El Cerro de los Serpientes donde nos
encontramos, forma parte de la Sierrita de Toluca, y como toda ella nuestro
cerro era pelón, es decir, carecía de árboles. Nopales y magueyes constituían toda
su vegetación a primera vista, junto a uno que otro tepozán a la orilla del río
que serpenteaba en su base, el Verdiguel.
En 1964, el gobierno del Estado de México entrega el cerro a
la UAEM para que expanda su infraestructura. El terreno abarcaba también el
parque Vicente Guerrero y el área de la clínica del ISSEMYM al otro lado del
Paseo Vicente Guerrero, por donde el Verdiguel seguía su curso.
Y comenzaron las obras. El estadio es peculiar, se recrea en
la topografía y parece nacer del cerro gracias a la elegancia y sensibilidad de
su autor, el arquitecto Augusto Pérez Palacios. Diez años más tarde su gradería
se pintará de colores en la obra de Leopoldo Flores, pintura que se extiende y
sube por las rocas.
También se funde con el terreno la obra del arquitecto Adolfo
Monroy, tanto en Derecho como en Ingeniería, donde la piedra usada se trabaja
con maestría y confiere personalidad propia y digno envejecimiento a los
inmuebles.
Entonces la Ciudad Universitaria era una comunidad abierta,
sin reja hacia las calles circundantes pero sí separadas las facultades entre
sí mediante mallas ciclónicas, de la misma manera en que hoy se enajena el
Instituto de Investigaciones de la Universidad del resto de la comunidad.
La eliminación del río debajo de una losa de concreto debió
materializarse en la década del 80. También en esos años se circuló el cerro
con una pobre solución arquitectónica, enajenando a la Ciudad Universitaria de
las colonias del rededor.
Para 1994 se me encomienda un plan de paisaje para el cerro,
el que realizo con la ayuda de los estudiantes Alejandra Contreras y Lázaro
González Frutis. Fundamentalmente el trabajo inició con la limpieza general de
hondonadas donde había bancas, pizarrones y materiales de construcción
abandonados y con la remoción de plastas de cemento que las constructoras
habían dejado a su paso sin responsabilidad alguna. Continuó la lenta
persuasión de eliminar las divisiones físicas entre organismos académicos y se
hicieron senderos señalados con columnas de tabique aparente.
También en tabique se hicieron las lumbreras del río entubado
que pasa entre Humanidades y Arquitectura, así como un par de puestos de
gorditas coronados con lámina en forma de cúpula. Se plantaron numerosos árboles
en el recién creado estacionamiento de Contaduría. No todos prosperaron debido
a la sequía intensa del año 1997.
En el 2000 se materializaron los lagos Verde y Oro en el área
deprimida frente a Ciencias Políticas. Fue una agradable experiencia, buena,
bonita y barata. No se usó concreto alguno, se saneó el sitio con algo de cal y
se hizo el fondo del lago con material del desasolve de las presas cercanas,
lodos activados que no costaron un peso. Los lagos fueron inaugurados por el
Gobernador César Camacho. El cerro de la Teresona se duplicaba en sus aguas.
Los tulares limpiaban el agua junto con la lechuguilla que servía de alimento a
los abundantes patos que llegaron volando a anidar en la isleta que para ese
propósito se hizo al centro.
Pocos años duró el encanto. Hoy en su lugar hay una cancha de
futbol rápido. Rápida fue también la manera en que entonces se forestaron las
laderas del cerro, con una franca tendencia a la sobrepoblación de individuos.
Vastas áreas del cerro requieren (en este 2014) de un clareo bien pensado.
Entre los árboles especiales que tiene el Cerro de Coatepec,
se encuentran: un árbol de las Manitas en la Facultad de Turismo y un Ahuehuete
detrás de la Biblioteca Central, donde alguna vez fue la rivera del lago
efímero.
En cuanto a la Facultad de Arquitectura y Diseño, poca es su
área verde, sin embargo en 2005 se intentó jardinar un amplio espacio con
senderos serpenteantes de aserrín, los que fueron luego destruidos para
hacerlos de concreto con escalones.
Sin embargo hoy la Facultad luce bastante verde y está
próxima a inaugurar su primer muro verde, obra del diseñador gráfico Azael
Pérez, quien gusta de naturar objetos y que está haciendo escuela, en esta
actividad extracurricular en la FAD.
Dada la forma del cerro de Coatepec y de la carencia de un
circuito peatonal o ciclista a un mismo nivel, es decir, siguiendo una misma
cota, resulta poco transitado peatonalmente y sería deseable que se recorriera
con mayor facilidad. Es también importante que se valoren sus áreas naturales
(pocas realmente) como la que se encuentra en la parte trasera de Ingeniería
camino al estadio. Ahí, las rocas y la flora silvestre nos regalan en cada estación
del año una nueva estampa. La variedad de plantas es asombrosa y las
floraciones alegran el día de cualquier universitario que recorra el cerro,
dizque pelón.
Son 50 años de historia.
¿Qué hay de la fauna del cerro Coatepec? Cuando yo estudiaba economía, durante los descansos veía en las zanjas unos pequeños animalitos, como ratoncitos sin cola. Investigué un poco y averigüé que se llaman "meteritos".
ResponderEliminarLas lagunas "Verde y Oro", fueron un "puntada" sin ninguna visión ecológica, que ocasionó la compactación del humedal ubicado en la Facultad de Ciencia Políticas y Sociales, la afectación de importantes comunidades de anfibios (ranas) , mosquitos, entre otros insectos. Un ecocido sin duda .
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