¿CUÁNTOS Y
CÓMO SEREMOS? publicado en Cambio del Estado de México en abril 2014
La política demográfica mexicana
estimula el crecimiento de la clase más pobre y menos educada del país, a
través de premios a la reproducción irresponsable. Se beca a las madres de
niños sin padre, se beca a las estudiantes que se embarazan siendo menores de
edad, se les paga a las mujeres por cada hijo que llevan a la escuela. Como si
fuéramos pocos y debiéramos crecer.
Esta estimulación oficial a la
paridera generalizada de los que menos tienen se ha convertido en el modus
vivendi de muchos grupos sociales rurales y periurbanos. Bimestralmente el
espectáculo está a la vista en las cabeceras municipales donde se forman las
madres para recibir el apoyo. Nada se les pide a cambio, absolutamente nada.
Becas a fondo perdido por traer al mundo niños comercializables.
La planeación requiere de
prospectivas confiables. Sin embargo el censo del 2010 nos presentó una
sorpresa: éramos cuatro millones más de lo esperado. Cuatro millones de niños
pobres que viven de la caridad estatal.
Esta gráfica elaborada con datos del INEGI nos muestra la ligera baja de
población que se experimentó en la década del 10 al 20 del siglo pasado cuando
la Revolución y la epidemia de gripe de 1918 mermaron la población. También nos
muestra que la posición de la última
línea que va del 2000 al 2010 tiene un ángulo semejante a la de 1960 a 1970, es
decir, un crecimiento descontrolado y desmedido.
Para cualquier tipo de política pública el factor humano debe ser el primer indicador, no sólo saber
cuántos somos, sino cuántos queremos ser en el futuro. La supersecretaría de
Hacienda que controla a todas las demás, parece no voltear a ver a la Sedesol
que reparte ahora más caridad a los que menos tienen, convirtiendo la pobreza
en una espiral que no para de crecer. Ser
pobre es ahora un estado de confort del que no es bueno salir so pena de
dejar de recibir la caridad oficial. Se perpetúa a los ninis, hijos de los
programas asistenciales para madres prolíficas.
La asistencia debe existir pero sólo
a cambio de algo positivo, por ejemplo, a cambio de que se aprenda a tocar un
instrumento, a cambio de que se destaque en un deporte, a cambio de que se
aprenda una artesanía u oficio, a cambio de que se aprenda una lengua (nativa o
extranjera). A cambio de superación personal.
Con la superación personal sobreviene
la posposición de la maternidad, la paternidad responsable y el respeto a la
infancia sin compraventa. Asistencia sí, pero con compromiso de superación y
responsabilidad.
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