VENTAJAS DE LA CREACIÓN DE ESPACIOS
PARA JÓVENES EN EL CENTRO DE TOLUCA. CASO: BELLAS ARTES AL CENTRO
René
Lauro Sánchez Vértiz Ruiz
María
Susana Bianconi Bailez
RESUMEN:
Se debe propiciar el retorno de la población joven a los centros de algunas
ciudades cuyo centro haya sido deshabitado y entrado en decadencia. La
revitalización conlleva beneficios a presente y futuro. Se integra una
propuesta para revitalizar el centro de la capital mexiquense, un
esquema urbano- arquitectónico- paisajístico en la explanada del Teatro
Morelos, hoy sobredimensionada y separada de las aceras por elevaciones
excesivas y barreras arquitectónicas
Los nuevos usos revitalizarían la
zona, inhabitada cuando los edificios vecinos cesan actividades. Se proponen
reabrir una calle, hoy convertida en estacionamiento, facilitar aspectos de
movilidad peatonal, mejorar el paisaje y arborizarlo e introducir un nuevo
edificio para la escuela de Bellas Artes, a fin de incorporar a los estudiantes
y a la vida cotidiana y cultural del centro de la ciudad, de la cual hoy están
marginados. Se busca integrar el
edificio al contexto, respetuosamente, pero sin disolver su carácter propio.
ABSTRACT
The return of young
people to downtown áreas of cities whose centre has been uninhabited and in
decline, must be encouraged. The revitalization brings benefits, present and
future. A proposal to revitalize downtown Mexico state capital is proposed, an
urban-architectural-landscape scheme in the Morelos Theatre esplanade, now
oversized and separated from the sidewalks by excessive elevations and
architectural barriers.
New activities would
revitalize the area, as movement cease in uninhabited neighboring buildings. We
propose to reopen a street, now a parking lot, facilitate pedestrian mobility
issues, improve the landscape by planting trees and introduce a new building
for the Fine Arts School in order to incorporate young students into daily life
and cultural activities in the city centre, which today are marginalized. The
proyect seeks to respectfully integrate the building to the context, without
dissolving its own character.
PALABRAS CLAVE
Prospectiva
urbana, revitalización centros urbanos, juventud
KEYWORDS
Urban
prospectiveness, claiming right-of-way, youthfulness
INTRODUCCIÓN
Los centros históricos pueden experimentar diversas
fases de decadencia, las cuales pueden ser temporales o definitivas, siendo sus
causas de distinto tipo y nivel de complejidad. El presente artículo puntualiza
en la necesidad de la creación de espacios para propiciar el retorno de la
población joven a los centros históricos de las ciudades en general y de Toluca
en particular, a fin de revitalizarlos de manera contundente, obteniendo
beneficios desde los puntos de vista económico, social y ambiental.
DESARROLLO TEMÁTICO
El abandono de los
centros de las ciudades
Una de los mayores riesgos que puede enfrentar una
ciudad radica en una pobre o nula visión de futuro. Hoy presenciamos la
decadencia de ciudades otrora boyantes y emblemáticas, cuya excesiva confianza
en el porvenir anuló la capacidad de autocrítica para evaluar una serie de
amenazas y problemas internos y externos.
Conocemos
sobradamente la existencia de pequeños “pueblos fantasmas” por todo el
orbe, pero rara vez ocurre que grandes ciudades sean abandonadas casi hasta su
total extinción; no obstante, estos casos también existen y los motivos de
decadencia pueden asemejarse a los de las poblaciones pequeñas, como ocurre
cuando se agotan las principales fuentes de producción de empleo y se depende
demasiado de un sector que entra en crisis, como hoy acontece en Detroit, la
otrora “ciudad del automóvil”, hoy declarada en quiebra; también ocurre en
destinos turísticos sensibles a “modas” o niveles de popularidad. Existen otras
causales de abandono, tales como los fenómenos destructivos, naturales o
artificiales: guerras, construcción de presas, etc.
