EL NEGOCIO DEL MATRIARCADO
Publicado en Cambio del Estado de México # 70, marzo 2011
Antigua figura paterna
El programa federal Oportunidades impulsa la maternidad irresponsable al premiar con dinero contante y sonante a aquellas mujeres que no ejercen control natal. Así, el modus vivendi de muchas mujeres se ha convertido en parir a expensas de la beca Oportunidades; beca que premia la procreación femenina sin involucrar a los papás en el destino de sus hijos.
El acelerado crecimiento de la población nacional (cuatro millones más de lo esperado en el censo 2010) está estimulado desde el gabinete presidencial. Si bien las becarias de Oportunidades reciben charlas bimestrales donde se les ilustra en controles natales, sólo reciben dinero las que no hacen uso de ellos, las que paren. No se premia en cambio a aquellas mujeres que deciden hacer una carrera, o que se especializan en algún oficio, no se premia a las que esperan juntar un patrimonio antes de traer hijos al mundo. No, nada de eso, Pavlov le da azúcar al animalito que hace lo correcto y las jovencitas haraganas aprendieron rápido la lección: para recibir el azúcar de Oportunidades sólo hay que embarazarse, formarse en la fila de la beca mes con mes y a más hijos, más becas. Nacen niños sin papás (sólo con progenitores), nacen niños de madres prostituidas por un estado pavloviano, son los hijos de mujeres que comercian la carne humana.
La política social que estimula la maternidad sin responsabilidades está llevando a este país a garantizar un ejército interminable de jóvenes mal nacidos y malqueridos que encontrarán refugio en organizaciones clandestinas. La moda de ganar dinero a cambio de procrear hijos devino de una política social bien intencionada pero errada. El Gobierno de la Ciudad de México instrumentó con López Obrador ayudas a madres solteras, lo cual en sí mismo no estaba mal, si se trataba de una mujer con la tragedia personal de haber traído al mundo un hijo sin padre. Pero no se condicionó (y toda beca debe tener condiciones) a no seguir trayendo bastardos al mundo. Consecuentemente fue una política popular que ahora imita el gobierno federal y hasta el Estado de México.
En su discurso del 2 de Marzo el gobernador Enrique Peña Nieto dijo que en este Estado se seguirá apoyando a las madres adolescentes, promocionando así los embarazos de las jovencitas. Como consecuencia de estos incentivos promovidos por los gobiernos de todas las corrientes políticas, se ha tenido que crear una terminología ad hoc, socialmente correcta para referirse a los niños nacidos a cambio de una beca. Ahora a estos chicos se les llama hijos de familias mono-parentales. Es decir, hijos de la chingada porque las becas premian la desintegración familiar al excluir a los hombres de las responsabilidades de la formación de una familia.
El matriarcado comercializado en cómodas becas mensuales está destruyendo la sociedad mexicana, está pulverizando el crecimiento económico y está reproduciendo la pobreza extrema a gran velocidad. Entreguemos becas a las parejas sin hijos que decidan casarse a partir de los 30 años. Que se premie la responsabilidad, que se incentive la madurez y la plenitud de capacidades. Será una política de largo aliento, que cosechará ciudadanos de bien.