¡Aguas!
Publicado en CAMBIO del Estado de México, #124, septiembre 2015
Yo
inauguré esa carretera, me dijo el estudiante universitario con el que estaba
charlando después de clase. Se refería a la carretera Toluca- Xonacatlán, más
precisamente al ensanche que años atrás se hizo del tramo justo al cruce con el
río Lerma.
¿Cómo
está eso? Le pregunté.
Venía
de México, me bajé en la parada y me atropelló un carro cuando cruzaba a mi
casa en el Fraccionamiento Las Misiones.
Mientras
yo ahogaba un grito, él se levantó el pantalón hasta la rodilla y puede ver
sus cicatrices. Lleva tres cirugías y le falta una cuarta. Ha pasado el tiempo
desde aquél diciembre de 2012 y uno de los huesos aún no suelda.
¿Acaso
no te fijaste al cruzar? Claro, me contestó, yo me fijaba del lado en que
podían venir los autos, pero el urbano me salió en sentido contrario. Sí, y no
lo vi porque era de noche y la unidad llevaba las luces apagadas para que la
patrulla no se diera cuenta que se metía en contrasentido para no ir a girar
hasta el retorno.
La
rabia me iba ganando a la perplejidad. Él siguió: a los dos días atropellaron a
otra señora que se salvó, pero pocos días después dos chicas estudiantes perdieron
la vida ahí mismo. Y todo sigue igual, sin puente peatonal, sin semáforo
peatonal, sin arbolado en los camellones que protejan al peatón y amortiguen
los golpes, sin señalizaciones, sin poder cruzar.
¿Cómo
sin poder cruzar? pregunté. Pues ahora no se puede cruzar porque se inunda. Una
empresa pavimentó el río afluente del Lerma que pasa por ahí y pues, ahora se
inunda y hay que esperar de cuarenta y cinco minutos a una hora para poder
cruzar…
La
conversación no era casual, venía del caso de dos jóvenes universitarias
atropelladas al intentar cruzar el Paseo Tollocan frente a sus facultades. Venía
de la discusión sobre el tema de haber perdido un Paseo a cambio de un Viaducto
rápido, inhumano. De haber perdido la
Glorieta Francia, de haber perdido los retornos y a cambio haber ganado
velocidad vehicular.
¿A
qué ciudadano de la colonia Nueva Oxtotitlán o a qué estudiante del campus se
consultó para hacer esta supervía urbana? ¿Quiénes tomaron las decisiones de
acelerar a los vehículos e impedir los cruces peatonales a nivel? ¿A quiénes
benefician estas vías rápidas que dividen la ciudad? Habrá muchas respuestas a
estas preguntas en el Coloquio
Internacional de Diseño que se llevará a cabo el 1 y 2 de octubre en la
Facultad de Arquitectura y Diseño, dado que el tema escogido en esta ocasión es
La Calle.
No
sé si las actividades académicas trasciendan los límites de la Universidad o si
el pensamiento y el conocimiento que generan se quede encerrado en sus límites,
pero la calle nos preocupa y nos ocupa. Nos duele porque La Junta de Caminos no
escucha opiniones y destruye hitos para acelerar el tránsito vehicular, como lo
hizo con la Glorieta Francia. Para ella va este esquema, donde recuperar el perfil
original de la disminuida glorieta puede reducir la velocidad y entonces permitir
el cruce peatonal en cuatro tiempos a la vez de recuperar los retornos con un
cómodo radio de giro.
Este
“evento” urbano, dará escala humana al sitio y comunicará peatonalmente ambas
márgenes del Paseo Tollocan sin poner en riesgo la vida de nadie. Bajemos la
velocidad y alcemos la peatonalidad.
Trabajo en Hoteles Misión y me gusto este aporte al blog.
ResponderEliminar