Existe otra forma de abandono de ciudades, la
decadencia parcial, es decir, no es necesario que la totalidad de la ciudad sea
abandonada, sino que hay áreas que sufren una especie de “gangrena” urbana y
entran en estado de descomposición, apreciable desde aspectos económicos,
delincuenciales, estéticos, sanitarios, funcionales, entre otros. Durante la
segunda mitad del siglo XX los centros históricos de varias ciudades del mundo
experimentaron diversos tipos de deterioro.
Ciertas formas de decadencia urbana derivan de la
desaparición de jóvenes del centro de la ciudad. El arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, a pesar
de ser uno de los artífices de la estupenda Ciudad Universitaria de la
Universidad Nacional Autónoma de México, desde los años cincuenta cuestionó la
política de concentrar toda la vida universitaria en un punto alejado de la
ciudad habitada. Cabe recordar que el Centro Histórico de la Ciudad de México
alojaba los principales centros de estudio y siempre se había beneficiado por
la presencia de estudiantes que mantenían vivo el comercio local, generaban una
intensa actividad cultural, alquilaban apartamentos y participaban de todas las
ventajas de la concentración de funciones urbanas, se desplazaban a pie y, en
caso de necesitar transporte motorizado, los trayectos no eran tan largos como
los exigidos para llegar a la Ciudad Universitaria. El tiempo demostró que la desaparición de la
vida universitaria contribuyó a una etapa de decadencia del Centro Histórico,
intensificada por otro factor adicional: la invasión de espacios por el
comercio informal; a modo de círculo vicioso, los habitantes y el comercio
formal abandonaban la zona, dejando edificios vacíos que se transformaban en
más bodegas para los vendedores ambulantes. Hacia 2008, el 70% de las viviendas
del Centro Histórico de la Ciudad estaban deshabitadas.
Los jóvenes no sólo pueden desaparecen de los
centros históricos por políticas deficientes, sino por simple tendencia
demográfica. La llamada “pirámide” demográfica mexicana gradualmente cambia de
forma, paulatinamente se reduce la presencia proporcional de jóvenes y niños,
de modo que la forma piramidal comienza a asemejarse a la cúpula del Taj Mahal.
A futuro, la gráfica se estrechará hasta convertirse en una especie de arco
ojival. Cabe añadir que los españoles emplean el término “ojiva demográfica”
para referirse a los que en México se conoce como “pirámide”.
La modernidad urbana,
del sueño a la pesadilla
A mediados del siglo XX se extendió por el mundo la
tendencia urbanística que dividía a las ciudades por zonas, concentrando en una
región de la ciudad a la vivienda, separándola de la zona de trabajo o de la
zona cultural y obligando a los habitantes a surcar la ciudad durante varias
ocasiones al día para realizar su actividad cotidiana. El transporte motorizado
se convirtió en medio imprescindible. Esta pesadilla urbana nació como un sueño
de tiempos de la Revolución Industrial, cuando urgía confinar a las
contaminantes zonas industriales en áreas alejadas de los espacios de vivienda
y se creía que el transporte del futuro funcionaría de manera eficiente.
Richard Rogers indica que aquel modelo ya caduco del “zoning” (como se le conoce
internacionalmente) en los países desarrollados se aplica aún en países poco
avanzados (Rogers, 2006: 33). En México echó raíces a lo largo de las últimas
décadas del siglo XX, aunque la motivación central dejó de ser la higiene y el
bienestar, para dar lugar a pragmatismos, inercias e intereses implícitos en el
acto de destazar los componentes básicos de la ciudad. A mediados de siglo, en
Roma se edificaba el distrito EUR, casi todo compuesto por oficinas, por lo que
en los días no laborales se convierte en un fotogénico e inquietante desierto
bien captado por el cineastas como Fellini. En Toluca, durante la década de los
ochenta, la biblioteca pública fue erradicada del centro de la ciudad para
dejar sitio a la actual Cámara de Diputados; varios estudiantes dejamos de
realizar las tareas en dicha biblioteca, pues fue enviada al complejo del
Centro Cultural Mexiquense, con una ubicación tan fotogénica como impráctica,
pues el estudiante promedio de Toluca carecía de automóvil propio, el
transporte público era insuficiente y lento; para los estudiantes de menores
recursos económicos o de tiempo, era inaccesible.
