Sufrimos la arquitectura del siglo XX
en los sanitarios. Hoy, en el XXI, la arquitectura debe adecuarse a la
tendencia de no segregar ni estigmatizar, ni hacer sentir mal a nadie a la hora
de usar un sanitario público.
Ya se han emitido documentos de
identidad donde el sexo es genérico. Lo propio hay que hacer con los baños. Aunque
los edificios son estructuras pesadas, no hay nada más pesado que la estructura
mental que se niega a remodelar las instalaciones. Y la cosa es fácil como
veremos adelante.
Veamos. ¿Por qué este problema no
existe en los aviones y sí en los aeropuertos? Porque el avión es un diseño
evolucionado y la arquitectura en cambio se ha quedado anclada en el pasado. En
un avión no existe el problema, no hay letreros de varones ni mujeres en las
puertas de los sanitarios. Uno usa el que está desocupado y listo. Igual
debería hacerse en cada edificio que alberga público en general, como escuelas,
auditorios, oficinas, etc.
Una cadena de restaurantes ha
resuelto al menos el caso de los minusválidos: en lugar de instalar un espacio
grande y adaptado a la silla de ruedas en cada sanitario segregado por género,
ha instalado uno neutro al medio; medida muy inteligente ya que si alguien necesita
ayuda dentro del baño, puede que la obtenga de su acompañante que no siempre es
de su mismo sexo.
En cambio, en el siglo pasado, la
idea de los sanitarios era bastante absurda. Por ejemplo, en el campus de la
UNAM, diseñado y construido en los 50, los sanitarios son una larga batería de
muebles, donde, mientras son aseados, se inutilizan todos, porque el trabajador
cruza las escobas en la entrada. La opción entonces para quien necesite
refrescarse es caminar casi un kilómetro a la siguiente batería de muebles de
baño. Absurdo.
La solución es hacer baños de avión
en cada edificio nuevo, es decir, cada excusado con su lavabo en un mismo
cubículo. Que lo use quien lo necesite, sin importar su género ni preferencia
sexual. Ahora bien, la adaptación de los espacios ya existentes pasa renovar
los espacios con esta nueva concepción, lo que los volverá más prácticos y
amigables, más limpios y eficientes. Las instalaciones hidráulicas y sanitarias
ahí están, es cosa de hacer cubículos unisex.
Se volverán anacrónicos los íconos del
varoncito y la mujercita en azul y en su lugar aparecerá un solo signo
genérico, quizás WC, donde el excusado y el lavabo sean una unidad. Así la
arquitectura habrá resuelto un problema que ella misma provocó cuando quiso
separar cromosomáticamente las instalaciones sanitarias.
La diversidad requiere soluciones
simples, donde se tiren abajo las concepciones prejuiciosas y anacrónicas, como
la que nos ocupa. Y hablando de ocupar, quizás la puerta de cada sanitario sólo
tenga el semáforo verde y rojo de libre/ocupado.