lunes, 9 de enero de 2017

en defensa del paseo tollocan

EN DEFENSA DEL PASEO TOLLOCAN


Ponencia presentada en el III CONGRESO de Arquitectura de PAISAJE en León, Guanajuato, el 22 de agosto de 2002


Antecedentes
El Paseo Tollocan se crea en 1972 a lo largo del antiguo Camino Real entre Lerma y Toluca. Conocido por todos los viajeros que se dirigen al poniente del país, el Paseo Tollocan se caracterizó por ser una refrescante puerta de acceso a la provincia mexicana. Una colosal estatua de Emiliano Zapata se agrandaba ante los ojos conforme se accedía a una vía particularmente amable, sombreada de frondosos sauces llorones y por magníficas matas de colas de zorro dispuestas en zigzag. La recta se perdía en el horizonte flanqueada por generosos acotamientos de mexicano tezontle rojo y, 10 kilómetros más adelante, comenzaba la ciudad de Toluca en la Avenida Hidalgo que conserva palmeras datileras plantadas en 1940 y el monumento a la Madre.
En 1972 el gobernador del Estado era el Profesor Carlos Hank González y su Secretario de Obras Públicas era el Ingeniero Bulmaro Roldán. El encargado del insuperable trazo original del Paseo fue el Dr. en Ing. Melchor Rodríguez Caballero: el paisajista fue el arquitecto Carlos Bernal Salinas. La escultora de las obras monumentales de tezontle rojo fue Ángela Gurría y el director de toda la orquesta, el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez. Lejos de ser una obra huérfana, el Tollocan goza de muchos padres, como toda obra bien hecha.


Descripción

Esta espectacular vialidad se caracteriza por tener en cada sentido dos carriles de alta velocidad y dos de baja, separados por generosos camellones arbolados. El ferrocarril corre paralelo al Paseo, entre los carriles de baja y alta velocidad y abastece fundamentalmente a las industrias automotrices, ya que el transporte de pasajeros ha dejado de funcionar desde finales de los 90. El paseo corre de oriente a poniente y en su lado norte se instala un parque industrial a partir de 1964. Del lado sur se van desarrollando áreas habitacionales. Un vasto camellón central divide los flujos vehiculares. Con sus 10.5 kilómetros de largo y una sección que sobrepasa los 100 metros, el Tollocan constituye un parque de 150 hectáreas.


La vegetación
Sus estratos son elegantes y sabios: los negros juníperos fueron plantados para evitar encandilamientos, los sauces llorones para atrapar el agua y evocar el cauce de una cuenca que se sigue desecando, amén de atestiguar el paso de las estaciones. Grandes chopos fueron transplantados desde Chalco en bosquetes a cada tanto. Contrastes de verdes se producen aquí y allá con algunas coníferas, con un magnífico fresno añoso y por último, con los más viejos sauces blancos del antiguo camino real. Una cubierta de pasto rústico mantiene el verde casi todo el año pese a las heladas invernales.


Los daños
A lo largo de sus 30 años de vida el Paseo ha sufrido y sigue sufriendo muchos embates.
1. Las fuentes de recios chorros que provocaban arcoiris han dejado de funcionar, los miles de “pampagrasses” o colas de zorro fueron rociadas con brea y quemadas de raíz por la Junta de Caminos.
2. El general Zapata fue movido de su eje fundamental y condenado a un lado, donde ha perdido escala y valor. Un par de recientes puentes carreteros motivaron su traslado.
3. Estos puentes nuevos no copian a los otros dos originales existentes, construidos con suaves pendientes en taludes empastados, sino que son producto de una construcción mercantil de obra tipo.
4. Los puentes peatonales que se han construido carecen de diseño, son estructuras estandarizadas, nada adecuadas al paisaje excepcional del Tollocan.
5. Se plantaron indiscriminadamente gran cantidad de cedros blancos (cipreses en realidad) como si fueran lechugas y en ellos se entretienen algunos aficionados a la topiaria. Su aspecto desmerece el conjunto.
6. Un gran mástil sin bandera fue colocado al centro de un área devastada sin pena ni gloria. Retirado en 2005, se erige ahora un monumento a Hank González.
7. Muchos sauces son mochados para que su follaje no impida la visión de anuncios espectaculares.


El ejemplo
Diseñado para ser observado en movimiento y apreciado como una obra estática, el paseo tiene un carácter único. Sus esculturas monumentales tienen la virtud de abrir un compás de formas telúricas al paso de los autos. Recorrerlo es una experiencia grata aún hoy.



La amenaza
En 2002 la Secretaría de Comunicaciones y Transportes del Estado de México acometió la construcción de un tercer carril en la franja de alta velocidad, lo que implicó la pavimentación de 7 hectáreas de áreas verdes, la tala de 470 árboles maduros y la colocación de altas guarniciones de concreto a ambos lados para impedir la visibilidad de los prados. El proyecto pretendió convertir el paseo en un viaducto común y corriente.
Las obras, a cargo de la Junta de Caminos y se llevaron a cabo en forma nocturna.
El despacho del Arq, Pedro Ramírez Vázquez conoció del proyecto y designó al Arq. Arturo Márquez Serrano para rediseñar los puentes peatonales que se colocaron y que carecen de diseño adecuado.