Las demoliciones de manzanas completas a finales de
los 60s no sólo afectaron a Toluca sino
a Guadalajara, a Monterrey y a la Ciudad de México.
Pocos autores defendían entonces el encanto del
espacio reconocible y entrañable. Anticipación y misterio, nostalgia e
intimidad; animismo, geometría, amortiguamiento; tradición, textura y visión
serial son los encantadores subtítulos del libro de Gordon Cullen (1974) “El
paisaje urbano”. Fue de los pocos teóricos
que nadaba a contracorriente durante las décadas en que la apertura de
inmensos espacios en el centro de las ciudades norte y latino americanas se hacía a expensas de su propia arquitectura,
fenómeno propio de la habilitación de estacionamientos públicos para el único
transporte privilegiado por el sistema: el automóvil.
Durante estas décadas se impuso la tendencia a
expulsar del centro de las ciudades a una gran cantidad de actividades cotidianas
que le daban vida, al mismo tiempo, extendió la moda mudarse a las afueras de
la ciudad en la búsqueda de una mejor calidad de vida. Las políticas y
tendencias en favor de los suburbios propiciaron que las clases pudientes
huyeran del centro histórico, como ocurrió en diversas ciudades de los Estados
Unidos donde se pueden observar características raciales en función a la
distancia al centro. En varias ciudades mexicanas, incluyendo Toluca, primero
huyeron las familias adineradas y después la clase media. Los espacios fueron
ocupados por comercios, oficinas y estacionamientos que obligaron a demoler y
desfigurar los interiores de las manzanas (Sánchez Vértiz y Ezeta, 2012). Se
elevaron los montos de los impuestos y el costo de los alquileres, de modo que
hasta las clases populares terminaron por huir de la zona. En la Toluca de la
década de los noventa era muy evidente que una proporción importante de los
pobladores del centro eran adultos mayores que se negaron a mudarse a espacios
más silenciosos y amplios, para olvidarse de la comodidad habitual y auténtica
de contar con todo a la mano y de vivir en un espacios con los cuales se
identificaban plenamente.
A todo esto hay que añadir que el crecimiento de las
áreas urbanas no corresponde al crecimiento real de la población. Según la
arquitecta Sara Topelson de Grinberg, Toluca duplicó su población en las
últimas tres décadas, en contraste con el crecimiento de la mancha urbana, que
se decuplicó. Lo anterior genera problemáticas de tipo económico, social y
ambiental, pero para efectos de este trabajo conviene remarcar que la población
juvenil fue dispersada por territorios inconexos, que a su vez propician una
sociedad sin cohesión.
Toluca demuestra que es ingenuo pretender que la
vida cultural de una ciudad se mide por su cantidad de museos. El disfrute real
de la cultura en esta ciudad se queda corto para las abultadas cifras de la
oferta museística, que sólo rivaliza en el país con la Ciudad de México. La
cultura debe convertirse en un hecho cotidiano, lo cual se dificulta si la
oferta cultural se encuentra dispersa y en lugares alejados de las viviendas.
Con todo lo anterior, la capital mexiquense presenta
el típico esquema de “dona”, cuyo centro se encuentra vacío durante las noches,
lo que ya había notado Krier hace décadas en otras ciudades del mundo (Krier,
1984). No sólo hay relativamente pocas viviendas en el corazón de la ciudad, en
comparación a la excesiva presencia de lotes de estacionamiento, oficinas y
comercios, sino que abundan actividades cuyo horario finaliza entre las
dieciocho y veinte horas.
