CONSERVACIÓN DE UN SÍMBOLO
Publicado en CAMBIO 81, Estado de México, febrero 2012
Mientras el antiguo inmueble de la Real y Pontificia Universidad de México construido en 1584 fue demolido en 1910, el edificio del Instituto Científico y Literario que se remonta al abandonado beaterio de 1836, se conserva aún en el centro de la ciudad de Toluca.
Nuestro edificio de Rectoría, como todos lo conocemos, tiene una apariencia homogénea aunque fue construido por partes. La etapa más importante y que le dio su elegante fachada hacia el norte es de 1883 y estuvo a cargo del arquitecto José Luis Collazo, seguida de la obra de los torreones en 1887 a cargo del ingeniero Camacho. El vestíbulo es de 1898 y el aula magna de 1905 según datos del libro “Beaterio de Toluca” del profesor Don Inocente Peñaloza, cronista de la Universidad Autónoma del Estado de México.
Posteriormente el diseño rítmico de ventanas y pilastras clásicas de la fachada norte fue reproducido durante el s XX a lo largo de avenida Juárez, de Gómez Farías y de Rayón y así, mientras por fuera el edificio adquiría unidad, por dentro su entrepiso de vigas de madera era sustituido en tramos irregulares por losas de concreto y de acero para dar cabida a cuatro niveles de oficinas de techos bajos donde originalmente hubo sólo dos elegantes niveles.
Hoy el noble inmueble ha sido restaurado esencialmente en los vestíbulos y a lo largo de la fachada norte con sus dos torreones originales, donde después de desprender las capas de pintura de las superficies, se procedió a aplanar con tierra, cal y baba de nopal. La nueva paleta cromática es una gama sobria que respeta su carácter academicista. Esta intervención en el inmueble histórico me fue encomendada por Rector Eduardo Gasca Pliego en octubre de 2011 y quedan aún pendientes de restaurar los dos grandes patios: el más antiguo conocido como de Los Naranjos de 1851 y el patio poniente, de la década de 1890.
Fue necesario consolidar el muro bajo del torreón cercano al Monumento al Maestro así como desprender las películas de las muchas capas de pintura que impedían respirar a los muros y fue durante estos trabajos que aparecieron curiosas marcas negras entre las capas de pintura gris que alguna vez tuvo el inmueble. Resultaron ser pintas que los estudiantes de los años 70 hicieron en un período de huelgas y disturbios. En esos años las paredes de Rectoría sirvieron a los jóvenes de entonces como el portal del Facebook sirve hoy a los jóvenes contemporáneos.
La pérdida que sufrió la UNAM en 1910 no tiene justificación ante nuestros ojos ni ante la historia de la Ciudad de México ya que una vez consumada la demolición del edificio de la Universidad en la calle de Corregidora, se estableció en el predio un estacionamiento con baños públicos. Por el contrario hoy en Toluca, el inmueble neoclásico de la Rectoría es símbolo de una universidad viva, competitiva y orgullosa de su patrimonio bien mantenido.
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