viernes, 23 de agosto de 2013

Plaza Colón

UNA NUEVA PLAZA PARA TOLUCA                                                                 Susana Bianconi
La Plaza Colón puede materializarse en un dos por tres. Un nuevo espacio público desde donde contemplar el mejor monumento que tiene Toluca y un remanso peatonal para los miles de estudiantes universitarios de la zona.
Ya lo intuye el lector, permítame concluir. Los carriles centrales del Paseo Tollocan se hunden varios metros para pasar por debajo de las avenidas transversales  Paseo Colón y Jesús Carranza.  La distancia entre ambas es de 112 metros y es un gran espacio a cielo abierto. Este hueco mide además 24 metros de ancho; es en la práctica un túnel sin tapa.

Ya lo resolvió el lector, sí, pongámosle tapa, coloquemos una estructura ligera tridimensional entre los recios muros que soportan el empuje de la tierra para obtener un espacio público de gran utilidad y belleza. Si bien no se podrán plantar árboles en esta gran plaza de 2,688 m2, sí se podrán colocar pérgolas, trepadoras, bancas, luminarias y flores.

Entonces será más seguro y menos tortuoso cruzar desde las facultades de química, medicina y enfermería a las instalaciones de odontología y planeación. Se trata de un barrio universitario que puede adquirir la calidad urbana que se merece a escala humana.

Techar ese tramo de la autopista urbana Tollocan a la altura del monumento a Colón dará un espacio de calidad entre los carriles de baja velocidad que es donde se abordan los autobuses y donde los jóvenes carecen de espacios donde socializar. Esta es una propuesta cicatrizante, dado que las vías rápidas nos han lastimado nuestra forma de vivir la ciudad, nos han privado de la posibilidad de caminar a gusto, nos han roto la ciudad con vehículos que sólo pasan de largo.

Y aunque no llegue a ser la plaza más bonita del mundo, siempre será más bella que el hoyo gris que se tiene actualmente a unos pasos del exquisito monumento a Colón.

 

lunes, 5 de agosto de 2013

FORMA Y FIGURA


FORMA Y FIGURA… hasta la sepultura
Publicado en la revista Cambio, Edo. de Mex, julio 2013, pag 32


¿Cuál es la forma de los edificios modernos?

Hay dos claras tendencias en nuestros días: la geométrica y la informe.

La primera es la que se construye con ejes de simetría y claridad en la bajada de cargas, como por ejemplo las torres de Londres y de Barcelona, que rotan sobre su eje central como cúpulas puntiagudas.   También los edificios ortogonales que suben rectos hacia el cielo como los sobrios muros de Luis Barragán.

  La segunda tendencia carece de forma geométrica, no se repite así misma ni como un nautilos cada 1.61 veces ni se mira en un espejo de simetría. No se parece a ninguna forma biológica o mineral. Sólo se parece a sí misma, es única e informe como el Guggenheim de Bilbao o el Soumaya de la Ciudad de México. A este grupo podemos añadir  las Torres Bicentenario ubicadas en la antigua Puerta Tollotzin de Toluca, haciendo la aclaración  de que esas estructuras no constituyen un edificio sino un monumento hueco.

Y la división entre una y otra expresión formal arquitectónica viene de la mano de la capacidad de calcular las estructuras en computadoras. Imposible hubiera sido concebir edificios caprichosos antes de los programas de cómputo que resuelven ecuaciones para cada componente, único en sí mismo y sometido a solicitaciones también únicas.

La lógica estructural que acompaña a las construcciones con al menos un eje de simetría, se vuelve inexistente cuando se analiza un edificio del segundo tipo. Éstos últimos son  fruto de una sociedad que crea dentro de la ambigüedad de nuestro tiempo, de indefiniciones,  inseguridades y necesidad de llamar la atención de los alcaldes o emires millonarios capaces de financiar obras que den de qué hablar.

La ductilidad es la tendencia en el mundo tradicionalmente estable y sólido de la arquitectura.  Los chicles pegados en las suelas de los zapatos parecen ser la inspiración de los arquitectos estrella. ¿Cómo hacer entonces para conservar los centros históricos de nuestro Estado de México, si nuestros estudiantes  de arquitectura desayunan esos chicles de la vanguardia internacional en los escaparates de las firmas más caras y banales del mundo?