El
centro rescata a la juventud, la juventud rescata al centro
La presencia de jóvenes en el centro histórico
permitiría la reactivación de diversas actividades urbanas, pero lo más
importante de todo sería el retorno de la identificación de la juventud con el
lugar, de modo que se conviertan en sus salvaguardas de cara al futuro. También la convivencia entre jóvenes y otros
sectores de la población reduce la posibilidad de sociopatías y segregaciones,
tan proclives en los ámbitos zonas de periferia y clusters habitacionales. Son
justamente los centros de las ciudades los lugares donde se entrecruzan con
mayor facilidad todo tipo de personas, incrementando varios tipos de vínculos.
En el ilustrativo documental Bowling for
Columbine del periodista norteamericano Michael Moore se concluye que la
venta y uso de armas de fuego en los Estados Unidos -entre varios problemas
sociales- es más frecuente en los suburbios habitados por personas de raza
blanca, que en los centros urbanos ocupados por afroamericanos. Lo anterior
echa por tierra la trillada hipótesis de que hay una relación directa entre
pobreza, raza y problemas sociales. Moore deja entrever que el origen de la
violencia juvenil estadounidense radica en una combinación de falta de opciones
para los jóvenes y aislamiento por miedo al prójimo; desecha que la cultura mediática
violenta sea una causa importante per se,
pues es afín a muchos países que no presentan tasas de homicidios similares.
Rogers indica que el egoísmo y la segregación están ganándole la partida al
contacto y la comunidad (Rogers, 2006: 10)
Nuevo urbanismo:
reconsideración de la tradición y la complejidad funcional
El urbanismo de vanguardia contempla aspectos de
sustentabilidad, entendida ésta no como un simple énfasis en aspectos
ambientales, sino en una combinación de estos con beneficios sociales y
económicos. Entre algunos de los elementos fundamentales se halla la vuelta a
la mezcla de usos de suelo, de modo que las zonas de vivienda convivan con los centros de trabajo, el
equipamiento cultural, el comercio y el esparcimiento (de manera muy parecida a
como ocurría en las ciudades históricas); también debe privilegiarse la
compacidad urbana para acercar las diferentes partes de la ciudad y obviar en
lo posible el uso del transporte motorizado. Deben dejarse atrás vicios de
diseño urbano, tales como el “zoning” y el fenómeno del “urban sprawl”, es
decir, la dispersión urbana por un territorio excesivamente amplio.
Dicho de otro modo, el urbanismo sustentable busca
propiciar ciudades que, en el fondo, se parecen a los centros de las ciudades
tradicionales. También hace énfasis en la recuperación de los centros urbanos.
Barcelona ha trabajado durante un cuarto de siglo en la dignificación y
recuperación del casco antiguo, el cual se encontraba en franca decadencia
hacia fines de la década de los ochenta. Una gran cantidad de calles y plazas
del barrio Gótico y otros entornos de la Ciutat Vella eran peligrosos y
deprimentes; hoy son motivo de atracción y orgullo.
El centro de Toluca presenta un esquema de uso de
suelo mixto aún recuperable y en los mapas de hace medio siglo observaremos que
la mayor parte de los puntos clave se encontraban a distancias frecuentemente sorteables a pie
o en bicicleta. Podría decirse que el centro de Toluca ya tiene puesto casi
todo el “chasis” para alojar a una ciudad sustentable, lo más difícil ya está
hecho, de modo que debemos concentrarnos en trabajar cuidadosamente los
elementos restantes, desmontando algunos, añadiendo otros y reubicando algunos
más. Como aconseja F. Ascher, el neourbanismo desarrolla una gestión funcional
mucho más sutil que el urbanismo moderno, pues debe considerar la complejidad y
variedad de prácticas urbanas, respondiendo mediante soluciones
multifuncionales. (Ascher, 2010: 83)
Cabe añadir que en los últimos años hemos
identificado que los estudiantes foráneos de la UAEM tienden a preferir
alquilar espacios de vivienda en el centro histórico de Toluca, dadas las
ventajas de la densidad de sus servicios urbanos, lo cual significa que las
fuertes posibilidades de revitalizar la zona son aún latentes; lo ideal sería
que los jóvenes la repoblaran a fin de evitar el efecto nocturno de vacío.