Reflexiones
En treinta años el Paseo Tollocan ha estado solo, no se ha construido ninguna otra vialidad alterna, mientras la ciudad de Toluca y su área conurbada crecieron 10 veces. La SCT no presenta ningún estudio de ingeniería de transporte ni de simulación de distintas alternativas para soportar este nuevo ataque a esta obra patrimonial. El diagnóstico de que el Paseo Tollocan quedó chico, no es sensato porque el Tollocan no puede crecer. Hacerlo crecer a la fuerza es tanto como destruirlo Existen opciones viales alternas como la conclusión de la vialidad “Las Torres” que no tiene principio ni fin, o el libramiento norte que saliendo de la autopista México-Toluca a la altura del río Lerma se piensa que derive el tránsito que se dirige hacia el norte, es decir, hacia Querétaro y Guadalajara.


Alternativas
Como quedó claro en el Foro que sobre la conservación del Paseo Tollocan se llevó a cabo en el Salón de Cabildos del H. Ayuntamiento de Toluca, el 4 de septiembre de 2002, la vulnerabilidad de toda la ciudad se encuentra en contar con sólo una vía de importancia como el Tollocan. El viernes 11 de octubre de 2002 los tianguistas del Mercado Juárez cerraron esta vía provocando un caos mayúsculo. La ciudad carece de vías alternas y quedó probado lamentablemente en la práctica, que no importa cuántos carriles se le añadan al Paseo, mientras siga siendo la única vía de acceso a la ciudad, los riesgos de paralización seguirán latentes.
La zona industrial, al norte del Paseo, carece de una vía paralela que permita el regreso de los trailers sin necesidad de reincorporarse al Tollocan a través de sus congestionados puentes. Las incipientes calles que abastecen a las industrias se ven truncadas por asentamientos arbitrarios como el de General Motors que se apoderó de terreno y vialidades a un tiempo. La complacencia oficial sin duda permitió tal absurdo urbano heredando los problemas de circulación a la actualidad. La carga pesada de trailers y camiones debe obligadamente recurrir al Tollocan como única vía de salida debiendo reintegrarse cruzando sus puentes que están más que saturados y que lo seguirán estando mientras no haya alternativas de circulación.
Por otro lado, al sur del Paseo, se fue construyendo de tramo en tramo la vialidad Las Torres, bajo las líneas de alta tensión. Esta vía de 3 carriles en cada sentido no fue asesorada por ningún paisajista, consecuentemente, su amplio camellón de hasta 100 metros de ancho carece de tratamiento y suele ser basurero de cascajo entre milpas. Careciendo de drenaje pero contando con altísimas guarniciones, Las Torres se convierte en un río en días de lluvia. El agua no alcanza sus prados y no se reabsorbe como en el sabio Paseo Tollocan. Pero lo peor es que esta vía, Las Torres, sigue inconclusa y en la actualidad tuerce su trazo y lleva toda su pesada carga vehicular precisamente al Paseo Tollocan a la altura del Boulevard Aeropuerto.
Las alternativas de circulación pueden llevarse a cabo si se teje una trama fina de pavimentación de calles tanto al norte como al sur del Paseo, permitiendo al tránsito local salirse del Paseo encontrando su ruta doméstica cotidiana. Los mayores estorbos a este simple plan lo constituyen conspicuas construcciones que se han asentado sobre las brechas, como el hotel Holliday Inn, que se localiza obstruyendo la calle Francisco I. Madero. Las transversales, las vías norte-sur son también necesarias y existen insinuadas en terracerías. Lamentablemente no es política municipal el pavimentarlas antes de su invasión y consecuentemente al sur del Tollocan que es zona urbana, sólo existen macromanzanas. Las distancias entre una y otra vialidad norte-sur es tal que no se pueden realizar a pie. Consecuentemente los recorridos se tornan muy largos aunque las distancias a salvar sean cortas, porque sólo ingresando al Paseo Tollocan se logra acceder a otra vialidad.

La propuesta
1.- Una posibilidad para que el Paseo Tollocan deje de ser agredido y que recupere su lustre y plenitud es la de elevarlo al rango de Patrimonio Natural y Cultural de la nación o de la Humanidad a través de la UNESCO. De otra manera los pocos interesados en su conservación nos vamos cansando de luchar contra la insensatez de funcionarios públicos que empiezan obras baratas en cada período electoral sin medir las consecuencias.
2.- Es necesario que los Secretarios de Desarrollo Urbano y Obras Públicas del Estado dejen de ser Ingenieros Civiles, ya que en su preparación profesional carecen de materias como Urbanismo y Paisaje y arremeten contra el patrimonio vegetal como contra chatarra pestilente.
3.- Es necesario que el Secretario de Comunicaciones y Transportes que impulsa la idea de destruir el Paseo Tollocan deje de ser un Abogado.
4.- Es necesario que se realicen los libramientos norte y sur antes de seguir con la destrucción del Paseo.
5.- Es necesario divulgar los valores paisajísticos, históricos y estéticos del Paseo Tollocan para que la población local lo valore en su justa medida y lo defienda de los agresores de hoy y de mañana.
6.- Se debe reposicionar la escultura ecuestre del General Zapata donde siga dando la bienvenida al viajero flanqueado como antes, por el ejército de sauces llorones.
7.- Se deben retirar las decenas de anuncios espectaculares que el Gobierno del Estado se atrevió a colocar a lo largo de sus camellones e impedir que nadie vuelva a colocarlos.
8.-Es necesario volver a hacer funcionar las fuentes y las ciclopistas, replantar los cuatro kilómetros de pampa grasses y limpiar de basura sus largos y maltratados 10 kilómetros.