardín de Valle.
Flores nativas
Los patios, jardines y bardas cuajadas de flores de intensos colores son
características de Valle de Bravo. La lantana
( Lantana camara) y los jazmines (Philadelphus mexicanus)
no se cansan de florear todo el año al rayo del sol.
La flor de Nochebuena (Euphorbia pulcherrima) se
desarrolla con bastante naturalidad en invierno, aunque requiere riego.
acahuales en octubre
Flores introducidas
De entre la gran variedad de flores que alegran los jardines y patios
vallesanos sin ser mexicanas, tenemos los multicolores aretillos (Fucsia
hybrida), los tulipanes (Hibiscus rosasinensis) y los geranios
(Pelargonium peltatum). Pero la más conocida de todas las flores que
coronan las bardas vallesanas es la bugambilea (bougambillea glabra),
tan alegre como Brasil, su país de origen.
La Magia
Toda la magia vallesana proviene de ese espejo en el que se mira coqueta
la vida de pueblo. El espejo del lago que da charoles de brillo y de serenidad
según pasan las horas del día. El espejo de agua que es símbolo de vida y de
belleza duplicada, en esa luna imperfecta que es cero y horizonte de un paisaje poderoso, palpitante
y colorido. Paisaje vallesano.