Bellas
Artes al Centro. Proyecto de creación de un espacio
En la Toluca de hoy (2013) la circulación norte-sur
prácticamente no existe en el centro de la ciudad, lo que ha gangrenado los
barrios del norte: El Cóporo y Sta. Bárbara (Bianconi, 2009) esto a raíz del
cierre de la antigua calle de Zavala, hoy 5 de febrero. La calle existe pero ha
sido cerrada para que estacionen sus vehículos los jueces y abogados litigantes
que laboran en el Palacio de Justicia. Esta obstrucción ha provocado que la
calle siguiente, Pedro Ascencio, vaya hacia el norte un trecho y hacia el sur
otro trecho, encontrándose los flujos en una amanerada disposición, innecesaria
a todas luces si se abriera la calle que los abogados tienen usurpada, al mejor
estilo de tianguistas ambulantes, ver figura1.
Fig. 1: Mapa del Centro de la Ciudad de Toluca; en rojo el remedo vial en
virtud de la carencia de calles norte sur, las que se ilustran en amarillo
El callejón del Carmen que conducía al templo
homónimo a través de un puente sobre el río Verdiguel también fue cerrada y
desaparecida totalmente, convertida en parte de la informe plaza José María
Garibay Kintana. Esta mal llamada plaza, es un hueco urbano que impide la
conexión entre el norte y el sur del centro de la ciudad de Toluca y fue
producto de la demolición de dos grandes cuadras completas que se hallaban
frente al Mercado, hoy Cosmovitral de Toluca. La Av. Juárez norte y la Av.
Juárez Sur han quedado interrumpidas por este vacío urbano, vacío que nadie se
atreve a cruzar, inhóspito e inseguro, torpe en suma.
Traer
vida a las calles
Partiendo de donde estamos, de las migas que nos
dejaron dispersas en la mesa, podemos aún hoy remediar hasta cierto punto el
abandono y la soledad que inunda el demolido centro histórico de la ciudad de
Toluca. Empecemos por sus calles: la traza urbana debe regresar a ser una
cuadrícula, como lo fue en su fundación. Sabemos que cada esquina es un punto
de reunión, un hito en sí mismo y que hay que recuperarlas.
Dejemos estacionar los autos a lo largo las calles
para evitar la proliferación de estacionamientos de mala muerte y lleguemos al
centro en transporte público, en bicicleta o a pie. La Av. Morelos está
sobredimensionada, puede aceptar el estacionamiento en batería en uno de sus
lados y la circulación en bicicleta debidamente señalizada.
Permitamos usos mixtos de suelo, mayores alturas en
la construcción, mayor densidad en el centro, más gente, más vivienda en pisos
de departamentos, mayor diversidad de vecinos, de actividades y de usos del
espacio público.
Escuela
de Bellas Artes
La idea de llevar la escuela de Bellas Artes al
centro parte de dos certezas: su ubicación actual es inadecuada y su traslado
al espacio vacío de la explanada del Teatro Morelos conllevará actividad y vida
joven a la zona. Baste decir que la institución se encuentra actualmente al
fondo de una calle cerrada que hace esquina con otra cerrada. Esta atípica
situación vuelve difícil el flujo vehicular e inseguro el tránsito peatonal
(ver figura 2) Por otro lado el inmueble
está lejos de pertenecer a las bellas artes y es en cambio, una suma de
añadidos carentes de presencia plástica (figura 3)
Figuras 2 y3 ; Ubicación de la actual Escuela de
Bellas Artes de Toluca. Fuente: Google Earth
La escuela de Bellas Artes está asfixiada en su
locación actual, por eso es que proponemos llevar algunas de sus múltiples
actividades al centro de Toluca, a un sitio que tiene infraestructura vial y de
servicios, que queda a unos metros de las grandes plazas centrales, que está
servida por múltiples líneas de transporte público y del único estacionamiento
arbolado de la ciudad.
