Publicado en CAMBIO del Estado de México #115, dicembre 2014
La
construcción del tren rápido sobre la vialidad Las Torres de Toluca abre la
posibilidad de enmendar parcialmente los desatinos urbanos que se hicieron
previamente. Propongo que se aproveche la
oportunidad y se otorgue a la ciudadanía un nuevo espacio público accesible
para los peatones dado que los habitantes de ambas márgenes de Las Torres han
quedado irremediablemente separados por una cicatriz imposible de franquear:
los carriles hundidos que pasan por debajo de las avenidas transversales y que
como un río profundo con cardúmenes de autos, impiden el paso a los vecinos de
a pie.
En
un caso particular, este río de autos puede ser recuperado fácilmente y
transformado en un área de convivencia pública. Me refiero al camellón
comprendido entre Jesús Carranza y Colón. En ese tramo de 170 metros de largo,
los carriles se mantienen hundidos a un mismo nivel, son en realidad túneles a
cielo abierto. Pues entonces se podrían tapar y así crear un gran espacio a nivel
de ciudad, a nivel peatonal, una plaza amable que, integrada al verde de los
prados, permita cruzar del sur al norte de la ciudad, de manera tranquila,
segura y bella.
Actualmente
el área no se usa, es inaccesible debido a esos ríos de autos hundidos. De
hacerse la tapa de ambos túneles ganaríamos para la ciudad un área de 12,200 m2
capaz de soportar quioscos, pérgolas, bancas, pistas de patinetas y ciclovías
populares, amén de conectar dos zonas de la ciudad que fueron divorciadas por
la vía rápida.
El
tren no tiene por qué se otro factor divisorio sino por el contrario puede
potenciar un urbanismo como el que aquí se propone que cicatrice las heridas de
un urbanismo agresivo. El tren como nuevo medio de transporte colectivo, nos
acercará las grandes distancias y podrá aprovecharse su obra para hacer ciudad,
cerrando heridas y creando espacios públicos disfrutables.
Démosle
un nombre a esta utopía: Parque Colón o bien Parque Norte-Sur, Jardín vecinal o
Sana sana colita de rana.