TÚNEL BAJO LA SIERRITA
publicado en el No 94 de la revista CAMBIO del Estado de México en marzo de 2013
Conectar ambos mundos; de eso se
trata esta propuesta urbana. La idea no es nueva, pero la herramienta para
desarrollarla llegó a mis manos de manera fortuita. En la feria del libro de
Minería me topé con una publicación de la Fundación ICA: “Vialidades Urbanas
Subterráneas”.
Toluca no es la única ciudad del
mundo que tiene una geografía accidentada, consecuentemente conviene ver qué se
ha hecho en otros lares para reducir el largo de los recorridos y así desanudar
vialidades saturadas, ayudando de paso a bajar los índices de contaminación. Santiago
de Chile, Río, Dublín, Boston, Madrid, Sydney y París han recurrido al uso de
túneles para zanjar en cortas distancias subterráneas, largos recorridos superficiales.
Las técnicas modernas de excavación
permiten realizar túneles de dos niveles (para trenes y vehículos o bien para
ida y vuelta). Quienes vamos a la Ciudad de México recorremos un par de túneles
cilíndricos con absoluta normalidad y somos conscientes que por encima de
nosotros el paisaje está intocado.
En el caso de Toluca, tenemos una
serranía que separa la ciudad fundada por los españoles en el sur, de los
asentamientos prehispánicos en el norte. De Zopilocalco a Rancho La Mora, el
recorrido puede durar 30 minutos a ciertas horas del día, cuando en línea recta
están a un paso. Tanto Santa Bárbara (al sur de la sierra) como Santiago
Miltepec (al norte) se han convertido en sitios inseguros porque están
incomunicados. Son literalmente callejones sin salida que favorecen la
delincuencia debido a la imposibilidad de patrullajes fluidos.
Es hora de realizar obras
inteligentes. Desde 1973 en que se trazó y arboló el Paseo de los Matlatzincas,
sólo se ha dejado hacer a quienes invaden el derecho de vía de la otrora
panorámica vía. Cuarenta años de letargo pueden revertirse con un par de
perforaciones estratégicas. Propongo entonces la creación de un par de túneles
cortos, los que podrán acercar ambos mundos y volver más seguras y más cercanas
ambas márgenes sin tocar el paisaje superior que es asiento de vestigios
arqueológicos fundacionales. De materializarse este par de túneles, el desahogo
de la glorieta de la Marina y de la Maquinita será instantáneo. Las distancias
y los tiempos de recorridos se reducirán y la ciudad ganará en cohesión y
urbanidad.