El proyecto urbano
El proyecto urbano es sencillo, consiste en
regularizar el trazo de la calle Aquiles Serdán y mantener constante el ancho
de sus carriles vehiculares, para absorber la diferencia en el ensanche de la
acera sur, la que se podrá entonces arbolar cómodamente. Pasa también por la reapertura
de la calle 5 de febrero al tránsito vehicular y al peatonal mediante generosas
aceras arboladas. El proyecto urbano propone
nivelar la explanada del Teatro Morelos con las aceras perimetrales y
convertir el área en una “Plaza Teatrera” a nivel peatonal (de norte a sur).
Las visuales no se verán entorpecidas por este basamento absurdo que en el
presente constituye un estorbo al usufructo franco de los transeúntes. La
diferencia de nivel con el acceso al teatro se zanja con una escalinata que sirve
de gradería para la Plaza Teatrera (ver figura 4). Así mismo se propone la
reubicación del monumento al General Morelos a un sitio articulador de la
circulación convirtiéndolo en un hito urbano.
Figura 4: Rediseño urbano de la explanada del Teatro Morelos, con el
nuevo edificio para la Escuela de Bellas Artes
El proyecto
arquitectónico
Aunque el edificio propuesto no colinda directamente
con los edificios vecinos y está separado a modo de isla, se busca integrarlo
sin disolver su carácter propio. Las dimensiones generales responden a las
preexistencias arquitectónicas vecinas: la altura total del edificio de Bellas
Artes hace eco de la altura del Palacio de Justicia, mientras que la
delimitación de los muros responde a las líneas sugeridas por las fachadas de
dicho Palacio y del Teatro Morelos. El diseño en columnata es característico
del entorno, donde abundan pilares y pilastras y se inspira particularmente en
las columnas pareadas del Teatro Morelos, cuya distancia de intercolumnios será
respetada, ver figuras 6 y 7. También los materiales pétreos propuestos están
presentes en las inmediaciones. Se crea un atrio –un espacio confinado por
columnatas, pero abierto al cielo- con tres finalidades: unificador los
paramentos de los edificios vecinos, enfatizar la presencia del nuevo edificio
y propiciar un espacio para eventos de alto valor simbólico como se parecía en
la figura 5. La iluminación artificial del atrio provendrá de una luminaria
dispuesta como un gran aro suspendido por tensores. Las azoteas son habitables,
los accesos al edificio están altamente jerarquizados y la fachada emplea
líneas de fuerza horizontales como contraposición a las líneas verticales de la
columnata.
Figura 6: Mosaico de imágenes de la
maqueta. Fuente: René Sánchez Vértiz Ruiz
CONCLUSIONES
En base a los postulados teóricos esgrimidos en este
artículo, los autores se dieron a la tarea de materializarlos en un proyecto urbano
arquitectónico. Se realizaron varios renders y una maqueta. Concluida la etapa
de diseño, se obtuvo una reunión con la alcaldeza de Toluca quien explicó las
dificultades interinstitucionales para llevarlo a cabo, a saber, la tenencia de la tierra. El vacío urbano que
es hoy la explanada del Teatro Morelos pertenece a la instancia del Gobierno
del Estado DIF, con la que el H. Ayuntamiento
carece de relación.
Figura 7: Imagen del atrio de acceso a la Escuela de
Bellas Artes. Fuente propia
Esta experiencia nos ejemplifica la manera
desmembrada en que se ejecutan las políticas urbanas en las ciudades del Estado
de México, y la evidente necesidad de que se integre un órgano
trans-interinstitucional que trabaje al margen de los tiempos políticos e integre
a la sociedad en la toma de decisiones que le afectan. La propia Universidad
del Estado de México a través de este ejercicio de Extensión Universitaria se
ve limitada en sus alcances sociales.
Por lo anterior es deseable que al menos este
artículo académico cumpla con el cometido de hacer patente la necesidad de
políticas públicas urbanas tendientes a la revitalización de los centros a
través de la sangre de los jóvenes estudiantes o bien de los desplazados del
sistema formal educativo, quienes en un ámbito citadino de calidad potencien
relaciones sociales frescas y sanas.
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